domingo, 14 de septiembre de 2008

PINO SOLANAS DIJO QUE PERON HOY NO ESTARIA EN EL P.J

En profundo repaso a la realidad política y social, el cineasta habló de los Kirchner, oposición, trenes, petróleo y otros temas candentes.
El primer juicio de varias decenas que Menem, su familia y sus funcionarios le hicieron a Editorial Perfil fue justamente por un reportaje hecho a usted por la revista “Noticias” en 1991. El título era “Menem y su pandilla”. —Me acuerdo de que fue tapa de la revista y sorprendió mucho. Decía que Menem era el jefe de una pandilla que estaba saqueando el patrimonio público. Eso derivó en un juicio contra la periodista, contra mí y contra usted también. Ratifiqué mis dichos dos meses después y di una conferencia de prensa.—Está en YouTube y es interesante verlo hoy, diecisiete años después, diciendo exactamente lo mismo que dice hoy. —Hablé media hora frente a la gente que se agolpaba en las escalinatas de Tribunales.—Además de ese y otros tantos juicios, con bombas dos veces volaron el frente de la planta de impresión de Perfil, pero usted fue baleado y herido en sus piernas por dos desconocidos. ¿Cómo asocia ese hecho con su oposición al menemismo? —Directamente. Fue una advertencia. Me venían amenazando, pero uno piensa que la racionalidad funciona… La verdad es que no funciona. Cuando uno ve las barrabasadas que se han hecho escapando a la lógica de la política…—¿Cuál lógica? —Que si el presidente de la Nación había iniciado un juicio por injurias… Sentí que no se iban a meter conmigo porque estaba en pleno proceso. La nota de Noticias fue en marzo y dos meses después, el 22 de mayo, fue el atentado… Había recibido amenazas, pero en aquella época la técnica de la amenaza era corriente.—Pero a usted le balearon las piernas, eso es otra cosa. —Supuse que estaba resguardado. Pero no fue así. Cuatro días antes, había publicado una contratapa en Página/12 en la cual decía que con el juicio me estaban queriendo amedrentar, y volví a reiterar lo que había dicho en el reportaje de Noticias.—¿No se imagina la misma situación en la Argentina de hoy? —Aquel campanazo me enseñó que cualquiera de las hipótesis o de los escenarios es posible. Después, algunos de mis abogados tuvieron relación con funcionarios que habían trabajado en el Ministerio del Interior y les confesaron, off the record, que quien intervino fue la cueva 8 de la SIDE. Aquello fue un operativo bien montado…—Hicieron correr a la persona que estaba a su lado para dispararle sólo a Ud., lo hicieron a las piernas y le dijeron que la próxima vez era en la cabeza. —En los primeros tiros yo estaba de espaldas, y uno solo, a esa distancia, habría acabado conmigo si hubieran querido matarme. Pero la intención era callarme, o que me fuera del país.—¿Eso lo llevó a dedicarse a la política de manera partidaria? —Yo salí a enfrentarlo, lo hice responsable a él. No iba a jugar yo a las escondidas. Había pasado ocho años afuera, había regresado de un largo exilio y no me iban a sacar ni me iban a callar. Claro que fue un cambio en mi vida. Estaba terminando el rodaje de El viaje, y no la pude terminar. El atentado físico estuvo acompañado por un atentado económico monumental porque yo tengo una pyme cinematográfica, una productora que se construye sobre la base de mi trabajo, y cuando yo no trabajo, entra en paro.—Las consecuencias de aquel reportaje de “Noticias”: el juicio y la balacera, dieron inicio a su vida como político profesional. —Totalmente. Pero yo no tomé la decisión. Desde aquella misma noche, empecé a recibir una ola de estímulos, de apoyo. Ni por asomo había pensado en dedicarme a la política, lo cual no quiere decir que no estuviera comprometido con el acontecer político del país, pero desde la cultura. En esos meses fui recibiendo a mucha gente y comprendí que quizá podía ayudar a la recomposición de una oposición en la Argentina. En enero del ’91, Menem desembarcaba en París y le daban el doctorado honoris causa en la Sorbona. Y en la comitiva iba una galería de personajes políticos… Hasta Guillermo Estévez Boero iba… y Alain Touraine escribía dobles páginas en Le Monde elogiando el giro a la modernidad de Menem. Habían creado una gran confusión y eran momentos de soledad, porque ante el mundo aparecía como un hombre ligado al progreso…—¿No teme que la cueva 8 de la SIDE haga, hoy, lo mismo? —Siempre es posible. Desde que tomé la decisión de enfrentar las cosas, supe con plena conciencia que eso podía pasar en cualquier momento.—¿Esa confusión que inicialmente Menem generó dentro del peronismo y confundió a las figuras progresistas que Ud. menciona se repite o se repitió con Kirchner? —Sí, por supuesto. Es otra variante.


Perón hoy no sería justicialista?

—En absoluto. Perón sería el líder de un partido nacional-popular-democrático. Y eso no es el conglomerado del PJ disfrazado con algunas medidas progresistas, como su política de los derechos humanos y volver al rumbo del Mercosur. El resto hoy no se ha apartado de las esencias de las políticas neoliberales de Menem. La ley financiera de Martínez de Hoz está presente. La podrían haber derogado hasta con un simple decreto. Esa ley le impide al crédito público ir en auxilio de la empresa nacional, la pequeña y mediana empresa, porque no puede ir en auxilio de empresas que no tienen la suficiente solvencia. Ese crédito lo utilizan las multinacionales. Este es un escándalo absoluto. Kirchner sigue ejecutando el mismo modelo impositivo de Menem. Por cada punto que bajara del IVA, 1.400 millones de dólares quedarían en el bolsillo de los consumidores argentinos. Esto, más la política de extracción y saqueo de los recursos naturales más valiosos del país, la minería y el petróleo, que se extraen y se exportan a declaración jurada sin ningún control público.

Fuente www.catamarcaya.com.ar

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