* Jorge Tesan
Fernando Carobino, titular de la Camara Empresaria del Sur habla al diario el
Multimedio con la sinceridad que vaya a saber qué impunidad le otorga:"Siete pisos -lo que permite el COT actualmente- no justifican la inversión.El proyecto sería sólo en la Costa, no modificaría la estructura del barrio hacia adentro. No creo que haya inconvenientes porque hay servicios e infraestructura suficiente." Este señor, que al Norte de la avenida Mario Bravo es "ecologista" y defiende las playas de su barrio Alfar sin demandar allí edificios, pero los reclama en Punta Mogotes, donde seguramente no vive, es muy claro. La razón de ser de este proyecto de las torres en Punta Mogotes es el dinero, la plata, la renta financiera a empresas privadas y la permisibilidad de la Municipalidad para con ellas. Carobino no habla de generar un cambio a favor del urbanismo, de mejorar el barrio, de tener una mejor ciudad, de parques, de paseos. Para nada: el tema es la renta, el dinero, el curro que justifica que se le robe a todo un barrio las vistas al mar y el asoleamiento y se vendan a un supuesto público ABC1 en lugar de dejárselas a toda esa gente de cuarta que hoy las posee y ha hecho sus buenos esfuerzos por obtenerlas en su momento.Por otra parte, contribuye a generar un nuevo falso concepto en todo estetema: Hay una Punta Mogotes de la Costa y otra Punta Mogotes hacia adentro,de modo que "los de adentro" no nos deberíamos preocupar, ni siquiera opinar sobre el negocio de "los de la Costa", donde pretenden hacerse fuertes. Los servicios públicos, gas, agua, luz, etc, que Carobino juzga suficientes y no se habla más, van a saber distinguir entre el afuera y el adentro para queno falten en ningún lado.Neoliberal puro, Carobino espera que los servicios lleguen "a los de adentro" por la teoría del derrame.Tampoco aclara Carobino, tan defensor de la ecología de su barrio, como afectaría la colocación de una pared de 40 metros de altura frente al mar y una reserva natural, a los cientos de especies de aves que viven allí. La prensa oficial tampoco levanta el teléfono y llama a la Reserva para preguntar.Por otra parte, de la lectura de la nota en La Capital, surge una peor amenaza. Pablo Rescia, sacerdote del bíblico plan estratégico, dice que lo que prefieren desde ese ámbito es modificar el COT para que eleve un treinta por ciento los valores de toda la construcción. Esto ya haría que en todo el barrio se puedan construir edificios ¿dónde quedó el afuera y el adentro de Carobino? Todo se maneja de una manera tal que cuando el proyecto llegue a la consideración de los vecinos, siempre y cuando nos dejen opinar, va a ser para permitirnos elegir al verdugo.Igual que en esos comerciales televisivos de productos de venta telefónica,todos los consultados en la nota del ámbito municipal y corporativo, dan sospechosas versiones parecidas. Pero Marcelo Artime, que ejerce una función pública y debería estar allí para balancear las avideces, parece tan entusiasmado con la misma idea como cualquiera en la corporación arquitectónica: "Existe la necesidad de generar lugares atractivos, con inversiones en propiedad horizontal. Hacia el sur hay una potencialidad importante,por la vista al mar, las playas, la escasa densidad poblacional y el hechode que no haya conos de sombra. Estoy de acuerdo con la iniciativa." Dice,quien desde su cargo no ha hecho nada por generar en la Costa de Mogotes un lugar atractivo. No sólo la Municipalidad no ha puesto ni una baldosa en las inexistentes veredas de ese sector para generar un paseo atractivo, sino que las luminarias que están, de noche no se encienden, y ni siquiera han cambiado los carteles de la ex Avenida Martinez de Hoz para denotar su nuevo nombre. ¿No estará acaso la Municipalidad contribuyendo al abandono del sector a fin de generar allí un proyecto privado? Pero los bienestares de la función pública parecen haber afectado a Artime de varias maneras, ya que nosólo no dice que el "cono de sombra" afectará a los balnearios, sino que,engolosinado, afirma que "no hay conos de sombra". Con lo cual, estos edificios ya entran en la categoría de mágicos o milagrosos.También es incomprensible esa agorafobia -fobia a los lugares abiertos- de todos estos señores, que argumentan que un cono de sombra no afectaría a los balnearios cuando no terminan de explicar porqué habría que generarse ese cono de sombra. Porque aunque inocuo, qué tiene de malo que disfrutemos del sol. ¿Porqué los vecinos deberíamos sacrificar comodidades y ser solidarios con proyectos privados? ¿Porqué el destino de todo poblado humano deberíaser inexorablemente la construcción de edificios? ¿Y quién les dijo que un edificio es, necesariamente, para un segmento ABC1 y una casa no lo es?¿Porqué la Municipalidad no fomenta la inversión privada para viviendas para las miles de familias marplatenses que no pueden acceder a una? ¿Y si una vez construidos estos edificios se les da un piso de cada mole a familias sin vivienda?Tenemos un barrio con una tipología constructiva determinada, que tiene casas de hasta cincuenta o sesenta años, construidas con mucho esfuerzo e ilusión por inmigrantes italianos, gallegos, etc. que poblaron la zona sin el apoyo que la Municipalidad ahora le brindaría a estas empresas, y que a esta altura debería tener por parte de la Municipalidad un reconocimiento y algún tipo de protección patrimonial histórica, en lugar de que la propia municipalidad planee su destrucción, sin que nadie nos explique a los vecinos cuál sería nuestra ventaja, el beneficio de asistir cómo empresarios de apetitos abultados sellenan de plata. ¿Vamos a tener que ver cómo prosperan otras localidades que han conservado su patrimonio en los suplementos turísticos de losdiarios?Porque hay mil razones para no hacer las torres, pero sólo una para hacerlas: el lucro económico.Por último, me permito remarcar que en el actual contexto de aumento de la TSU a los ciudadanos comunes, estos departamentos estarán exentos de ésta hasta que sean vendidos a sus propietarios definitivos, tal como el Concejo de Ancianos -o grandes contribuyentes, como se llame- va a aprobar en estas horas. De modo que el erario público -todos nosotros- corremos con el riesgo empresario sobre nuestras espaldas, en caso de que estas unidades tarden en venderse o no se vendan.Si los ciudadanos comunes contáramos con tanto apoyo y tanta ventaja municipal, esta ciudad sería definitivamente próspera.
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