El gobierno bonaerense se reunió esta tarde con los gremios docentes y estatales a paritarias para presentar una nueva oferta salarial, pero el conflicto estuvo lejos de destrabarse. Y por consiguiente, se retrasará el inicio de las clases.
Los principales gremios docentes bonaerenses ratificaron hoy el paro de 72 horas que iniciarán mañana tras el fracaso de la paritaria en la provincia y advirtieron que extenderán la medida si el gobierno no presenta una propuesta superadora.
La decisión fue anunciada por el jefe de Suteba, Roberto Baradel, que integra el Frente Gremial Docente Bonaerense.
"Lo que han hecho es ratificar la propuesta que ya habíamos rechazado", dijo Baradel, mientras la jefa de la FEB, Mirta Petrocini, advirtió que fue una oferta "maliciosa".
A nivel nacional la oferta volvió a ser insuficiente
El propio jefe de gabinete, Jorge Capitanich, anunció que "no hubo acuerdo" salarial con los gremios docentes, tras hacerle una oferta del 31 por ciento en cuatro cuotas hasta junio de 2015.
La oferta oficial fue la original del 22 por ciento para este año en tres cuotas (12 por ciento en marzo, 5 por ciento en agosto y 5 en noviembre) más otro 9 por ciento en marzo del año próximo, según detalló Capitanich.
Además, el jefe de Gabinete sostuvo en conferencia de prensa que se ofertó tres cuotas de 1.000 pesos por presentismo para junio y diciembre de este año y junio de 2015.
La secretaria general del gremio docente CTERA, Stella Maldonado, que rechazarán "por improcedente" el eventual dictado de una conciliación obligatoria por parte del Gobierno frente al paro de 48 horas a partir de mañana, en el inicio del ciclo lectivo, en medio de la disputa por el salario de los maestros.
Tras considerar "absolutamente insuficiente" la nueva oferta de la Casa Rosada, de 31 por ciento de aumento hasta junio de 2015, la directiva subrayó que ahora "la CTERA está en condiciones de aplicar las medidas" decididas previamente en un Congreso, de "48 horas de paro, los días 5 y 6 de marzo".
Con esta propuesta, la educación pública no es para la presidenta Cristina Fernández una cuestión estratégica para el desarrollo del país. Primero porque ofrecer solo el 22% de aumento para el presente año, es -una vez más- negar la inflación que en lo que va del año supera el 7%.
Tampoco a Capitanich se le cayó la cara de vergüenza al remarcar las políticas del gobierno K en materia de educación como por ejemplo los planes de entregas de netbooks (distribuidas en escuelas digitadas a dedo, con los habituales mecanismos del clientelismo político), negando la crisis educatica que afronta el país en un contexto de desilgualdad absoluta.
La realidad nos muestra que millones de chicos, cuyos padres no tienen otra posibilidad que enviarlos a una escuela pública, están siendo formados por docentes con salarios de hambre, que se han proletarizado como consecuencia del deterioro social y económico que se viene registrando en el país.
Esta situación no es producto de la casualidad. Forma parte del proyecto político de un gobierno nacional que está enfermo de poder y que necesita de un pueblo inculto, sin espíritu crítico, para poder seguir obteniendo el voto fácil con el clientelismo político.
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