* Eduardo Romanin
Al igual que en las películas de terror, en las cuales espectros y demonios aparecen por las noches o a la salida de la luna llena, los problemas irresueltos de los marplatenses periódicamente surgen de entre las sombras acaparando el debate público, debate que por repetido aburre: los bañeros, falta de presupuesto, incumplimiento de la normativa, ordenanzas de excepción, etc.Pero faltaba la discusión estrella de todos los años, el aumento del boleto de colectivo, con los actores protagónicos de siempre; los empresarios defendiendo a toda costa su rentabilidad ventajeando en lo que se pueda, Pulti floreándose con gambetas buscando el espacio que le permita satisfacer la demanda empresarial con el menor costo político posible, el Concejo Deliberante desorientado buscando a los hombres sabios que sepan calcular costos y por último las víctimas, el usuario del transporte público de pasajeros que recibe un servicio cada vez más ineficiente y más caro.
A pesar de que todos los años se repite el problema, tal parece que la Municipalidad quisiera negarlo o si fuéramos mal pensados no lo quiere resolver.
El PaSo por su parte, propuso en la campaña legislativa del 2009, la creación de la línea testigo, esta línea administrada por un ente estatal daría respuestas concretas y definitivas sobre costos y todas las problemáticas del transporte para su correcta regulación.
Todo depende de la decisión política que determine dar el ejecutivo comunal, si es defender a los usuarios buscará los instrumentos para que los concesionarios respeten el pliego de adjudicación del servicio (horarios, higiene, accesibilidad a discapacitados, bocas de recarga de tarjetas, recorridos, costo accesible a la realidad económica de la mayoría de los usuarios) o si mantiene el desorden para que, parafraseando el dicho popular “a rio revuelto, ganancia empresarial”
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