martes, 26 de abril de 2011

JUVENTUD EN LA MIRA

Escribe Carlos Cheppi,Precandidato a Intendente en General
Pueyrredon por el Frente para la Victoria


Es conmovedor que aún en nuestra provincia, y en nuestra ciudad, sigan ocurriendo hechos tan desgraciados, como que el peso de la autoridad policial, termine matando o hiriendo gravemente a jóvenes inocentes; que en todo caso lo único que han hecho- en el caso marplatense reciente- es circular por un lugar determinado sin saber de los peligros que a acechaban a sus vidas.Es conmovedor e intolerable al mismo tiempo que después de tantos hechos de violencia, barbarie institucionalizada, de la que se pueden contar por ciento los casos en que la represión policial genera víctimas. Es increíble que en el momento en que se están juzgando o se han juzgado a policías represores por excesos y crímenes de lesa humanidad, se produzcan hechos de esta naturaleza.
Los sucesos recientes acaecidos en el Gran Buenos Aires, como es el caso de José León Suárez, donde descarrila un tren e inmediatamente la policía se acerca al lugar procediendo a perseguir a las personas que vivían en las inmediaciones, las que intentaban sustraer objetos de los contenedores. Producto de esa represión a dos chicos de 16 y 17 años se les quita la vida en un acto aberrante y absurdo. Como es el caso de nuestra ciudad en que un vehículo es baleado y alcanzado con 18 proyectiles, de los cuales 8 impactan en el cuerpo de los dos jóvenes que en él se desplazaban. Es inaudito que sigamos con estos escenarios tan irracionales.
Frente a situaciones como éstas, dónde los jóvenes vuelven a estar en el punto de la mira no se puede menos que repudiar que estos hechos ocurran.
A partir de la mitad de la década de los noventa el tema de la seguridad se ha transformado en un aspecto central que pone en juego la capacidad del Estado para resolver aspectos relacionados con la vida y los bienes de las personas.
El tema de por sí excede el marco de esta líneas que no tienen otro propósito que dejar testimonio de voluntad de cambio, de compromiso para que estos hecho no se repitan, y al mismo tiempo expresar la solidaridad a las víctimas.
Dejando en claro que lo que hay que buscar, establecer y diagnosticar en principio cuales son las causas a tanta mano sensible al gatillo, presumiendo que un vector de estas conductas, ya sea la de los muchachos que huyen frente a la presencia policial, como en segundo lugar, los disparos irracionales de los “cuidadores del orden”, todo hace suponer que el miedo juega como un factor determinante. El miedo obnubila, el miedo es la causa del pánico, que hace huir, y al mismo tiempo hace que se termine ejecutando sin ton ni son, a los ocupantes de un vehículo. La impericia por parte de los uniformados es evidente, la reacción de producir una balacera no tiene justificación alguna. Pero en todo caso demuestra la falta de entrenamiento, de calificación de los mismos.
Lo que es lamentable, es que la institución que los forma, los arma, deje tantas dudas sobre la calidad de los policías que egresan de sus claustros. Por otro lado, también se demuestra que la policía ya no maneja la calle, como una figura disuasiva, que es capaz de tener serenidad en momentos de tensión. Si en los patrulleros hubiera habido hombres con experiencia no estaríamos en presencia de este hecho desgraciado.
Por otra parte, debe también existir una constante presión por parte de los mandos de la fuerza que al mismo tiempo ejecutan la política que otros autoritarios demandan, como lo son los grandes medios de comunicación, exigiendo resultados, quienes terminan cerrando un círculo perverso, la muerte en la calle “vende”, pero al mismo tiempo alecciona y amedrenta.
Por otro orden y en el mismo sentido, un porcentaje importante de estas acciones, seguramente se debe a los que azuzan y vociferan sobre la necesidad de la “mano dura”. Mensajes que muchos indolentes se encargan de reproducir sin tener plena conciencia de lo que dicen ni del daño que puede causar estos deseos inconscientes y oscuros que, sólo conforman a algunos, a aquellos que creen que la sangre que se derrama puede generar alguna solución a temas que por su naturaleza son muy complejos.
Después de tantos hechos desgraciados, luego de haber visto descargar la violencia y la culpa con saña sobre los jóvenes, es tiempo de que como sociedad hagamos una evaluación introspectiva, para determinar que los jóvenes no son culpables de nada y que en todo caso, lo que ellos sean, un grado de responsabilidad a todos nos toca.

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