jueves, 24 de abril de 2014

EL DUEÑO DE LOS CANDADOS, ACERCA DEL PROYECTO DE TRASLADO DE LA CARCEL DE BATAN

 

(Escribe ADRIÁN FREIJO) - Como en la hermosa canción El Carcelero, de Horacio Guarany, parece que en Mar del Plata también tenemos “dueños de los candados” o al menos quienes desean disponer de la cárcel de Batán como si fuese un hecho propio y aislado de la realidad. Sin embargo sería bueno que mirasen  su alrededor y tratasen de ver con claridad lo que es posible y lo que no. Porque la copla también decía “de nada vale que corran…si el incendio va con ellos”.
Nadie en su sano juicio puede rechazar la idea de que alguna vez el presidio cercano a la ciudad de Batán sea desmantelado.
La experiencia desde su inauguración no ha sido buena y la recurrencia de sus egresados en el delito fue una constante que en mucho ayudó al crecimiento de la inseguridad en Mar del Plata y la zona. Ponernos a enumerar en esta nota los motivos de tales resultados sería tan ocioso como extemporáneo; las cosas son así…y punto.
Sin embargo la idea de su traslado tiene que estar acompañada por visiones serias, fundamentadas y sobre todo realistas.
El Gobernador acaba de anunciar un estado de emergencia en materia de inseguridad y como una de las medidas concretas para combatir el flagelo dispuso la construcción de cuatro cárceles en el territorio provincial y ello tiene relación directa con la insuficiencia notoria en materia de alojamiento de procesados y condenados.
Sería bueno recordar que esa escasez tiene hoy relación directa no tan sólo con el hacinamiento sino con la exasperante amplitud con la que los jueces resuelven la libertad de delincuentes que en realidad deberían estar a buen resguardo por un tiempo.
Si desmantelamos Batán habrá que reinstalar a sus “huéspedes” en alguna de esas cuatro nuevas cárceles –las demás están atiborradas- lo que significaría tan sólo un cambio de locación y no un aumento de disponibilidad que no sólo es lo que se busca sino también lo que la gente solicita a gritos.
Descartado el delirio de  históricos reclamos (“que los manden a Isla de los Estados”, “que vayan a picar piedra al sur”, “que levanten cárceles en la Antártida” y cosas por el estilo) por el simple hecho de estar hablando de delitos que violan el Código Penal de la Provincia de Buenos Aires y que por tanto deben ser juzgados y castigados dentro de su territorio, sería bueno preguntarnos entonces si no estamos obrando con desaprensión bonaerense y tratando de tirarle el problema a algún partido vecino, desconociendo que ya es tiempo de comenzar a pensar nuestro territorio como un todo y actuar también en consecuencia.
¿Es entonces el momento de proceder a lo que propone el proyecto “#ChauCárcel” lanzado hace pocas horas por Emiliano Giri, con el acompañamiento de José “Pepe” Scioli, Francisco De Narváez y sectores del radicalismo local?. Ciertamente no…lo que no significa que el mismo sea malo sino apenas extemporáneo.
Hoy tenemos que SUMAR cárceles y RESTAR delincuentes libres; mañana, si hacemos las cosas bien, será el momento para pensar en traslados, demoliciones y otras yerbas.
El presidio de Batán debe ser bien administrado, adecuadamente controlado y sobre todo tiene que trabajarse seriamente en el control ultramuros de quienes egresan del lugar.
Es decir, debe convertirse en un eslabón del sistema carcelario que el hombre creó hace siglos como una forma de AISLAR a los delincuentes del mismo modo que los hospitales aíslan a los enfermos y los manicomios lo hacen con los locos.
Sacarse de encima el problema y tirárselo por la cabeza a los demás es aceptar que hemos sido derrotados por la incapacidad, la corrupción y la desidia.
Y creer que quienes salgan de penales geográficamente aislados se van a quedar dando vueltas por la inmensidad de la pampa en vez de buscar rápidamente las grandes ciudades es apenas una estupidez.
Tal vez el esfuerzo de los propulsores del proyecto –con llegada directa a las autoridades provinciales- debería enfocarse en lograr de Scioli y su gente la garantía de que alguna de las nuevas cárceles sea comprometida para alojar en ella a quienes cometiendo delitos en nuestra ciudad excedan el número máximo aconsejado para que el penal de Batán cumpla adecuadamente con su función.
Lo demás, aunque deseable, no representa hoy un camino aconsejable para resolver el problema que vivimos.

 

 

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