Escribe Liliana Angela Matozzo (*)
En la convicción de que la vida humana es el valor fundante de todo sistema jurídico que se precie de ser llamado “garante de los Derechos Humanos”, y que el resto de los derechos reconocidos a las personas, lo son y existen en función de la protección brindada al derecho a la vida, es que una vez más conmemoramos, como lo hacemos el 25 de marzo de cada año, desde 1998, el día del “Niño por Nacer”.-
Con el correr de los años, y a pesar de los adelantos científicos en la materia, no podemos más que observar con profunda tristeza que algunos funcionarios, legisladores, políticos y profesionales de las más diversas ramas del saber, y también algunas madres, siguen insistiendo en preguntarse “si después de la unión de un espermatozoide humano y un óvulo humano, lo que se inicia ¿es una vida humana?”
Para el derecho argentino, “la vida humana comienza en el momento de la concepción (unión de un espermatozoide y un óvulo humanos), y desde ese mismo momento, se es persona (sujeto apto para ser titular de derechos, en particular del derecho a la vida, y del derecho de nacer).-
De ninguna manera, la calidad de persona se adquiere con posterioridad a la concepción, ni con la anidación, ni con tantos meses de embarazo, ni con el nacimiento, ni con el autovalimiento posterior. Se es persona desde la concepción, y se es digno porque se es persona, no al revés.-
La Academia Nacional de Medicina ha sido más que clara, al emitir una Declaración sobre Fertilidad Asistida en 1995, señalando entre otras cosas, que: “La puesta en marcha del proceso de formación de una vida humana se inicia con la penetración del óvulo por el espermatozoide; la nueva célula resultante (cigoto) contiene su propio patrimonio cromosómico donde se encuentra programado biológicamente su futuro. Este hecho científico con demostración experimental, es así dentro o fuera del organismo materno. Se debe promover y respetar los derechos personales, considerando en forma igualitaria la vida del embrión como la del padre y la madre”.-
Prescindiendo de otros instrumentos internacionales concordantes, queda claro que la protección del embrión (niño de microscópico tamaño) desde la concepción, no es una cuestión de religión, ni de filosofía, ni de creencias, ni de moda, sino, una realidad científica indiscutiblemente demostrada.-
Nos horrorizamos escuchando los estragos de la contaminación y del cambio climático, pero poca reacción genera el genocidio silencioso del aborto, la criopreservación de embriones, la concepción en probeta de embriones sobrantes, la aplicación indiscriminada y sin marco legislativo de técnicas de procreación médicamente asistida y de terapias génicas con células madre.-
Se intenta atribuir el carácter de “derecho humano al aborto”, cuando es el acto más cruel y más inhumano que existe. Los animales no abortan a sus crías. Muchos seres humanos creen que “tienen el derecho de disponer de la vida de otros”, y así el crimen del aborto va legitimando la inacción punitiva frente a otros crímenes.-
Lo que permitimos hacerle a los seres más pequeños e indefensos, luego se transforma en “conducta legitimada para continuar con los enfermos, los minusválidos, los ancianos, los que sobran, los que no nos gustan, etc…”
¿Alguien le preguntó a algún niño si está a favor del aborto y qué opina de este crimen?
¿Alguien puede explicarle a un niño frente al cadáver abortado de su hermano, que el aborto es un derecho humano?
¿Con qué sustento moral luego le pedimos a ese niño que cumpla la ley, respete la vida del prójimo y que no mate a nadie?
Es contradictorio hablar de derechos humanos y referirse al “derecho humano al aborto”, salvo que la bandera de los derechos humanos pretenda ser usada como factor de fuerza política y no para defender al oprimido.-
Si no garantizamos el derecho a la vida de los más indefensos, ningún otro derecho tiene sustento, ni posibilidades de ser garantizado. Así, se instituyen las tiranías, “en donde el tirano elige y decide quien vive y quien no”.-
El niño por nacer es un ser diferente de la madre y de su padre. Es único e irrepetible, es digno porque es persona. Tiene derecho de nacer y de ocupar un lugar en este mundo.-
Cerrando con estas palabras, apelo a la sensibilidad de nuestro pueblo: Necesitamos a nuestros niños, a todos, sin distinción. No hay proyecto de país posible, si matamos a nuestros niños, y menos aún, si este crimen se legitima como un derecho.
¡Felíz Día del Niño por Nacer a todas las mujeres embarazadas de mi país y del mundo!
(*)Abogada,Doctora en Ciencias Juridicas, Ex Presidente
Comiaion Nacional de Biociencia y DDHH
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