sábado, 14 de junio de 2008

EL AGRO CONTINUA EL PARO Y EL GOBIERNO DENUNCIA UN INTENTO GOLPISTA

El conflicto entre el Gobierno y el campo entró ayer en su etapa más dramática a partir de la detención durante cinco horas del líder agrario Alfredo De Angeli y la posterior ola de cacerolazos y piquetes de repudio en ciudades y rutas de todo el país. En ese contexto, las entidades ruralistas convocaron a última hora a un paro total de cuatro días a partir de hoy. Mientras la protesta se nacionalizaba, el ex presidente Néstor Kirchner irrumpió anoche en la Plaza de Mayo para encabezar una marcha oficialista que había ahuyentado horas antes una manifestación en favor del agro. Junto con funcionarios y dirigentes como el piquetero Luis D’Elía, se sumó a la denuncia de "un intento golpista" por parte de los productores. De Angeli y otros 18 ruralistas habían sido detenidos al mediodía en la ruta 14, cerca de Gualeguaychú, durante un operativo de la Gendarmería para liberar el camino. La tensión se esparció de inmediato por las rutas principales de la pampa húmeda. A las 20.30, después de una serie de herméticas reuniones en Olivos, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, comparecieron en la Casa Rosada –algo en extremo inusual en un sábado– para deslindar la responsabilidad del Gobierno en los incidentes de Gualeguaychú. "No hubo violencia", dijo el jefe de Gabinete, y añadió que "la voluntad del Gobierno es recuperar la institucionalidad y preservar la tranquilidad de la población". Una vez más ratificó las retenciones móviles que desataron el paro hace 94 días y advirtió que no habrá diálogo hasta que terminen las protestas. Minutos después, militantes oficialistas desalojaron con palos y golpes de puño a manifestantes que protestaban frente a la residencia presidencial de Olivos. La policía no intervino. Esas escenas precedieron el anuncio de las entidades del campo, cuyos presidentes se habían reunido de urgencia en San Pedro después de la detención de Alfredo De Angeli. Las cuatro organizaciones decidieron interrumpir toda la comercialización de productos agrarios por cuatro días. Además, el miércoles convocan a una jornada de protesta nacional, "en contra de la represión". Pidieron que los productores no cortaran las rutas. Al agravarse la crisis, se incrementaba el riesgo de desabastecimiento de alimentos y de combustible. Además, desde las 17, se interrumpió por completo y por tiempo indeterminado el servicio de transporte público de larga distancia. Esto último fue decidido por la Unión Tranviarios Automotor (UTA), a raíz de las agresiones denunciadas por chóferes de ómnibus en piquetes de distintas provincias. Hubo tensión en diversos puntos de Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba. En los piquetes se mezclaban los productores del campo, que exigían cambiar las retenciones móviles, con los transportistas de carga que cortaban las rutas para exigir la normalización del comercio de granos. La oposición reclamó el regreso al diálogo. Diputados de la Coalición Cívica, Pro, la UCR y otros bloques prometieron atrincherarse en el Congreso hasta que el oficialismo aceptara debatir sobre la política agropecuaria. La nueva etapa del conflicto empezó anteayer, cuando Aníbal Fernández advirtió que las fuerzas federales de seguridad tenían orden de denunciar los piquetes y despejar las rutas ante eventuales órdenes judiciales. En simultáneo, el Ministerio de Planificación anunció un acuerdo con un sector minoritario de los transportistas que bloqueaban los caminos. La primera consecuencia de esa decisión fue el operativo en Gualeguaychú, el principal foco mediático de la rebelión agraria. Allí, la Gendarmería avanzó sobre los manifestantes que cortaban la ruta 14. Al intentar el desalojo, De Angeli y otros productores rurales se opusieron al operativo. Fueron detenidos y traslados a Concepción del Uruguay, al juzgado federal a cargo de Guillermo Quadrini. Los liberaron pasadas las 18. De Angeli salió en andas del juzgado y un rato más tarde encabezaba otra asamblea en Gualeguaychú. Productores y transportistas acordaron anoche liberar el paso de vehículos en forma temporal. Después de la liberación de los detenidos, el Gobierno empezó a desplegar su estrategia defensiva. Primero, apareció el ministro del Interior, Florencio Randazzo. "No hubo represión", dijo al canal C5N. Enfatizó que "el diálogo se ha agotado" y acusó a los ruralistas de "antidemocráticos". Alberto y Aníbal Fernández reforzaron esa idea en la rueda de prensa posterior. Visiblemente irritado, el jefe de Gabinete señaló: "La peor violación de la Constitución es impedir que los alimentos lleguen a la mesa de los argentinos". El mensaje no incluyó anuncios de medidas (Alberto Fernández descartó la posibilidad de declarar el estado de sitio). Entonces, empezó a circular la versión de que Néstor Kirchner iría a la Plaza de Mayo. La manifestación se hacía oír desde horas antes. Ya estaban allí el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, y la ministra de Defensa, Nilda Garré. D Elía llegó al rato desde Rosario. Algunos de los primeros militantes que habían entrado con Moreno a la plaza viajaron después a Olivos y desalojaron con palos a los caceroleros que protestaban frente a la residencia presidencial. Tenían banderas de la organización "La Cámpora". Kirchner apareció en la plaza junto con los ministros Julio De Vido y Randazzo, entre otros. La presidenta Cristina Kirchner no se mostró en público en toda la jornada. La ebullición kirchnerista se diluía en la Plaza de Mayo cuando, a las 23.15, los dirigentes ruralistas fijaron su posición en San Pedro. Más al Norte, en Gualeguaychú, cientos de seguidores de De Angeli se mantenían al costado de la ruta, rodeados de gendarmes. Escenas de similar tensión se repetían en todo el país. En por lo menos 15 rutas importantes el bloqueo al tránsito era total. En otras se permitía el paso intermitentemente. Hubo más de 300 asambleas rurales, que hoy podrían decidir nuevas protestas si todas las líneas de diálogo siguen cortadas.

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