Una denuncia de la central sindical española pide que se determine si tiene vínculos con esos fondos. Los planes de los acreedores para dividir la empresa y la amenaza de despidos que pone en riesgo la operación en la Argentina.
El grupo español Codere, que opera catorce salas de bingo en la provincia de Buenos Aires, enfrenta su peor momento. Cercados por las deudas producto de manejos poco claros en los mercados financieros internacionales y luego de declarar el preconcurso de acreedores a principios de año, los accionistas de la empresa enfrentan ahora la presión de fondos buitre que intentan cobrar sus acreencias y una investigación judicial que pone a la compañía al borde del abismo.
El fondo buitre Blackstone, que operó también con deuda argentina, adquirió a varios bancos bonos de la deuda que Codere mantenía con el sistema financiero con la información conocida de que el grupo español afrontaba una posición complicada como resultado de la pérdida de ingresos en sus locales españoles producto de la crisis económica.
A ese panorama en España se sumaron los cambios regulatorios en México y en Argentina, que en este último caso limitaron la posibilidad de girar utilidades. Las accionistas de Codere pretendían utilizar los dólares que ganan en el país para cancelar sus deudas españolas, pero el cierre del grifo complicó aun más su situación.
El grupo español, formado por capitales nunca bien esclarecidos, es propietario de casinos y salas de bingo en todo el mundo. En la Argentina, inició el año pasado un plan de ajuste que incluyó un intento de despidos masivos (se mencionaba la posibilidad de recortar la nómina de personal cesanteando a entre 800 y mil trabajadores) con el objetivo de vender el 20% de las acciones a un fondo de inversión asiático.
Frente a esa situación, la Federación Estatal de Comercio, Hostelería-Turismo y Juego de España de la UGT (la central obrera española) presentó una denuncia contra la sociedad indirecta que se habría conformado entre Codere y fondos de inversión entre los que están Canyon Capital Finance y GSO Special Situations Fund, y la casa matriz, el fondo buitre Blackstone.
La denuncia alcanza también a las entidades financieras y bancos que vendieron a los fondos buitre los títulos de Codere. Los bancos mencionados en la denuncia son Credit Suisse, BBVA, Barclays Capital y Houston Caualty Company.
Pese a la gravedad de la situación, el gobierno de Mariano Rajoy se niega a tomar cartas en el asunto. El argumento es que, con una gran cantidad de familias españolas que son víctimas de fondos buitre que se quedan con sus viviendas en medio de la crisis, no hay ninguna posibilidad de atender las necesidades de una empresa dedicada al juego.
Esa negativa del gobierno español a salvar a la compañía tiene también un costado político, ya que la familia fundadora y principal accionista de Codere, los Martínez Sampedro, enfrenta fuertes críticas de parte de la sociedad por sus manejos poco claros y una deuda multimillonaria, la gran mayoría en manos de fondos buitre.
La estrategia de esos inversores pasaría por reclamar el comando del grupo, para luego dividir la compañía con el objetivo de obtener pingues ganancias.
Según reveló la Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE) los accionistas intentan esquivar esa embestida y para eso presentaron tres propuestas alternativas a los acreedores, que incluyen una moratoria que propone postergar el pago de intereses de la deuda durante tres años. En el caso de que los bonos no se paguen a la fecha de vencimiento, podrán convertirse en nuevas acciones.
La segunda alternativa distribuye el control de la compañía entre los accionistas mayoritarios y los bonistas que controlarían el 70% del capital en una parte comandada directamente por los bonistas y otra en una alianza con la familia Martínez Sampedro.
La última variante es un cambio en el capital en el que el 20% se le asignará a los bonistas y el 80% restante a los accionistas con una consideración especial para los minoritarios.
Mientras tanto, el reloj corre para la compañía que está en situación de preconcurso de acreedores y cayó en default porque no pudo cancelar una deuda de 127 millones de euros, apenas el diez por ciento de un pasivo que, según cálculos del mercado, llegaría a los 1200 millones. El futuro de la empresa es hoy un interrogante. «
Una compañía marcada por las denuncias
En 2012 Codere donó a la Municipalidad de General Pueyrredón 814 mil dólares para afrontar "obras de iluminación y embellecimiento" en sectores de la costa marplatense. El intendente Gustavo Pulti presentó una ordenanza ante el Concejo Deliberante para que se aceptara la donación y allí se desató el escándalo que incluyó denuncias de lavado de dinero por parte del Grupo español. De hecho, Daniel Romeo, presidente de la Fundación Fundamental de Mar del Plata –que se dedica a la rehabilitación de personas que sufren de ludopatía–, rechazó esa donación de Codere a la municipalidad, y la definió como una operación de "lavado de dinero" por parte de la empresa que vivió su época de esplendor durante la década del '90. Fue durante los gobiernos de Carlos Menem que devino en un gigante del juego de azar y transformó a la Argentina en su principal fuente de ingresos. Pero la extensión de la empresa abarca a toda la región, y por lo tanto también la preocupación por el incierto futuro de la compañía. La prensa uruguaya reveló que la filial latinoamericana Codere América también solicitó en España el preconcurso de acreedores, siguiendo los pasos de su casa matriz. Ese pedido planteó un signo de interrogación sobre el funcionamiento del Hotel Sofitel Carrasco (del cual Codere es el mayor accionista con el 51% de Carrasco Nobile). La preocupación se extiende también sobre la situación del Banco República que le otorgó un crédito por 25 millones de dólares al hotel garantizado con la recaudación del casino, según informó el semanario Brecha.
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