domingo, 29 de mayo de 2011

SARLO, SHOKLENDER Y LA CORTE, MAS CONTRAPESO PARA EL GOBIERNO

por Hugo E. Grimaldi (*)



A cinco meses de las elecciones, la mesa de pool tiene encerradas en el triángulo de inicio las 15 bolas de la oposición que van disputar el partido. Las lisas y las rayadas se acercan, se tocan, se recelan o se repelen entre sí, mientras todas sin excepción apuestan a que un golpe de suerte, antes que una estrategia en común, haga que la número 8, la que está en el medio, se meta en la tronera antes que ellas.
La sensación palpable que hoy tienen los ciudadanos de a pie, absortos observadores de la partida que se está comenzando a jugar en materia electoral es que, cuando llegue el tiro de apertura, todas las bolas sin excepción van a salir disparadas de modo inorgánico para donde puedan, sin que hayan organizado todavía una táctica para jugar en bloque ni mucho menos para contraponerle al adversario mejores motivos que los suyos y que, en el desbande, cada una de ellas termine amuchada con quién sabe.
Cómo revertir en los próximos 150 días esta sensación de precariedad opositora es un misterio para politólogos, encuestadores y jefes de campaña, quienes dicen que igualmente los votantes se van a definir en las dos últimas semanas y ponen ejemplos del exterior y el caso de Santa Fe donde los segundos en las encuestas fueron terceros. Aseguran que, pese a todo, aún queda mucha tela para cortar.
Igualmente, los tiempos se están achicando para todos los jugadores porque el 15 de junio llegará la hora de explicitar las alianzas electorales y diez días después deberán registrarse los nombres de los precandidatos para las Primarias. En ese punto, los opositores que hayan conseguido mantenerse sobre el paño sin irse por los agujeros podrán empezar de algún modo la campaña para octubre, habida cuenta que el turno de las internas de agosto parece que no va a tener sentido, ya que las agrupaciones políticas han desvirtuado mayoritariamente la Ley Electoral. Adelantándose al deseo de las urnas, casi todas ellas ya han elegido en cenáculos de iluminados los nombres de los candidatos a nivel nacional.
En la semana que pasó, el ejemplo santafesino, que incluyó internas abiertas, simultáneas y obligatorias y el uso, por primera vez en el país, de la boleta única, resultó ser una gota de agua en el mar en materia de civismo, pero además el puntapié inicial para el culebrón radical-socialista que aún no termina y que la ha dado a la Casa Rosada motivos para aumentar el paladeo de una victoria que ya dicen tener como segura en la primera vuelta.
Los condimentos santafesinos son verdaderamente interesantes, ya que la ciudadanía habló a favor de la moderación y de los consensos, por lo que quienes ganaron la interna para gobernador deberán seducir primero a los votantes de los que perdieron en el mismo espacio. Los kirchneristas de Agustín Rossi no podrán mostrarse demasiado sesgados si quieren que los seguidores del intendente de Rafaela, Omar Perotti, jueguen adentro y no se vuelquen hacia Miguel del Sel (PRO), la gran sorpresa de la elección. Por su parte, los socialistas de Antonio Bonfatti, quien responde al gobernador Hermes Binner, deberán atender a que el intendente radical de Santa Fe, Mario Barletta arrastró 15 de 19 nombres en la lista de diputados, más allá de que la UCR tiene cubiertas con intendentes propios más de 90% de las comunas de la provincia.
Este punto central es el que le da a Ricardo Alfonsín cierta seguridad de que la ruptura con el socialismo puede evitarse, aunque Proyecto Sur (Pino Solanas), el GEN (Margarita Stolbizer) y el Partido Nuevo (Luis Juez) tironean al gobernador santafesino desde la Capital Federal, la provincia de Buenos Aires y Córdoba para armar un Frente sin los radicales. El malestar socialista con la UCR tiene que ver con la cercanía que pretende tener Alfonsín con el diputado Francisco de Narváez, del peronismo federal y antes socio del PRO, para asegurarse votos en el distrito bonaerense.
Tampoco Mauricio Macri las tiene todas consigo, ya que se bajó de la presidencial y volverá a competir en la Capital Federal, donde la Presidenta eligió al senador Daniel Filmus mirando las encuestas que lo muestran sobre todo bien posicionado en los barrios de clase media del centro geográfico de la ciudad, otrora bastiones radicales y socialistas. En este distrito, por ahora Solanas sería el tercero en discordia, aunque también en la semana lo alcanzaron las generales de la ley, ya que tuvo un cruce dialéctico de fondo con su compañero de fórmula, Jorge Selser sobre a quién apoyar en un eventual balotaje.
Con Macri afuera, la centro-derecha se ha quedado sin referente nacional, ya que tímidamente se plantea la candidatura de los diputados Federico Pinedo o Gabriela Michetti y por eso Eduardo Duhalde, Alberto Rodríguez Saá y el resto de los peronistas federales están buscando alguna alianza, aunque el viernes último la diputada duhaldista Graciela Camaño se lanzó sola en la provincia de Buenos Aires sin esperar a ver qué pasa con Unión-PRO (Macri-de Narváez) en ese distrito, como dando por hecho que el diputado arreglará con Alfonsín.
Más allá de la entretela de los tironeos y las razones que cada uno pueda exponer en todos estos casos, la sensación es que los votantes evalúan con desconfianza que casi nadie pueda ponerse de acuerdo y que recelan de los matrimonios felices luego de noviazgos tan tormentosos, lo cual significa un gran caudal de agua para el molino oficialista. En todo caso, de tamaña ensalada opositora sólo emerge por ahora la figura de Elisa Carrió con cierto rasgo de coherencia y con algo que no muestran hasta ahora los demás candidatos: propuestas para confrontar.
Por el lado del Gobierno, y aun identificada la conducción monolítica de la Presidenta que el Congreso Nacional del PJ no tuvo más remedio que ratificar, sobre todo porque no hay Plan B para reemplazarla si decide no presentarse, existen lastres objetivos que tendrá que sobrellevar Cristina en lo que le queda de su primer gobierno hasta octubre, algunos ideológicos y de puertas adentro y otros claramente de gestión. En este último punto no pueden desconocerse que la inseguridad y la inflación son las principales demandas de la opinión pública, aunque la decisión es hacer la plancha mientras se pueda, esperanzados en que el segundo de los dos temas será cubierto con el placebo del consumo.
Dejando de lado el desmanejo en materia energética, también resultará muy complicado para el Gobierno encauzar la cuestión macroeconómica, con dificultades bastante serias en materia fiscal, de comercio exterior y de endeudamiento, que tienen su correlato en la fuga de capitales, hoy impulsada por la certeza de un nuevo gobierno kirchnerista y por la sensación que tienen muchos de que el modelo puede chavizarse.
En este último punto, hasta la propia Presidenta ha comenzado a hablar de "poder popular", por más que hubo una notoria bajada de línea interna de evitar excesos hacia posturas radicalizadas que asusten a la clase media. Este pudo haber sido el sentido de haber invitado a Beatriz Sarlo al programa 6 7 8, aunque el tiro le salió a los impulsores decididamente por la culata, ya que si bien sirvió para levantar algo el magro rating que tiene el programa, la difusión que tuvo a través de las redes sociales fue inmensa, aunque en todos los casos para destacar la paliza que Sarlo le dio a la concertada troupe que se le opuso.
Tal como alguna vez dijo que "proceso" era el nombre que le daban los militares a algo "que yo siempre llamé dictadura", desde sus insospechadas posturas progresistas hoy Sarlo es una consecuente crítica del llamado "modelo", al que suele caracterizar como "populismo". En esta ocasión, antes de ser usada como símbolo de una pluralidad que hasta ahora nunca había expuesto el programa, la pensadora se encaramó en una dialéctica de pasmosa seguridad y así resistió los embates de un panel que se quedó casi mudo ante la preponderancia intelectual de la invitada, al tiempo que redujo a tiras desflecadas a todos los que le opusieron chicanas o argumentos débiles de toda debilidad.
Más allá del "Insolente" que le propinó al regulador de la radiodifusión, Gabriel Mariotto, o el ya popularizado "Conmigo no" que utilizó para frenar a Orlando Barone, lo que en el fondo Sarlo demostró con su intervención es que el programa oficialista abunda en los mismos tics que le critica a diario a la que llama la "corpo" periodística, es decir "recortes en los cuáles faltan las fuentes, en los cuáles se repiten siempre los mismos mensajes".
Esta historia de mirar la paja en el ojo ajeno sin advertir los problemas en el propio no ha sido tampoco diferente a la que la propia Presidenta usó en la semana cuando habló del "pensamiento único" que pretendió "inculcarnos el mundo", contraponiéndolo a los logros de los nuevos paradigmas que ahora también aparecen como inmodificables y no criticables.
Sin embargo, las críticas profundas al "modelo" le llegaron al Gobierno desde un costado impensado, nada más ni nada menos que desde la Corte Suprema de Justicia que habló en la semana con una Resolución unánime de sus miembros que dice mucho más que lo que han expresado los jueces al exigirle a la ANSeS que le pase toda la "información relevante" referida, entre otros puntos, a reclamos administrativos de jubilados pendientes de resolución relacionados con el cálculo del haber inicial y con la movilidad de las jubilaciones y pensiones, cantidad de causas judiciales en trámite por ajuste y cantidad de sentencias firmes que ordenan el reajuste de los haberes que se encuentran pendientes de cumplimiento.
Ante el cacareo que habitualmente se hace desde el Gobierno sobre la fortaleza financiera de la ANSeS, lo más duro de responder por el organismo seguramente será cuántos fondos del Presupuesto serán destinados este año al pago de sentencias, la proporción sobre el total de erogaciones y la proyección de casos a liquidar.
Si bien no se pregunta específicamente por el Fondo de Garantía, cuyo grueso hoy está dedicado a solventar al Tesoro, a los jueces no se le escapa que la ANSeS atiende primordialmente las necesidades gubernamentales, antes que la de los beneficiarios. Además, esta verdadera auditoría apunta a determinar si hay plata o no hay plata, una cifra que la ANSeS nunca blanqueó, un número que los ministros del Alto Tribunal necesitan conocer para sustentar un fallo racional que termine con el padecimiento de los jubilados, debido a los incumplimientos del Estado. Pero, además, lo que indirectamente sucederá es que la Corte terminará por desnudar la existencia de un pasivo oculto descomunal, que le quitará sustento a la teoría del tan promocionado "desendeudamiento".
En este contexto, tampoco ha jugado a favor de la imagen del Gobierno el episodio de Sergio Schoklender, administrador de las Madres de Plaza de Mayo en materia de construcciones sociales financiadas con fondos públicos, quien fue separado de su cargo y a quien se la han empezado a descubrir bienes que aparentemente no puede explicar.
Pese a todas estas contrariedades, lo más nítido de la imagen de la mesa de pool, es que por estas horas el taco lo empuña Cristina Fernández y que es ella quien tiene la ventaja de arranque, porque domina el discurso, impone la agenda y porque decidirá cuándo va a dar el golpe inicial y sobre todo, con qué intensidad.



(*): DyN.

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