viernes, 6 de junio de 2014

PEÑAROL PENTACAMPEON, CON MAGIA Y CORAZON

El equipo marplatense no dejó dudas ante Regatas y ratificó su superioridad
en la serie. Construyó un triunfo sólido y equipista en tres cuartos. Y
lo decoró el "Mago" Campazzo con un fenomenal cuarto final.
Por Sebastián Arana para
el Diario La Capital de Mar del Plata
Twitter: @sebarana71


Peñarol, el club de locos, el club de barrio, el que no conoce la palabra imposible,
 lo hizo de nuevo. Porque el olor a consagración lo motiva, lo vuelve una fiera
 cazadora de títulos, cuyo apetito jamás se satisface.
No se satisface Gutiérrez, que anoche alcanzó su décimo título en la Liga
Nacional. Tampoco Leiva, con seis. Ni Campazzo, quien jugó seguramente
 su último partido en Peñarol, que lleva cuatro con apenas seis años en
 primera. Ni sus dirigentes, que nunca dejan de apostar fuerte. Ni este
 "Tulo" Rivero que, de tanto contacto con ella, entró al equipo con la
 misma mística ganadora para conducirlo a buen puerto.
En definitiva, este equipo que siempre quiere más volvió a estar a la altura
 de las circunstancias para hacer delirar a una multitud de casi nueve mil
 personas que festejó anoche en el Polideportivo la consecución de la
 cuarta Liga Nacional de básquetbol en cinco temporadas, la quinta de
 su historia.
Regatas Corrientes, que no por nada perdió ante Peñarol seis de las
 nueve veces que jugaron en la temporada, terminó rendido una vez
 más. Y sólo el gran Paolo Quinteros estuvo a la altura de tan bravo
 compromiso.
Peñarol impuso su ambición, su fortaleza, su mayor caudal de juego, su
 poderío físico, la regularidad de Boccia y el talento de Campazzo, enorme
 en el cuarto final, para imponerse 88-73 y ponerle a la serie ante los
 correntinos un inalcanzable 4 a 2.
La historia de la serie volvió pronto a su cauce habitual. Regatas discutió
 la primacía mientras sus lanzadores exteriores tuvieron efectividad. Pero,
 en un contexto en el que Campazzo manejaba los ritmos del encuentro y
 con Peñarol imponiéndose cerca de los dos canastos.
De movida, el equipo marplatense impresionó un poco mejor. Correcto
con su defensa, criterioso para elegir sus lanzamientos. Claramente,
 de los dos, el equipo "milrayitas" fue el que consiguió más cantidad
 de tiros de alto porcentaje.
Gracias a su superior capacidad para hacer juego logró alimentar seguido
a un alero que juega muy profundo como Boccia y que volvió a hacer
 mucho daño.
De todos modos, como de movida la ofensiva peñarolense no tuvo el
 respaldo del tiro abierto, Regatas se las compuso para estar ahí nomás
 y para pasar fugazmente al frente con dos "bombas" de Quinteros y otra
 de Ricky Sánchez.
A dos minutos y medio para el final del cuarto inicial, el equipo correntino
 lideraba 19 a 16. Pero, de ahí al cierre del cuarto, corriendo y tirando de
 tres puntos, Peñarol le metió un parcial de 8-0 para llegar al descanso 24
 a 19. Con el dato adicional de que Martina y Ricky Sánchez ya estaban
 con tres faltas personales.
El regreso al partido fue mejor todavía para Peñarol. Rivero, de a poco, fue
 mandando a la cancha a toda la rotación. Los relevos mantuvieron el rigor
 defensivo, aportaron gol de tres puntos y lideraron la "fuga" del equipo
 marplatense.
Regatas, a esa altura, lucía totalmente confundido contra una defensa
 consistente. Casalánguida intentó con varios cambios y hasta con una
 doble base con Martínez y Hopson. Nada le dio resultados. Mientras los
 relevos poco le dieron a Regatas, Quinteros vio demasiados minutos
sentados en el banco mientras sus compañeros no la metían.
Peñarol aprovechó la oferta. Cuando el tiro de tres puntos le dejó de dar de
 comer, aprovechó los posteos de Boccia para consolidar la ventaja, que
 llegó a ser diecisiete puntos (43-26) en los segundos finales de la primera etapa.
Pese a que salió del vestuario con un doble de Boccia y un tiro de tres puntos
 de Gutiérrez que le permitieron tomar veinte puntos de ventaja, Peñarol no las
tuvo todas consigo en el tercer parcial.
Por un lado, hubo virtud de la defensa de Regatas. Pero también es cierto que
 falló varios tiros bien tomados en buena parte del parcial.
Los correntinos, con el pick and roll entre Quinteros y Martina, recortaron la
 diferencia a trece puntos y varias veces con la pelota en su poder para
arrimar un poco más.
Pero también lo fallaron casi todo de tres puntos. Con poco, cuando Leo Gutiérrez
a falta de dos minutos y fracción encadenó otro tiro de tres puntos y una
asistencia a Boccia, Peñarol detuvo la escalada correntina y, con un doble
 del rosarino sobre la chicharra, ingresó al cuarto final 61 a 43 arriba.
Si hacía falta algo para cerrar la fiesta era el show de Campazzo. Hasta ahí
había jugado un partido correcto, repartiendo el juego, sin mirar demasiado
 el aro. En ese cuarto final, en cambio, anotó 22 de sus 32 puntos para
 terminar de sepultar las esperanzas correntinas.
Cada vez que Regatas intentó arrimar, se encontró con un pase de magia
 del base, que armó una fiesta inolvidable en las tribunas que, a falta de
 cinco minutos, ya dieron rienda suelta a toda su alegría.
Peñarol campeón. Fue el mejor y tuvo al mejor. ¿Hacía falta algo más?
Síntesis
Peñarol (88): F.Campazzo 32, F.Fisher 10, A.Boccia 17, L.Gutiérrez 6 y
 M.Leiva 4 (x) (FI); G.Fernández 6, F.Giorgetti 6, I.Sosa 3, A.Weigand 2
 y M.Ibarra 2. DT: Fernando Rivero.
Regatas Corrientes (73): J.Martínez 3, P.Quinteros 24, N.Romano 13,
 R.Sánchez 5 y F.Martina 8 (FI); P.Calderón 2, P.Hopson 3 (x),
 M.Gerlero 3, J.Brussino 6 y M.Bortolín 6. DT: Nicolás Casalánguida.
Estadio: Polideportivo "Islas Malvinas".
Arbitros: Pablo Estévez-Daniel Rodrigo-Diego Rougier.
Parciales: 24-19, 44-29 y 61-43.

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