sábado, 24 de febrero de 2018

JUAN DOMINGO PERON ELECTO POR PRIMERA VEZ PRESIDENTE DE LOS ARGENTINOS








 



       
 
 

Luego del vendaval  que significó el 17 de Octubre de 1945, el viernes
 19 de octubre se recompondría el gabinete ministerial, llamando la atención la
 designación del  del Interior, coronel R.E. Bartolomé Descalzo, amigo
de Justo, de ideas liberales y  del  Sanmartiniano. Es que
 lo unía a Perón una antigua amistad y era un  de conocida rectitud:
 esto significaba una garantía de corrección en el proceso electoral, convocado
 para el 24 de febrero de 1946.

Descalzo instruyó a todos los Interventores provinciales, con un  acento
 militar, para que diesen igualdad de trato a todos los  políticos.
Había una desventaja, el movimiento político que encabezaba Perón estaba en
pañales, es decir, que necesitaba tiempo para consolidarse, designar sus
 (o congresos) y autoridades partidarias, eligiendo los candidatos
 para los puestos representativos y los gobiernos de . En cambio la Unión
 Democrática estaba perfectamente preparada para el acto electoral. En la
  llevarían como candidato a  a Crisólogo
 Larralde.
A poco del 17 de octubre se había formado la  Renovadora de la Unión Cívica
 Radical, presidida por Quijano, que integraría el naciente "peronismo". Por la provincia
 de Buenos Aires, provenientes de esa estructura partidaria, se incorporarían al
 peronismo Alejandro Leloir y Alberto Reales.
La Unión Industrial financiaba la campaña de la Unión Democrática, según lo
habían probado los empleados del Banco Nación al fotografiar el cheque delator.
Pero, habría un desquite de los "democráticos" con un cheque del Jockey Club de
 La Plata al Interventor de Buenos Aires, general Albariños, indudablemente para
 gastos políticos. El gobierno había tenido la pulcritud de nombrar comandantes
electorales a distinguidos generales y almirantes para fiscalizar las elecciones.
El comandante electoral de Buenos Aires, vicealmirante José Zuloaga, exigió la
 cesantía de Albariños, apoyado por el cuerpo de oficiales navales, que visitaron el
17 de enero de 1946 a Farrell encabezados por el ministro de Marina Pantín: o
renunciaba Albariños, o los marinos renunciaban a controlar la elección. Farrell
no tuvo otra alternativa que transferir a Albariños a una jefatura a Campo de Mayo, reemplazándolo por un hombre de su absoluta confianza: el ex interventor bonaerense
 Sáenz Kelly.
En lo que luego sería el "peronismo" nada era fácil, había que transformar un
 movimiento espiritual en un partido político. En realidad nunca encuadraría
 como partido político. Había un jefe y una masa, lo demás era "cartón pintado".
 Esto no quisieron aceptarlo quienes se sentían dirigentes. Los radicales renovadores
 –divididos en quijanistas y antillistas- querían imponer sus propios candidatos,
desde la vicepresidencia, pasando por las gobernaciones, hasta las diputaciones.
 Algo semejante pasaba en el laborismo, donde cada sindicato tenía sus propios
 candidatos. Aunque los laboristas debieron ceder algunas posiciones en las listas,
 pudieron tener el orgullo de que Perón fuera “el afiliado Nº 1” y Mercante –hijo de
 ferroviario sindicalista-, el candidato a la gobernación de Buenos Aires.
Los elementos de la vieja política querían aprovechar al nuevo "partido": fracasados
 del radicalismo, conservadores, centros socialistas, aprovechándose de su experiencia
 trabajaban sus candidaturas. Los únicos que parecían tener conciencia movimientista
eran los centros cívicos Coronel Perón.
Perón quiso unificar el conglomerado en el Partido Único de la Revolución, pero
fracasó (más tarde conseguiría formar el partido peronista, luego Movimiento
 Nacional Justicialista). No pudo imponer, como era su deseo, a Leloir-Bramuglia
 en Buenos Aires, y dificultosamente conseguiría que laboristas y radicales antillistas,
 aceptaran a Quijano como candidato a vicepresidente. Los laboristas hubieran
preferido a Mercante, pero éste solucionó el problema a Perón aceptando la
candidatura laborista a gobernador de Buenos Aires.
Es más, las dos fracciones del peronismo-laborismo y radicales renovadores (a los que
 hay que sumar grupos independientes, de origen nacionalista o conservador, por lo
 general agregados a los primeros), fueron divididas a las elecciones de la provincia
 de Buenos Aires.
El 9 de febrero José Tamborini y Enrique Mosca, candidatos de la Unión Democrática
 (la oposición según cantara tan bien Copani) fueron proclamados en la plaza del
 Congreso; el 14 le tocó a Juan Domingo Perón-Hortensio Quijano en la plaza de la
 República.
Fuera de Perón, y unos pocos, nadie creía en el triunfo. En Buenos Aires sería posible,
 aunque preocupaba la división antes aludida.
Ante el ataque irracional del Secretario Adjunto de la Embajada norteamericana,
 Spruille Braden, en su Libro Azul, Perón respondería con el Libro Azul y Blanco y el
 12 de febrero diría a sus partidarios enfervorizados: "La disyuntiva de esta hora
 trascendental es ésta ¡Braden o Perón!".
El 16 de febrero el Partido Laborista, la Unión Cívica Radical Junta Renovadora y los
 hombres de FORJA de Bahía Blanca presentaron la fórmula presidencial. Con ese
 motivo y alrededor de las 23 horas se hicieron presentes en los balcones del principal
 teatro bahiense el coronel Perón, a quien acompañaba también su compañero de
 fórmula el Dr. Quijano.
Como principal representante del Laborismo provincial habló Cipriano Reyes. Por el
 Laborismo de Bahía Blanca se manifestaron los candidatos Miguel López Francés y
Eduardo Julio Forteza. Finalmente, Roberto Volpe y Justo Mouzo, representantes de
 la Unión Cívica Radical Junta Renovadora, hicieron conocer también sus propuestas.
Toda una fiesta cívica en la noche bahiense. Esto no impidió que al retirarse la manifestación efectuara una sonora rechifla frente a las editoriales de los diarios "El Atlántico" y "Democracia" que estaban ubicadas en la calle Zelarrayán. También adoptaron la misma actitud frente al diario "La Nueva Provincia". Todos estos periódicos mantenían una actitud de hostilidad frente a la fórmula Perón-Quijano.
Toda la oposición a Perón destacó la indiscutible corrección de las elecciones del 24 de febrero. Hasta el día siguiente al acto electoral todos creían que había triunfado Tamborini.
Al realizarse el escrutinio, resultó que en el orden nacional Perón se había impuesto en Capital, Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Tucumán, Santiago del Estero, Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca, Salta y Jujuy.
En el orden provincial, el peronismo ganó todas las provincias, menos en Corrientes donde una coalición conservadora se impuso en el colegio electoral. Específicamente en la provincia de Buenos Aires, cuyos totales oficiales recién fueron reconocidos en abril, la fórmula Perón-Quijano obtuvo cuatrocientos cincuenta mil setecientos setenta y ocho votos y Tamborini-Mosca trescientos veintidós mil ochocientos ochenta y un votos.
Para el ámbito provincia, en los cargos de gobernador y vicegobernador los resultados definitivos dieron el triunfo a la fórmula Mercante-Machado con un porcentaje del 53,2 %, superior –como no podía ser de otra manera- al nivel nacional.
Perón debía asumir la presidencia el 4 de junio de 1946. Un decreto de Farrell del
29 de mayo lo restituía a la actividad militar y lo ascendía –con fecha 31 de diciembre
 de 1945- al grado de general de brigada.
Perón no debió haber aceptado, pues el pueblo lo reconocía como "el Coronel". Es que
 generales habría muchos, pero "coroneles del pueblo" hubo solamente tres: Manue
l Dorrego, Juan Perón y Domingo Mercante (perdón, me olvidaba de Cogorno).
El flamante movimiento popular, en lo cultural, planteó una impresionante
 reivindicación de lo nacional, de lo telúrico; y ni que hablar de Mercante,
 siendo bonaerense e hijo de ferroviario. Había que rescatar lo nuestro y sentirse
 orgulloso de nuestra esencia hispano-criolla, representada fundamentalmente en
 el arquetipo del gaucho.

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