sábado, 3 de octubre de 2015

JUAN MANUEL FERNANDEZ DAGUERRE,UN JUEZ PROBO QUE DECIDIO JUBILARSE

Se retiró de la actividad el miércoles pasado. Asegura que en Mar del Plata nunca sufrió condicionamientos para dictar sentencias o tomar decisiones. Pero dice que a nivel nacional son evidentes los condicionamientos políticos y económicos.
Juan Manuel Fernández Daguerre concluyó el miércoles su actividad en el Poder Judicial.
A los 63 años, Juan Manuel Fernández Daguerre le puso fin a su carrera judicial. El miércoles fue su último día. Atrás quedaron sus 17 años como juez, los primeros diez de primera instancia y los últimos siete como juez de Cámara. A lo largo de su trayectoria vivió distintas épocas, pero asegura que en la ciudad nunca sufrió condicionamientos de ningún tipo para dictar sentencia o tomar decisiones. Por eso está convencido de que, "aun equivocados, los jueces de Mar del Plata son independientes".
Dice que no puede sostener lo mismo sobre lo que ocurre a nivel nacional. Donde ve jueces que, ante una denuncia que puede involucrar al poder por enriquecimiento ilícito, negociaciones incompatibles con la función pública o lo que fuera, "cierran las causas sin investigación". Como ejemplo de falta de independencia pone el caso de la renegociación de la deuda de la provincia de Formosa con el Ministerio de Economía. "Se le pagaron 7 millones de pesos a una empresa inexistente y esto todavía no ha tenido una sanción", lamentó.
El poder político no es el único condicionante, según advierte. "Por otro lado, no puede ser que una ley sancionada por el Congreso casi unánimemente tarde cuatro o cinco años en ponerse en funciones porque hay una medida cautelar que lo prohíba." Se refiere a la ley de medios, frenada por una medida cautelar presentada por el Grupo Clarín.
"En los dos casos, claramente, había una intención: unos defendiendo a un sector y otros defendiendo a otro. Cuando pasa eso es terrible porque la Justicia es el último reducto al que el ciudadano puede ir a reclamar por su derecho", define. Y refuerza con un ejemplo: "Si uno el día de mañana tiene que ir a pelear contra la empresa en la que trabaja porque lo despidieron, y tiene que ir solito, tiene las de perder. Tiene que haber un juez que equipare ese poder."
Un largo camino
Fernández Daguerre inició su camino en la Justicia mucho antes de convertirse en juez. Antes había sido empleado judicial mientras estudió: del 72 al 80. También pasó por la política: fue delegado del Ministerio de Trabajo de la provincia ("el primero de esa subsecretaría", aclara) y concejal por el radicalismo durante cuatro años: abandonó la banca en diciembre de 1991, cuando Mario Russak asumió como intendente.
"Cuando en el 98 modificaron el Código de Procedimiento Penal y se implementó el sistema acusatorio, concursé para juez y defensor, aprobé los dos exámenes y terminé siendo juez", recuerda.
Nadie le tuvo que contar cómo cambió la Justicia en las últimas décadas: él lo vivió. "Cuando ingresé en el año 72, el sistema no era acusatorio. El juez que investigaba y tomaba todas las medidas de coerción mientras duraba el juicio era el mismo que dictaba la sentencia, con lo cual había una contaminación previa de quien tenía que tomar la última decisión. Difícilmente esto se transformara en una absolución", analiza.
"En aquel momento la Justicia tenía únicamente investigación por parte de la policía. Se instruía la causa y un detenido podía llegar a los siete o diez días ante la presencia del juez. Había habeas corpus, otro tipo de medidas, pero era todo mucho más lento y la posibilidad de ser encarcelado sin motivo era mucho más simple", compara.
Desde su punto de vista, un juez debe tomar las decisiones por sus convicciones, su formación y las pruebas que le han alcanzado. "Si lo hace por cualquier otro motivo, estamos en problemas", advierte. Uno de esos motivos puede ser la presión social o de los medios. "En algunos casos, por más que yo quiera ser duro, si se dan ciertas condiciones lo que corresponde es la absolución o la excarcelación, y eso se vive como una falencia de la Justicia. Ahí está el Colegio para salir a defender la actividad."
La dureza que ahora se pide ante determinados delitos "tiene un límite", avisa Fernández Daguerre. "El límite es la ley."
Dos medidas marcaron su trayectoria. En 2006, autorizó a una mujer a someterse a una operación para cambiar de sexo. En ese momento fue una medida inédita en el país. "Armó mucho revuelo", recuerda. En 2012, firmó la excarcelación de Rodrigo "La Hiena" Barrios, que afrontaba un juicio por el homicidio de Yamila González. "Mis hijos miraban conmigo televisión porque al lado del viudo de la chica aparecía el padre diciendo 'estos son los jueces que lo dejaron en libertad'. Pero fue una decisión correcta, no tenía riesgo de fuga, aunque la gente nos pedía que lo dejáramos a vivir (en la cárcel). Y hoy está preso porque tiene una sentencia condenatoria."
Como miembro del Colegio de Magistrados (fue presidente del de Mar del Plata durante ocho años y ofició cuatro años como vicepresidente del provincial) impulsó junto con las cámaras departamentales, el Colegio de Abogados y el gremio de los empleados judiciales la construcción de la Ciudad Judicial, un proyecto que todavía no se concretó.
"Este gobierno provincial hizo muchísimo por esto", comenta. Y no pide la esperanza: "Tengo confianza de que se va a hacer. Sueño con ir algún día a la inauguración como ciudadano común."
Gentileza Diario La Capital de Mar del Plata

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