*Cecilia Pando
La Semana Santa constituye una oportunidad inmejorable para reflexionar sobre el sentido mas profundo de nuestras vidas. Tambien pone de manifiesto las contradicciones que carcomen nuestra existencia por el significado del dolor y las injusticias. En nuestra busqueda de la felicidad nos encontramos con los clavos de la cruz. En nuestro anhelo de rosas nos sentimos desgarrados por las espinas. Es la esencia de la vida. La Cruz que precede y acompaña la Gloria.Cuando el sufrimiento nos oprime, se desata en nosotros una terrible crisis interior, que puede llevarnos a la desesperanza. Cuanto mas grande resulta la injusticia, mayor es el dolor que provoca. La enfermedad de un niño nos conmueve más que el mismo problema en un anciano.El gran merito del cristianismo esta en haber encontrado una clave para comprender el sufrimiento. Y por habernos presentado a una persona que con su propia vida nos enseno a hacer del dolor una causa de triunfo, gloria y felicidad. Porque fue Nuestro Señor Jesucristo quien transformo el paradigma del dolor humano, poniendolo al servicio de nuestra salvacion.Cuando mas grande sea la injusticia que sufrimos y cuanto mas sea desgarrado nuestro corazon, mayor resulta la posibilidad de ofrecer nuestro dolor para aliviar el sufrimiento siempre presente de Jesus en la cruz; y por aliviar el padecimiento de nuestros seres queridos, tanto el de aquellos que todavia caminan por el mundo, como el de quienes, en el purgatorio, están preparando su alma para el ingreso triunfal en la casa del Padre.Por eso mis queridos presos políticos, aprovechen esta semana para reflexionar en torno al dolor... y hagan de su sufrimiento un acto de amor, ofreciendolo por aquellos que mas lo necesitan. Nuestro Padre eterno sabe de nuestras penurias y tribulaciones... y el quiere transformar sus injustos padecimientos, en un balsamo que aliviane sus heridas en la Cruz. No pierdan esta maravillosa oportunidad que nos ofrece Cristo.
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