viernes, 28 de enero de 2011

RESISTIR Y RESIGNIFICAR

Escribe Juan Manuel Rapacioli (*)

La clave fue la asfixia. La asfixia fue la piedra angular de la creación de las radios populares, truchas, comunitarias, pymes, o como les guste llamarlas

Entenderlo es sencillo. Veinte años de gobiernos que trabajaron por la acumulación, dan por resultado una enorme fuerza de resistencia y una bandera a las bases populares que ha flameado solo por insistencia.

Lo que se hizo dificultoso fue, una vez más, el cómo.

La legitimidad estaba de nuestro lado. La legalidad era lo que perseguíamos. Nos organizamos y nos desorganizamos, pero insistimos.

La asfixia, la imposibilidad del aire, que el pueblo en su enorme sabiduría pudo superar gracias a la lucha.

Los vecinos, hartos de no poder contar sus cosas por lo inaccesible de los medios hegemónicos, bregaban por tener una voz en su barrio y hacer sentir sus alegrías y sus tristezas. Que alguien les contara la temperatura del lugar, ellos querían escuchar o que los escucharan hablar del bache de la esquina que lo fastidiaba en forma permanente.

Fue así que por iniciativa de no pocos, y por necesidad de miles se abrieron estas bocas de expresión, que fueron perseguidas desde el minuto cero de la misma creación.

Dejemos claro esto: no fue un hato de salvajes que asaltaron el aire. Fue un grupo de ciudadanos que salieron a ejercer la libertad de expresión cuando ésta estaba prácticamente clausurada para las bases populares.

Y digo más, cualquier actividad que uno realice, siempre andan los organismos de control preguntando “qué está haciendo, cómo lo está haciendo y porqué lo están haciendo”.

Nuestro caso fue lo contrario. Desde el mismo momento que se encendieron las radios… (denomínela como usted quiera), peticionamos a las autoridades ser tenidos en cuenta dentro de un marco regulatorio, porque queríamos avalar la legitimidad que el pueblo nos daba con la legalidad que las instituciones representan. Pero fue sistemático, las puertas no se abrían y cuando alguna vez se abrieron nos dijeron “ no es el momento”,” ahora no se puede”. y así nos conminaron a un lugar de la economía informal en el cual las dificultades se multiplicaban.

No hubo gobierno de la democracia al que no se le haya peticionado una nueva Ley de Radiodifusión en su momento, Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual ahora. Setenta y tres proyectos de ley se presentaron en Diputados y en el Senado. Obviamente con las distintas y más variadas composiciones de sus bancas. Ninguno prosperó. O por falta de quórum, o por caída de los tiempos parlamentarios, o porque no era el momento.

Lo cierto es que la voluntad política nunca fue llevar adelante la legitimación institucional de los medios que el pueblo había creado. También podríamos decir que la voluntad política impuesta, no justamente por la política, era la de cercenar la multiplicidad de voces que ya se escuchaban en todo el país.

La lucha, la militancia, como todo en la vida, tiene sus sinsabores y también tiene sus alegrías. A partir del 2003 la capacidad de insistencia, a pesar de todo, seguía intacta. Y la receptividad de un gobierno que sí abrió las puertas, que sí escuchó la necesidad de las bases, dio por tierra aquella orfandad en la que nos encontrábamos.

Primero Néstor y luego Cristina Fernández de Kirchner entendieron que la deuda que la democracia tenía para consigo misma, por estar regidos por un Decreto Ley firmado por Videla y Martíinez de Hoz, no podía continuar su curso, como si nada tuvieran que ver los actores, ahora sí, de la política.

Cristina tomó la mejor de las decisiones para aquellos que venimos del campo nacional de la comunicación, que fue articular con las organizaciones libres del pueblo el mecanismo de difusión de la necesidad de una ley nuestra, de una ley de la democracia. Y una vez conformada la masa crítica, se llegó con vigor y representatividad al Congreso con prácticamente todo resuelto. Cristina también tomó una gran decisión al poner al frente de este proceso al más idóneo, para coronar con la victoria de esta lucha, al compañero Gabriel Mariotto.

Los que venimos de allá, hemos sido parte activa de la Ley de Medios. Y como viejos militantes, miramos el pasado con la alegría de este presente venturoso y con la certeza de un futuro con una comunicación de todos y para todos. Obviamente que todo cambio necesita los tiempos de maduración. Mucho se ha hecho. Y muchos compañeros aún hoy siguen solidificados en la legitimidad que el pueblo les ha dado y bregando por la legalidad, que aún esperan.


(*) Vicepresidente y Secretario de Acción Política de ARBIA (Asociación de radiodifusores Bonaerenes y del Interior de la República Argentina)

No hay comentarios: