El kirchnerismo es inexplicable desde la ciencia política.
Por el contrario forma parte de la contracultura del absurdo.
Hoy se expresa través de los monólogos de Cristina donde los desplantes y las bravatas, el gesto provocador y despojado de sentido alguno como no sea recibir los obligados aplausos de alcahuetes y burócratas.
Todo ello acompañados de abyectos elogios de la mafia conectada al gobierno mediante negociados aberrantes .
Para completar los escritos o editoriales de papanatas ilustres para coronar falsos prestigios y títulos inexistentes.
No importa el talento ni la capacidad, sino la pose y el escándalo pero esos atrevimientos no son mas que las máscaras de un nuevo conformismo con la miseria, la pobreza manipulada y el hermanamiento con países terroristas.
El esperpento se amplifica y se distribuye por la cadena oficial y por los medios sometidos.
Así pretenden, no descarto que lo logren, desindividualizar al individuo y así lo masifican transformando derechos en regalos.
De manera inaudita el individuo se vuelve masa y regresa a los tiempos primitivos de la magia y la tribu.
En este caso se destruye la Nación,se desvirtúa la República y se malversa la Democracia.