A instancias de Cristina, Chávez salió a aclarar que cuando le dijo a Lula que seguiría "estatizando empresas con excepción de las brasileñas", sólo había sido una broma. La presidenta Cristina Kirchner debió salir este miércoles a pedirle explicaciones a su verborrágico par venezolano, Hugo Chávez, por haber expresado que seguiría "estatizando empresas con excepción de las brasileñas", y el gobernante caribeño respondió varias horas después que había sido una "broma".
Asimismo aclaro que si es necesario se estatizaran las empresas que se crea conveniente, aun brasileñas.-
El Gobierno argentino, a través del ministro del Interior, Florencio Randazzo, dijo estar "conforme" con la respuesta dada por Venezuela, que puso en estado de alerta a los empresarios argentinos y llevaron a la UIA a pedir que se impida a Venezuela ingresar como socio pleno del Mercosur.
"El comunicado dejó todo claro", dijo el funcionario argentino, en lo que se interpretó como una decisión del gobierno de Cristina Kirchner de ponerle punto final a la polémica.
En ese comunicado, el gobierno venezolano adjudicó a una "broma" sus declaraciones respecto de que su gobierno encaraba una ola de nacionalizaciones de empresas, con excepción de las brasileñas.
Si bien inicialmente había trascendido que el mandatario "bolivariano" le había negado a Cristina la existencia de ese diálogo con el presidente de Brasil, Lula Da Silva, luego un comunicado oficial de Venezuela lo reconoció pero dijo que fue una "broma" entre ambos jefes de Estado.
Incluso, Chávez contraatacó y acusó a medios argentinos de haberse montado sobre esa "broma" para lanzar una "campaña de difamación" contra su gobierno.
Además, el gobierno venezolano subrayó su compromiso y apoyo a las empresas argentinas presentes en el país y denunció una "campaña de difamación" provocada por la nacionalización de varias empresas del sector siderúrgico en las que participa la firma argentina Techint.
El gobierno venezolano "ratifica todo su respeto y su confianza por el pueblo argentino, por su gobierno y por los empresarios argentinos, con quienes nos une una relación estrecha y de trabajo productivo", explicó un comunicado del ministerio de Relaciones Exteriores venezolano.
Cristina incluso había advertido que de ser ciertas esas declaraciones, que se filtraron por error a la prensa durante un encuentro entre Chávez y el presidente brasileño Lula Da Silva, se estaría frente a un acto de "discriminación y discrecionalidad".
Si bien el kirchnerismo está alineado política y económicamente con el gobierno de Chávez, cayeron mal en la Casa Rosada las declaraciones que, medio en serio medio en broma, hizo Chávez durante una visita a Brasil.
Es que cuando se produjeron, justo Venezuela acababa de anunciar una nueva estatización de empresas que afectaba a tres compañías del argentino Grupo Techint.
Esa decisión, sumada a las declaraciones de Chávez, derivó en que la Unión Industrial Argentina lanzara un reclamo para que la Argentina se oponga al ingreso de Venezuela como miembro pleno del Mercosur, lo cual fue rechazado por Eduardo Sigal, funcionario de la Cancillería argentina.
Fuentes gubernamentales confirmaron la conversación telefónica con Chávez y precisaron que Cristina le dijo que "una afirmación de ese tenor -de haber existido- implicaría un grado de discriminación y discrecionalidad".
Además, le hizo saber a Chávez que ello "excede la esfera de soberanía propia de cada Estado independiente e implicaría una actitud inaceptable por parte de Estados democráticos de derecho, además de ser absolutamente contradictorio con los acuerdos estratégicos que nuestro país ha celebrado con la República Bolivariana de Venezuela". Según se informó, Chávez "le negó" a Cristina haber realizado tales afirmaciones, por lo cual la Presidenta "le solicitó que realizara entonces una desmentida pública de las versiones periodísticas".
El martes, mientras Chávez y Lula mantenían una reunión a puertas cerradas en Salvador de Bahía, el presidente caribeño le aseguró al presidente de Brasil que su régimen se encontraba en "fase de nacionalizar empresas, menos las brasileñas".
La conversación fue escuchada por los periodistas que cubrían la reunión entre ambos mandatarios por una falla en el sistema de traducción simultáneo, que permitió a los corresponsales escuchar los detalles de la charla privada.
Pero, según Venezuela, todo se trató de una broma, y el gobierno argentino se dio por satisfecho con esa explicación.
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