Escribe Ernesto Behrensen para la Agencia
de Noticias DYN
Tras la suspensión del paro convocado para el lunes en repudio a la investigación judicial contra Hugo Moyano existen al menos dos interpretaciones posibles y una certeza.
Una lectura podría ser la que ve a un gobierno nacional que logró doblegar al poderoso camionero. Otra sería que el sindicalista fue el que puso de rodillas a la Casa Rosada.
Pero la certeza, luego de un conflicto que amenazó con romper la alianza estratégica que la Casa Rosada mantiene con el titular de la CGT, es que Hugo Moyano demostró que está dispuesto a usar su enorme poder de coacción incluso contra la propia Cristina Fernández de Kirchner. Y ambos contendientes tienen mucho que perder en caso de romper relaciones.
Hay datos que no se pueden soslayar. Cuando irrumpió la noticia del exhorto suizo por Moyano, el camionero denunció una maniobra política en su contra, no descartó que estuviera involucrado el gobierno y ordenó lanzar el arma más poderosa con que cuenta: el paro con movilización. El lugar elegido no fue la embajada de Suiza, el Palacio de Tribunales o la redacción de Clarín. Fue la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada.
La posibilidad de que la CGT concretara el primer paro nacional en la era K era algo inadmisible para la gestión de Cristina. Por ello, las principales espadas oficiales se pusieron en contacto con los sindicalistas para intentar frenar la protesta.
La presidenta reunió a sus principales ministros en Olivos para analizar el tema. Al silencio gubernamental del jueves siguió ayer la preocupación de los despachos oficiales por difundir la noticia de que Suiza no investigaba a Moyano.
Las negociaciones comenzaron a dar resultados. El respaldo que reclamaba Moyano empezaba a traducirse en hechos.
Moyano, por su parte, no mencionó al gobierno nacional y embistió contra una parte de la prensa y la oposición.
Si el que cedió fue el gobierno o el sindicalista es algo que será motivo de debate. Las especulaciones siguen. Habrá, incluso, algunos que pensarán que todo fue una maniobra armada entre los protagonistas con fines inescrutables.
Pero lo cierto, lo real y concreto, es la tremenda demostración de fuerza que lanzó el camionero, como una advertencia, una amenaza de lo que podría pasar si alguien pensara en dejarlo de lado.
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