por Gabriel C. Salvia (*)
Al cumplirse este jueves 35 años del golpe militar que dio inicio al período más negro de la historia argentina, por la cantidad y crueldad de los crímenes cometidos desde el aparato gubernamental, surge inevitablemente la figura de Robert John Cox.
Efectivamente, uno de los grandes héroes en la defensa de libertad de expresión y de los derechos humanos durante la dictadura militar argentina (1976-1983) fue este periodista inglés, entonces director del Buenos Aires Herald.
En esos años de plomo "todo el mundo había encontrado una manera de vivir, ignorando por completo el problema de los desaparecidos, con unas pocas excepciones", dice el libro que lo recuerda y homenajea.
Recientemente, su hijo David, también periodista, escribió esa historia que Bob Cox nunca pudo concretar, quizás por los tristes recuerdos de la época e, inclusive, porque a pesar de la extraordinaria ayuda humanitaria que brindó, quizás considera que pudo haber hecho todavía aún más de lo que hizo en salvar vidas.
El libro de su hijo, "Guerra sucia, secretos sucios - La vida de Robert J. Cox, el periodista que hizo su trabajo: publicar lo que otros callaban (Sudamericana, 2010)", es la historia de un héroe, pero además, una excelente crónica de veinte años de la historia argentina, entre 1959 y 1979.
El texto se apoya en los diarios personales del propio Cox, de su esposa Maud y del autor y en lo publicado por el Buenos Aires Herald. Con mucha lógica, el periodista Darío Gallo propuso que un testimonio de ese calibre "que sea incluido en algunos planes de estudio" y que "debería ser un libro obligatorio por lo menos en las carreras de periodismo".
Acusado al mismo tiempo de ser comunista y agente de la CIA, Cox fue un duro "crítico de los grupos guerrilleros, de los elementos derechistas fuera de control y del terrorismo de estado".
El fue el primero en hacer saber sobre las Madres de Plaza de Mayo y el Herald el único medio en brindar información sobre desapariciones y arrestos de activistas de derechos humanos y periodistas. Y cuando se publicaron solicitadas reclamando por los desaparecidos, el diario no cobró por ello.
Para comprender el contexto periodístico del período de la dictadura militar, el libro recuerda que "seis días después del juramento oficial del nuevo gobierno, el régimen censuró a los medios. La mayoría de los diarios y emisoras de radio y televisión aceptaron la censura, aun sabiendo que la Constitución argentina la prohibía. La mayoría de los editores cooperaron en silencio con la 'lista de principios y procedimientos' emitida por la Junta. El editor del Buenos Aires Herald no cooperó".
Mientras, en esos años, una joven pareja, Néstor y Cristina Kirchner, se dedicaba a engarzar prósperos negocios en Santa Cruz, Robert Cox concurría a hablar solitariamente a la madrugada con quienes formaban una larga cola en una oficina del gobierno cerca de la Plaza de Mayo, donde se atendían de a diez pedidos por día sobre reclamos de personas desaparecidas. Luego, familiares de éstas irían directamente a las oficinas del Herald a informar sobre sus casos a Robert Cox y sus colaboradores.
El 24 de abril de 1977 el periodista fue detenido y encerrado en el Departamento Central de Policía. El juez lo dejó libre bajo fianza, a raíz de la creciente presión internacional. Por las amenazas recibidas, incluso una muy directa del almirante Emilio Massera, Cox debió abandonar la Argentina en diciembre de 1979.
En su editorial de despedida dejó toda una lección en el ejercicio de la libertad de prensa: "La mayor dificultad para un periodista que ha trabajado en la Argentina en los últimos diez años ha sido decirle a sus lectores lo que no querían escuchar y señalarles lo que no deseaban ver".
El 3 de noviembre de 2009, Robert Cox fue declarado por la Legislatura porteña ciudadano ilustre de la Ciudad de Buenos Aires por su incansable lucha en defensa de los derechos humanos y el 22 de noviembre de 2010, el Senado de la Nación Argentina le otorgó la Medalla Conmemorativa del Bicentenario de la Revolución de Mayo 1810-2010, con el objetivo de resaltar su lucha en defensa de la democracia, la libertad de expresión y los derechos humanos.
(*): titular de CADAL y director del Proyecto Puente Democrático. DyN.
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