Escribe Cristina Vañecek (*)
A decir verdad, no pensaba escribir sobre este programa. Pero, al estar de licencia médica y no querer jamás engordar al negocio del cable, mis opciones son los canales de aire. Y, uno de ellos, cada vez que enciendo el aparato de tv. me ofrece la sobredosis del programa de Cristian U., antes conocido como "Gran Hermano".
Ver los informes es ver una exaltación de este participante. Todo lo que hace es vivido como la "gran jugada", la "gran estrategia"... yo sólo veo al típico chanta argentino, versero y manipulador, buscando salir bien parado en cada una de sus tretas para llegar al final de ciclo y hacerse de la sabrosa suma de dinero que ofrecen como premio.
Se aplaude cada uno de sus ataques, de sus manipulaciones y cada fin de semana, sus seguidores votan al participante que éste decide que tiene que salir de la casa-laboratorio. ¿Qué tiene que ver esto con la realidad argentina? Si pensamos que este año es electoral, se puede analizar que la gran mayoría de los televidentes sigue ciegamente a un líder sin cuestionar en lo más mínimo sus razones. Sin ponerse a pensar que otros participantes han tenido motivos mucho más nobles que el simple deseo de ganar el dinero al anotarse en el programa. Trasladado a la realidad argentina, podemos llegar a votar a un líder político al cual no le cuestionaríamos sus razones para llegar a la presidencia del país, sino simplemente sus ganas de llegar al poder.
En ese programa se estaría premiando la mentira, la viveza criolla, la manipulación a los demás, el uso y abuso de la confianza de los otros. En los debates se dicee que es el único que "juega", y que eso está bien. Gran Hermano presenta una pequeña comunidad, un espejo de la sociedad, un recorte de lo que vivimos en la calle. Los participantes son personas con diferentes historias que, por supuesto, entran en juego permanentemente durante el tiempo que dura el programa. Y ese recorte, ese espejo, es un espejo de nuestra vida cotidiana. Todos estamos expuestos a manipulación, al manejo compulsivo de una persona que cree estar en un escalón superior al nuestro.
Los argentinos vamos a tener que estar atentos. Escuchar cada discurso, recordar lo que han hecho los participantes del "gran hermano" nacional y votar desde nuestras convicciones y no a partir de lo que nos "ordenan" los caudillos manipuladores y verseros. Para que nuestro país se transforme de una vez por todas en lo que soñaron aquéllos inmigrantes que viajaron escapando de las guerras europeas y trabajaron para convertirlo en una tierra de esperanza. Para que nuestros herederos tengan un futuro de paz y de educación.
(Publicado en el blog Una Mirada comun)
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