Escribe José Luis Jacobo, Director de Noticias y Protagonistas
Tal como dice con sabiduría profunda José Hernández en su obra "Martín Fierro", no hay tiempo que no se acabe, ni tiento que no se corte. La mentira como sistema comienza a tener huecos fáciles de advertir. La inminente rebelión vecinal en los barrios de Parque Luro, Constitución, y Alto La Perla expresa que el vocinglerío fraudulento de los voceros comunales no da para más.
Pulti domó hasta el silencio a la mayoría de los que por décadas fueron considerados dirigentes vecinales. Paga con recursos públicos adocenamiento mediático. Cree que así alcanza, pero hay grietas en el muro. Y las bases del muro, que son de papel piñata, son muy débiles. De este tema en particular, exponemos debidamente en nuestra investigación central de esta edición, "¿Otro Lomas del Golf?" A diario los vecinos relatan hechos de violencia ocurridos en la ciudad: robos, asaltos, despojos de todo tipo que llegan hasta el propio despojo de la vida. El denominador común de todas estas situaciones es la ausencia de cobertura policial, que es apenas el botón de muestra del paisaje que atraviesa hoy el delito, fortalecido por un sistema que lo ve al delincuente como una víctima previa y originaria, por tanto la excusa perfecta para el suceso criminal. El viernes próximo pasado, la sargento primero Virginia Sosa, junto a un compañero, inició acciones judiciales contra la administración de la provincia de Buenos Aires, ante el profundo abandono material y humano en el que deben desempeñar su tarea. Sosa señaló que el punto de inflexión fue la detención de un individuo sumamente violento que tenía pedido de captura, en horas de la madrugada del viernes. Al ser reducido, fue trasladado en el móvil de la Comisaría 3ª, pero no pudo ser ingresado a los calabozos por la falta de médico policial, lo que implicó que el delincuente en cuestión quedara esposado a bordo de la patrulla. Dos consideraciones sobre el asunto: primero, que al menguado parque de unidades móviles de la policía marplatense se le debe agregar aquellos que se transforman en cárceles debido a este tipo de regulaciones, ya sea que lleven menores en detención, que no pueden ser ingresados a las seccionales, ni adultos, como en este caso, sin una previa verificación del médico legista. La segunda queda expuesta del modo en que este delincuente se fugó de la puerta de la Seccional Tercera, luego de abrir el auto a cabezazos y patadas, hasta salir, ante la impotencia del personal presente, que está impedido reglamentariamente para utilizar su arma de fuego. Consecuencias: el delincuente de nuevo en la calle, y los policías, sancionados por la Jefatura Departamental. Es indudable que no existe interés en la protección ciudadana. Lejos de los discursos, del expertise desarrollado por el gobernador Daniel Scioli en obituarios para casos resonantes, nada ocurre en el universo de la lógica democrática, en el cual el objeto de la existencia de las fuerzas de seguridad es la protección ciudadana.
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