miércoles, 3 de junio de 2009

ANTONIO CAFIERO SEÑALO QUE LA DISCUSION EN EL PERONISMO TIENE QUE SER POR LOS PROGRAMAS Y NO POR LA MARCHA PARTIDARIA

* Lucrecia Bullrich
www.lanacion.com.ar


La decisión judicial de prohibir al kirchnerismo el uso de la versión original de la "Marcha peronista", cantada por Hugo del Carril, no sólo abrió un debate sobre la utilización del himno partidario, sino que también reavivó la polémica sobre la identidad peronista del Gobierno y las diferencias entre el peronismo K y el peronismo disidente.
Antonio Cafiero, uno de los emblemas del partido que fundó Perón, lamentó que la utilización de la marcha se haya instalado como tema de discusión y planteó que, en cambio, el partido, en sus versiones "K y no K", como las llamó, debería estar discutiendo "su programa y su visión de país".
En diálogo telefónico con lanacion.com, el dirigente reconoció que las diferencias entre ambos sectores existen pero aseguró que son "fácilmente" superables, al tiempo que opinó que ni Francisco De Narváez ni Mauricio Macri "representan al peronismo". Además, pidió no dramatizar la discusión sobre las candidaturas testimoniales y expresó sus reparos a la relación de los Kirchner con Hugo Chávez.
Justicia y política. "Creo que Del Carril hijo tiene todo el derecho de pedir lo que pidió porque tiene los derechos de autor, pero no creo que cantar o no cantar la marcha deba ser un tema de polémica. No podemos empequeñecer el debate a ese punto. Si el peronismo K y el no K tienen diferencias que resolver son las que giran en torno a los programas, a la visión de país y a qué hacer con el peronismo, y no de quién canta o no canta la marcha. Ese es el verdadero capítulo pendiente: discutir cosas serias, hablar de las cosas que le importan a la gente", reclamó.
En este punto, ahondó sobre las "oposiciones internas" que conviven dentro del PJ y pidió no convertir a la marcha en botín de esa pelea. "No me quiero detener en esto. Del Carril es uno de los íconos del peronismo y estuve preso con él. Pero no tenemos que convertir el tema en una cuestión de diferencias entre un sector y otro, no es bueno para los peronistas".
No obstante, se empeñó en dejar claro que las diferencias entre los peronistas son pasajeras y apeló a la vieja metáfora que equipara a los peronistas con los gatos. "Cuando hacemos ruido, lejos de estar peleándonos, estamos reproduciéndonos", comparó entre risas. "Tenemos una gran capacidad para volver a reunirnos y estoy seguro de que vamos a superar las diferencias", reforzó.
Peronómetro. Hábil, eludió una definición tajante sobre si el kirchnerismo es o no peronista. "No estoy en condiciones de decirlo, no tengo el peronómetro en el bolsillo", graficó con un suspiro. Volvió a hacer equilibrio cuando tuvo que opinar sobre los años de los Kirchner en el poder y su vínculo con el peronismo. "Hay cosas de los gobiernos de Néstor y Cristina que son perfectamente compatibles con el peronismo y otras, que son más de trazo, con las que no", arrancó.
A la hora de dar ejemplos, no dudó. "El tratamiento de la deuda externa me pareció bueno, está en la línea del peronismo. Estoy de acuerdo con la estatización de los fondos de las jubilaciones y con imponer retenciones al campo, aunque podemos discutir el nivel", enumeró.
Enseguida, contrapuso: "Lo que de ninguna manera constituye una muestra de peronismo es el maltrato que el Gobierno emplea para dirigirse a algunos interlocutores. No hay un trato lo suficientemente hábil ni generoso con otras fuerzas políticas o con actores como los empresarios. Esto es algo que el Gobierno debería reconsiderar".
Macri y De Narváez en la mira. En este punto, llegó su filosa descripción del acuerdo electoral entre Mauricio Macri, Francisco De Narváez y Felipe Solá. "Los tres son amigos míos y les tengo respeto. Pero, salvo Solá, me parece que no son una representación válida o legítima del peronismo. Nunca tuvieron preocupación por el peronismo", disparó.
Por otra parte, aseguró que lo ideal hubiera sido no apelar a las candidaturas testimoniales, pero las justificó como estrategia. "Hubiera sido mejor que no se usaran, pero tampoco es para rasgarse las vestiduras. Es un recurso que usaron otros partidos y en otras épocas", planteó.
Modelo bolivariano. Hacia el final, llegaron los cuestionamientos al vínculo con Chávez. "No soy partidario de estatizar empresas. Eso corresponde a una época que vivimos los peronistas, pero que tenía que ver con otro mundo", comenzó. Casi como si fuera un representante del oficialismo, añadió: "Venezuela tiene el derecho soberano de estatizar empresas, y si se trata de firmas argentinas, tiene que pagarle exactamente lo que correponde".
No obstante, concluyó: "No soy chavista ni comparto lo del socialismo bolivariano. La Argentina tiene que tener buenas relaciones con Venezuela, como con otros países del mundo, pero no por eso adoptar su forma de gobierno".

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