miércoles, 20 de agosto de 2008

JUAN CURUCHET.LA HISTORIA DEL ESFUERZO Y EL EJEMPLO

En ese abrazo de Juan Curuchet con Nora Vega quedó encerrada toda la historia del deporte de Mar del Plata. La historia del esfuerzo y el ejemplo. Un abrazo que mete adentro a Guillermo Vilas, Uby Sacco, Inés Arrondo y Cristian Ledesma. Que también llama a sumarse a Gabriel Curuchet, y al Peñarol campeón de la Liga Nacional, Claudia Rodríguez, Andrea González, y los Ibarguren, Narciande, Silvina Posada, Germán Burgos, el Aldosivi del ascenso y más. Una cronología de la perseverancia para construir, a fuerza de enormes logros deportivos, una identidad que sin ellos hubiera sido siempre difusa, debido a las características propias de las ciudades cosmopolitas. Ese abrazo resumió todo. El esfuerzo, "el sangre, sudor y lágrimas", el ejemplo de seguir pese a todas las adversidades y ninguneos, y la identidad, la identificación, el sentirnos reflejados y representados todos los marplatenses, como ningún otro argentino,-que nos perdonen el resto de nuestros connacionales-, frente al televisor. Y una identificación y representación que nos hace sentir a todos los marplatenses parte de una misma comunidad a partir de una sola imagen que, justo es decir, cuesta plasmar en otros ítems.No casualmente, o para cerrar el símbolo, al abrazo se sumó el arquitecto Alejandro Bolgeri, uno de los hombres que representa a la dirigencia marplatense que más hizo por nuestro deporte, incluso literalmente, en la construcción de los estadios panamericanos.Pero ese abrazo de Juan con Nora resume todo, además, porque Curuchet buscó a una verdadera "madrina" del deporte marplatense, y porque ella, en el gesto y sus lágrimas, simbolizó la ofrenda de bienvenida a un podio selecto de elegidos. Ahora, afortunadamente, ese podio quedó chico. Son mucho más que tres. Estaban bien arriba, casi desde el origen de ese sitial, Guillermo,-por haber alcanzado la cima del tenis mundial-, la propia Nora,-múltiple campeona del mundo de patín carrera y, además, símbolo y campeona de nuestros Panamericanos- y Uby,-por aquella inolvidable consagración en boxeo. Empujaron y se hicieron un lugar Inés, por la doble medalla olímpica y el campeonato del mundo en hóckey sobre césped femenino, y quizá Cristian, porque lo que significa ser campeón de algo tan tradicional por estas tierras como es el TC. Quedaron ahí nomás Gabriel,-el "autor intelectual" de Juan y otro enorme campeón-, Claudia,-"la Negra de Oro" en Panamericanos y mundiales- "el Mono",-presente en dos mundiales de fútbol como único marplatense-, Peñarol y los demás. Y Juan, que estaba ahí, al borde, pero que tenía un lugar especial por nada menos que seis participaciones olímpicas, se sube en el final de su carrera, con lo cuál el mérito es doble. A los 43 años campeón olímpico, junto a Walter Pérez, y superando nada menos que a Joan Llaneras,-declarado como el deportista español más grande de la historia, y único español que logró medallas en tres Juegos consecutivos-, y nada menos que con la pareja real como espectadora especial en la carrera de su vida.Por todo eso, y por su lucha en silencio, porque es el verdadero abanderado del deporte argentino en Beijing, y porque nos volveremos a cruzar con él y su bicicleta en Punta Mogotes o el Acceso Norte, al costado de nuestro mar imprescindible, o en el umbral de la Autovía 2, como un vecino más que nos enorgullece, Juan Curuchet se convirtió él mismo en Rey del deporte de Mar del Plata. Por eso el abrazo con la Reina. Un abrazo que nos representa a todos los que estamos en este lado del mundo. Y que nadie en el resto de Argentina, con perdón, puede entenderlo y disfrutarlo tanto como nosotros.
Autor/Fuente: Vito Amalfitano(Diario La Capital de Mar del Plata)

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