sábado, 15 de marzo de 2008

EL ASESINATO DE LOS DOS ABOGADOS QUE PARTICIPABAN DE UNA MEDIACION EN CAPITAL FEDERAL ANALIZADO DESDE UNA OPTICA QUE EXCEDE LA CRONICA POLICIAL

Lo que sucedió ayer es una muestra más del estado de locura en que vivimos y que nuestras autoridades sanitarias se niegan a admitir, para no tomar las medidas necesarias para paliarlo o enfrentarlo. Como siempre: "aquí nada sucede", hasta que aparecen las manchas de sangre.

Muchos trabajadores están indignados con su pase por el SECLO. Un invento impuesto como filtro en donde muchas veces se ven obligados a "tomar lo que se les da", (las palabras "conciliación" y "obligatoria" son antagónicas, no complementarias) bajo la presión de que si llegan a juicio, deberán esperar años hasta una sentencia, de dudoso final y virtual cobro.

Los trabajadores no se sienten protegidos por el sistema, ni por las normas de Derecho Laboral, ni por la Justicia Laboral. En modo alguno estoy justificando el delito cometido ayer, simplemente estoy analizando lo ocurrido desde otro punto de vista: intentando ver más allá de la sangre derramada. Porque tampoco es suficiente decir "estaba loco...".


La desocupación y la precariedad laboral no han disminuido. Los índices son manipulados al antojo del Gobierno. La eliminación de la doble indemnización por despido arbitrario impulsó una escalada de despidos brutal, cuyas consecuencias aún no son admitidas.

Lo de ayer, tal vez fue parte de ello.

El trabajador no cuenta con leyes que lo protejan, ni con una Justicia rápida y eficiente (cuyo análisis será realizado en otra oportunidad, y desde ya dejo a salvo la vocación, buena voluntad y esfuerzo que realizan a diario muchísimos integrantes del Poder Judicial, a pesar de la carencia de recursos que sufren).

Para peor, debe soportar el filtro de la "conciliación obligatoria". Sin duda, ésto genera una gran frustración, que se multiplica y crece de manera alienante.

Los europeos ya han evaluado, como siempre con la debida anticipación, que las nuevas modalidades laborales estimularán una gran alienación en este siglo (flexibilización, constante cambio de lugar y forma de trabajo, ruptura del sistema vertical, trabajo por equipos ad-hoc, dedicación completa aún desde el hogar, etc., todos inventos adecuados al avance tecnológico, corporativo, etc.).

La locura será la enfermedad de este siglo, y se manifestará a través de conductas muy violentas.

Esto de ayer, confirma lo expresado. Cada vez hay más accidentes y muertes en el tránsito, asesinatos violentos, francotiradores, jóvenes que maltratan y asesinan ancianos, ataques a escuelas, violencia familiar, acoso laboral, violación de los derechos esenciales de las personas, en particular de trabajadores, enfermos, discapacitados, niños, madres solas, ancianos (todos instituidos en grupos vulnerables).

La salud mental no concita interés. Es como todo lo que "no se ve" hasta que las manchas de sangre aparecen.

La salud de los trabajadores, mucho menos. ¿O a alguien le preocupan las condiciones edilicias, de restricción de espacio, de lugares irrespirables, ruidos y olores molestos, falta de descansos adecuados y del tiempo necesario para comer adecuadamente, etc. que padecen los trabajadores?

Sumado a ello, las nuevas modalidades de trabajo, junto con la paulatina pérdida de derechos, conspiran contra la estabilidad afectiva y familiar, transformando la vida del trabajador argentino en un verdadero calvario.

En resumen; o se trabaja, o se atiende a la familia, o se llevan a los hijos al médico, o se va a las reuniones de la escuela, o se asiste a una fiesta familiar, etc.

Las nuevas modalidades de trabajo, la falta de beneficios adecuados, la precariedad en todo sentido, la preocupación constante de un despido arbitrario, llevan a pensar que los trabajadores argentinos hemos dejado de ser "personas" para pasar a ser "recursos cuasihumanos" absolutamente reemplazables y desechables, al nivel de un engranaje más en la gran maquinaria productiva y recaudadora. TRABAJO y TRIBUTACION FISCAL.

NINGUN RESTO QUEDA HABILITADO PARA GOZAR DE UNA VIDA DIGNA.

RESULTADO = ALIENACION - VIOLENCIA - MUERTE - CAOS.

Espero que alguien recoja el guante y comience a hacer lugar a la consideración DE LA DIGNIDAD DEL TRABAJADOR, COMO PERSONA.

La conciliación no debe ser una espada de Damocles para el trabajador, en donde si no la acepta porque no le conviene, serán peores las consecuencias.

La JUSTICIA DEL TRABAJO debe contener al trabajador, garantizándole la protección de sus derechos y celeridad.

JUSTICIA TARDIA, NO ES JUSTICIA.

Y lo de ayer, fue lamentable.

Envío mi pésame a las familias de los colegas fallecidos y confío en que ésto no se vuelva a repetir, porque una vez más, somos los trabajadores del Derecho, quienes por estar en el medio de las situacioens más ríspidas, violatorias y alienantes que viven los justiciables, pagamos las consecuencias con la frustración de no poder colaborar a "hacer justicia", o con nuestra imposibilidad de percibir dignamente el producto de nuestro trabajo, o lo que es peor, como en este caso, con nuestra vida. (recordar épocas recientes del corralito, pesificación y devaluación suspensión de ejecuciones, antigoteo, corralones, etc.)



Liliana Angela MatozzoAbogada - Doctora en Ciencias Jurídicas.

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