En su última columna del 28 de octubre, que todos los martes publica el Diario La Capital, el Periodista Gerardo Gómez Muñoz expresó: “La apelación a la falta de presupuesto se enmarca en un criterio casi mogólico como el que en su momento usó el bloque de la UCR”, lo que valió una cuestión de privilegio en la última Sesión llevada a cabo por el Concejal Mario Rodríguez, manifestando que “intenta descalificar a quienes integramos el bloque radical, comparándonos con aquellos que tienen síndrome de Down, en una indignante muestra de discriminación e intolerancia”.
Cómo se puede observar, el adjetivo cuestionado “mogólico” fue utilizado para referirse al criterio y no a un concejal en particular o a los concejales radicales. Entonces, como diría el refrán popular “¿Qué saltás si no hay charquito?”
Decía Friedrich Nietzsche que las palabras son metáforas y que a medida que se usan van perdiendo su sentido, hasta que quedan vacías.
En rigor de la literalidad, si recurrimos al diccionario de la RAE (Real Academia Española) veremos que:
mogólico, ca.
1. adj. mongol (‖ perteneciente a Mongolia).
2. adj. Perteneciente o relativo al gran mogol.
Los mongoles son un grupo étnico que se originó en lo que en la actualidad es Mongolia, Rusia y la República Popular China.
Posteriormente mogólico, en acepción no incluida hasta el momento por la RAE, era un término médico que se usaba para describir a las personas con retraso mental leve a moderado y que viene de la raza mongoloide porque las personas con síndrome de Down comparten con ellos como característica principal los ojos rasgados”. Pero así como la idea de que la humanidad puede ser divida en razas ha caído en desuso, lo mismo ocurrió dentro de la medicina con el uso de esta palabra.
Una de las características de la etnia Mongol era la de poseer un gran espíritu de cooperación, nunca se robaban ni se peleaban entre ellos, difícilmente traicionaban a su señor y eran muy respetuosos los unos con los otros. El citado periodista demuestra martes a martes poseer una cultivada cultura, pero a juzgar por la descripción precedente, y los últimos acontecimientos ocurridos en el Departamento Deliberativo, permítanme dudar que dichas características puedan ser aplicadas a los curules del partido centenario.
Si decidiéramos utilizar literalmente las adjetivaciones más comunes, por ejemplo:
Si dijéramos que los criterios de la UCR son pobres, ¿estaríamos diciendo que los concejales radicales son de bajos recursos?.
Si dijéramos que los criterios de la UCR son idiotas, ¿estaríamos diciendo que padecen de idiocia?
Si dijéramos que los criterios de la UCR son pelotudos, ¿estaríamos diciendo que tienen sus testículos inflamados y sólo abarcaría a los de sexo masculino?
Si dijéramos que los criterios de la UCR son esquizofrénicos, ¿estaríamos diciendo que padecen la enfermedad mental esquizofrenia?
Si dijéramos que los criterios de la UCR son alocados, ¿estaríamos diciendo que a los integrantes del bloque radical se les ha diagnosticado demencia?
Y la lista podría ser interminable.
Hace un tiempo se denunció en el INADI al filósofo José Pablo Feimann por la utilización del mismo término, y el organismo concluyó en que esa expresión no configuraba un acto discriminatorio. En sus considerandos prioriza por sobre todo los tratados internacionales que protegen la libertad de expresión y cita en un párrafo a la Corte Interamericana de Derechos Humanos cuando dijo que “En la arena del debate sobre temas de alto interés público, no sólo se protege la emisión de expresiones inofensivas o bien recibidas por la opinión pública, sino también la de aquellas que chocan, irritan o inquietan a los funcionarios públicos o a un sector cualquiera de la población”
Si bien, las Cuestiones de Provilegio, según el tan vapuleado últimamente Reglamento Interno, establece que pueden ser usada para plantear “Las que afectan los derechos, reputación y conducta de los Concejales individualmente y solo en lo que hace a su idoneidad representativa”, continuando con el eje aquí planteado de tomar todo literal, Rodriguez se sumerge en una contradicción en su uso ya que afirmó que: “La verdad, más que un agravio, lo tomo como un reconocimiento. Ojalá tuviera la pureza, la alegría, la bondad, el amor que ellos tienen, ojalá pudiera parecerme cada día más a ellos en los sentimientos que profesan”.
Es interesante ver que se han detenido en una de las 1488 palabras que la nota posee (incluyendo título y autor), pero nada tengan para decir de las 1487 restantes, ni de las miles de las notas anteriores, en las cuales se vertieron conceptos sobre los cuales hubiera sido más que interesante haber hecho cuestiones de privilegio para dar explicaciones a la población.
Pero si nos vamos a poner semánticos, y “vemos la paja en el ojo ajeno” (aclaro por esto de la literalidad: según RAE Paja: “Caña de trigo, cebada, centeno y otras gramíneas, después de seca y separada del grano”), a modo de ejemplo en una oportunidad Vilma Baragiola declaró: "Estoy convencida de que tengo enfrente un gabinete de autistas", en clara referencia a quienes acompañan al Intendente Pulti en su gobierno. ¿El autismo no es acaso una enfermedad mental también? ¿Los funcionarios tendrían que haberla denunciado?.
Rodríguez declaró que “más allá de la adjetivación que se puede realizar sobre la conducta de cualquier concejal o un bloque político, en esta columna se están traspasando peligrosamente ciertos límites que tiene la ética periodística”.
Una vez más el radicalismo local, subido a un banquito, pretende coartar la libertad de expresión.
En el caso Kimel se cita la Carta Democrática Interamericana (art. 4), donde dice “la libertad de expresión y de prensa es uno de los componentes fundamentales del ejercicio de la democracia. Siendo un derecho que corresponde a todos, no cabe homologar –ni restringir- el derecho a la libertad de expresión a los derechos de los periodistas o al ejercicio de la profesión periodística, pues tal derecho lo tienen todas las personas y no sólo los periodistas a través de los medios masivos de comunicación”.
Pero esto no es todo, el Concejal Mario Rodriguez va más allá “acusando”:“El oficialismo tiene vasos comunicantes con este personaje. Permanente ataca a la oposición y realiza una defensa constante al gobierno municipal”.
Es de temer que próximamente el legislador municipal pretenda a través de una Ordenanza o una medida cautelar que todos los periodistas marplatenses critiquemos por ejemplo el CEMA, el Emisario Submarino, la Nueva Terminal, la cobertura del 95% de cloacas y agua, el dragado, la ampliación del Parque Industrial, la revalorización de las Salitas, etc etc etc
Cuando los concejales de la UCR debían estar concentrados en debatir una herramienta para garantizar la seguridad de los ciudadanos marplatenses, la que no terminaban de consensuar, pasando a excesivos cuartos intermedios, estaban distraídos en un adjetivo, utilizado por un periodista, de uno de los tantos medios existentes en la ciudad, y que ni siquiera eran destinatarios, sino que se pusieron solos el sayo.