Con el golpe de Estado del año ’76 y luego con el advenimiento de la democracia sin duda hemos asistido a un deterioro constante de todos los estamentos sociales, culturales, morales y económicos de nuestro país, y a medida que ha pasado el tiempo dicho deterioro se acelera dejando cada vez mas en evidencia sus trágicas consecuencias. Deficiencias en salud, decadencia en el sistema educativo, gravísimos problemas de seguridad, cuestiones que han consolidado una compleja telaraña de marginalidad que muy lejos de ser solucionada, parece extender sus dominios sobre todos los que se caen del sistema productivo y económico.
Lamentablemente las políticas nacionales que iniciadas en el Proceso Militar, y durante este tramo histórico de gobiernos democráticos han impulsado la consolidación de un estamento social marginado, que abarca gran parte de la sociedad argentina. Dicho estamento transita caminos sin salida tanto para si mismos, como para su descendencia, sin herramientas básicas para su desarrollo como salud, educación y apropiada alimentación. Lo único que heredan a sus hijos es la pobreza, que como brutal sentencia cae sobre aquellos que tienen como única culpa, haber nacido en familias pobres.
Este por ahí extenso preámbulo al tema central que nos ocupa, tiene como objetivo definir conceptos que pretendemos establecer como soluciones teóricas, en contraposición a aquellas que suelen surgir de las actitudes reaccionarias o poco meditadas.
La pobreza estructural, es consecuencia directa de políticas implementadas durante muchos años, y por lógica desandar este camino requiere un esfuerzo también durante muchos años.
Ingresando ya en tema sobre el Plan Federal de Viviendas, se escucha muy frecuentemente cuestionar el rol del Estado dando casas a gente que no se la ha ganado, conclusión lógica para el ciudadano que no tiene en claro que es lo que se pretende con esta acción, que por lo común intuye que la misma está destinada al negociado y al clientelismo, teniendo como único testigo la realidad que pareciera darle la razón.
Ahora mas allá de la coyuntura histórica, nuestro objetivo es establecer desde lo teórico si está bien o no que el Estado de casas.
Para resolver este problema tomemos como base que el individuo nacido en la marginalidad no puede escaparse, en general, de ella por si mismo, por lo que precisa ser asistido de la manera que su círculo familiar no puede, ¿ahora de que manera se lo asiste?, ¿se lo asiste con comedores populares?,¿con planes de hambre?, ¿de que sirve enviar a un niño a la escuela durante cuatro horas, alimentarlo para luego devolverlo a un rancho rodeado de mugre en un contexto familiar complejo y disociado con lo que aprende en la escuela?.
Romper con la pobreza estructural pasa por generar las condiciones sociales para el sano desarrollo del niño y no en la chapucería de dar algo y después arreglátelas como puedas.
Que el Estado de casa está bien, pero en el marco de un plan de Estado para la integración social de los niños; salud, alimentación y vivienda digna son sin dudas las condiciones básicas para su formación.
Pero muy lejos de estos conceptos, la implementación de los planes de vivienda en nuestra ciudad, aparecen atravesadas por la improvisación e intereses extraños a la necesidad de integración social. El ejemplo mas claro es el del barrio Belisario Roldán, donde se sumó 2500 habitantes a la ya numerosa cantidad de vecinos existentes en el Barrio, sin prever el desborde que se le inflige a su sistema educativo, transporte y salud. El barrio Belisario Roldán depende del Sub Centro de salud Jorge Newbery, el cual no tiene ninguna vía de conexión con el sector profundo del barrio, ya que no cuenta con un servicio de transporte directo a dicho centro y por otro lado no existe camino directo ya que entre los dos barrios se interpone una extensa superficie de campo, por lo que tendrán que cubrir sus necesidades de salud en una improvisada Posta Sanitaria municipal. El barrio Belisario Roldán cuenta con una sola Escuela que es la Municipal N ° 14 ubicada en la esquina de Castelli y Chilavert, desbordada en su capacidad. Hemos constatado que en el comienzo del próximo año lectivo tan solo en primer grado quedaran sin cupo 60 chicos, lo que lleva a la deducción que de mantenerse el promedio en los cursos superiores serian ya 420 los niños fuera de cupo. A este problema la Municipalidad ofreció soluciones realmente extravagantes; por un lado ofreció el turno completo de la tarde en la Escuela N ° 4 ubicada en Bronzini (ex Los Andes) y Castelli, dicha Escuela presta servicios al sector del barrio Centenario la cual no tiene forma de separar un turno completo porque también su capacidad está colmada, todo esto sin contar que se pretende que menores se trasladen estas distancias ida y vuelta; otra opción ofrecida son cupos en la Escuela n° 69 ubicada en Ortiz de Zárate y 216, a la cual se deberá ir caminando veinte cuadras, por calles completamente inundadas en los días de lluvia porque cuando se construyeron las viviendas no se tuvo en cuenta si existía o no factibilidad hidráulica, o de lo contrario abordar un colectivo a ocho cuadras, lo que implicaría un gasto diario (más teniendo en cuenta que son familias numerosas) que la mayoría de los vecinos no pueden solventar. Por otra parte, las autoridades Municipales se comprometieron que en dos años este barrio contará con otra Escuela, dicha obra debería haber comenzado en Octubre de 2009, pero hasta ahora solo quedó la promesa. La consecuencia de esta imprevisión es que durante este año lectivo cerca de trescientos niños que viven en un complejo sistema socio-cultural y muy lejos de ser integrados en la escolaridad, estarán solos en la calle.
Seguridad, derechos del niño, reconstrucción del tejido social e igualdad, requieren un gran esfuerzo durante mucho tiempo, esto requiere voluntad política para concebir una política de Estado en el tiempo. Sembrar hoy para cosechar mañana. Lamentablemente el intendente Pulti ha preferido la obra de corto plazo, mas preocupado en las elecciones que en las necesidades de la comunidad que conduce.
Mar del Plata, 01 de Marzo de 2010
Eduardo Montarce - Pablo Aceto - Eduardo Romanin - Beatriz França e Leite
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