martes, 25 de octubre de 2011

FUE UNA ALUVION DE VOTOS, PERO LO QUE VENDRA...¿ QUIEN LO SABE ?

Por Eduardo Cao para
El Retrato de Hoy


Rojas unas manos de tanto aplaudir, guardadas en los bolsillos las manos que, paralizadas, no están dispuestas a aplaudir. Ronqueras surgidas de las gargantas que no se cansaron –ni se cansarán en los días, meses y quizá años venideros- de emitir estribillos, consignas y promesas de amor eterno a quien, victoriosa, consiguió hacerse ineludible en la mención histórica en la política argentina. Y otras ronqueras se manifestaron, producto del balbuceo en el intento de explicar los motivos de sus ausencias en la “fiesta de la democracia”.
Cristina Fernández de Kirchner, la misma que poco más de un año atrás, apenas reunía el veintipico por ciento de aceptación popular, logró que más de la mitad de los argentinos votantes le dijeran que sí, que su “modelo” de gestión, debía continuar, hoy por hoy y con el diario del lunes leído y releído, hasta me animaría a decir “in eternum”. Aclaro que el concepto de eternidad en la Argentina, no parece tener la misma acepción que la que figura en cualquier diccionario. Y si así lo es en las relaciones humanas tanto o menos lo es en la política. Ejemplos sobran.
¿Qué cambió en 400 días para que la crispación política que se olfateaba en la calle, se transformara en un lapso relativamente corto aun en la vida, en un plebiscito tan abrumadoramente favorable?
El repentino fallecimiento de Néstor Kirchner, el halo de dolor y solidaridad con el que la imaginación popular rodeó a su viuda puede esgrimirse como una de las razones del cambio de percepción social. Pero no fue el único ni el determinante para este arrasador triunfo.
Apenas, permítaseme esta licencia en el análisis de esa desgraciada y dolorosa situación familiar que atravesó la Presidenta, pudo constituirse en la bisagra necesaria para despejar dudas internas y externas sobre su verdadera capacidad para construir su propio espacio de poder. Es cierto que, particularmente desde el 27 de octubre de 2010, Cristina Fernández de Kirchner no dejó pasar oportunidad ni discurso para llorar la ausencia de “él”.
Al mismo tiempo, no le temblaba el pulso cuando se desprendía de algunos fieles a Néstor, para dar paso a un renovado entorno, pequeño círculo que resultó la cuna del “cristinismo” como etapa supuestamente superadora del kirchnerismo. Es cierto, el protagonista, el que ocupaba el centro del escenario, era otro, su heredera, y diferentes sus características personales, no tanto políticas.
Y así le fue bien así a CFK: el relato se mantuvo con matices propios de cada personalidad. Y ese relato arrolló el 23 de octubre en la consideración del 54 por ciento de los votantes, dejando un tendal de ex cercanos, adversarios y/o enemigos, muy heridos, algunos de muerte; política, por supuesto.
Con mayoría en el Congreso Nacional y en las gobernaciones provinciales –situación que Néstor Kirchner no pudo obtener- a la Jefa de Estado se le facilitará la tarea de gobernar bajo sus propios términos.

OPOSICIÓN Y RESISTENCIA

Hermes Binner y su Frente Amplio Progresista sería (el potencial surge de experiencias anteriores) el elegido por el voto popular, en esta instancia de arrolladora victoria oficialista, como la principal oposición. Por ahora lo es a través de los medios, los progubernamentales y los críticos ambos por distintos motivos, que, curiosamente, obvian los resultados electorales anteriores y actuales.
Puede ser que el FAP, segundo lejos el 23 de octubre, se constituya en el catalizador de una buena parte del progresismo opositor que aún se mantiene en el Congreso. Para ello cuenta con la caída en picada de aquellos dirigentes de partidos socialdemócratas que, antes del 14 de agosto, se avizoraban como potenciales socios. Ricardo Alfonsín y Elisa Carrió estarían en la mira, aunque ambos se deberán someter al debate interno en la UCR y la Coalición Cívica, respectivamente.
A Alfonsín se lo sigue cuestionando su alianza con Francisco De Narváez y a Lilita su tenaz intransigencia a los acuerdos programático/electorales. Carrió, que supo erigirse a fuerza de votos en una especia de fiscal político con voz y voto de los excesos del poder central (éste y el de años atrás), ha anunciado la postura que adoptará después de descender al último puesto: “resistencia al modelo K”. Y más: responsabilizó a todos y cada uno de los votantes de CFK por haber convalidado la política gubernamental que, para ella (y para muchos que integran el 40 por ciento de los que rechazan al FPV), “es mentirosa y mala para la Nación”.
En cuanto a aquel Peronismo Federal que alguna esperanza despertó, ya no existe. Su certificado de defunción data de muchos meses antes del 14 de octubre. Tanto Eduardo Duhalde cuanto Alberto Rodríguez Sáa, afirmaron que seguirán en la política. Después de todo, hay que entenderlo, son animales políticos y actúan en consecuencia. Lo que dejaron para un futuro incierto, es la incógnita de si tratarán de unirse a otras manadas y, sobre todo, si pretenderán ser los primeros en las letras de molde o, apenas, y nada más ni nada menos, que sus guías.

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