Costa reunió a 40 empresarios y les dijo que el Gobierno no permitirá que la depreciación del peso se traslade a los valores de los alimentos; extenderán los acuerdos.El que no cumpla se le aplicará la ley de Abastecimiento que dispone multas y prisión.-
Por primera vez desde su llegada al cargo, las circunstancias obligaron al secretario de Comercio, Augusto Costa, a abandonar por algunos minutos el tono afable que suele usar al hablar con empresarios. Frente a una pequeña multitud compuesta por 40 hombres de negocios, optó por un discurso más enérgico y les pasó sin rodeos el mensaje que horas antes había acordado transmitirles con el ministro de Economía, Axel Kicillof: el Gobierno no permitirá que suban los precios de ningún producto con la "excusa" de la devaluación del peso, que acumuló 17% en la última semana.
Fue el momento más tenso de una reunión que comenzó a las 13, en el segundo piso de su cartera, en Diagonal Sur, una hora después de lo previsto, y se extendió hasta aproximadamente las 14.30.Casi sin comentarios, lo escucharon ejecutivos de compañías y representantes de cámaras empresariales del sector alimenticio, de perfumería, limpieza, supermercados y sectores vinculados con la fabricación y venta de productos de consumo masivo, los mismos que a principios de enero firmaron "de buena voluntad" su adhesión al programa Precios Cuidados , que contempla un acuerdo para mantener los valores de 200 productos con revisiones trimestrales, hasta ahora con vigencia para la ciudad y la provincia de Buenos Aires.
Costa se explayó por varios minutos en consideraciones sobre la situación macroeconómica. Pero fue al hueso tras la pregunta de Guillermo Padilla, tesorero de la Copal, la principal entidad gremial empresaria que reúne a los productores de alimentos. El directivo, uno de los pocos que se animó a hacer comentarios, dijo en voz alta lo que todos sus colegas estaban pensando: hacía ya días que algunos proveedores habían comenzado a aumentar los precios para cubrirse de la devaluación. En ese momento, Costa les transmitió la orden que le había dado su jefe, Kicillof: de ninguna manera el Gobierno permitirá que las empresas trasladen a los precios los efectos cambiarios.
Estaba escudado por Sebastián Agostini, el ex ministro de Industrias de Chaco y, de acuerdo con la interpretación de los empresarios, el comisario político del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, en las reuniones que mantienen los hombres de Kicillof con empresarios para debatir cuestiones vinculadas con los precios. También lo acompañó el subsecretario de Comercio Interior, Ariel Langer.
"Nos dijo que iba a aplicar una política enérgica para que no se trasladen incrementos de costos por la devaluación, porque la incidencia del dólar no tiene 100% de impacto sobre los precios de los productos", resumió uno de los asistentes al encuentro, que pidió la reserva de su nombre.
Minutos antes, el propio Kicillof había transmitido ese mensaje en un diálogo radial con Víctor Hugo Morales. "Si alguien nos dice que por haber movimientos con el tipo [de cambio] oficial esto se va inmediatamente en la misma proporción a los precios lo va a tener que demostrar. No es así, es mentira, desde todo punto de vista. Y no lo vamos a permitir. Y vamos a dar la lucha". Más tarde, completó: "Vamos a pedir ayuda a intendentes, a ciudadanos. Y vamos a pedir que nadie haga una avivada en base a un discurso que cada vez es más catastrófico, pero no tiene ningún viso de realidad".
El encuentro entre Costa y los empresarios había sido organizado para avanzar en la "federalización", como la llama el Gobierno, del acuerdo de precios metropolitano. Consiste en la extensión hacia las provincias del convenio que hasta ahora rige para la ciudad y el Gran Buenos Aires. Comenzará a implementarse la semana próxima. Pero la devaluación del peso se convirtió en el tema al que más atención le prestaron los empresarios.
Costa parafraseó a Kicillof. "Los que antes hablaban del uno a uno ahora hablan del uno a trece", sostuvo en tono de queja en referencia a la evolución del dólar paralelo anteayer. Las mismas palabras había dicho el ministro de Economía por la mañana en la conferencia de prensa en que anunció, junto a Capitanich, la flexibilización parcial del cepo a la compra de dólares.
El titular de Comercio no se quedó en el terreno de las amenazas y las declaraciones. Les avisó a los empresarios que avanzará en la revisión de la evolución de los productos que quedaron fuera del acuerdo, en especial entre noviembre y diciembre, durante la transición entre la salida de Guillermo Moreno y su llegada a la secretaría.
El titular de Comercio critica, y los empresarios reconocen en voz baja que tiene una alta cuota de razón, que diciembre fue un mes caótico en materia de remarcaciones. A punto tal que en otro tramo de la charla sugirió que tanto la industria como los comercializadores habían hecho un colchón para absorber la devaluación. Costa utilizó un ejemplo que se apropió de Capitanich: cuando la harina aumentó, también lo hizo el precio del pan, pero cuando la primera bajó, el segundo no la acompañó.
Costa dejó la reunión antes de su finalización para reunirse con Kicillof. Le dejó el mando a Langer, quien trató cuestiones vinculadas con el abastecimiento de productos en el marco del acuerdo de precios. A esta altura, ya había pasado el mensaje más importante
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