jueves, 13 de mayo de 2010

POR QUE DEBEMOS TERMINAR CON LOS MALES DE LA "LISTA UNICA" OFICIALISTA EN EL COLEGIO DE ABOGADOS DE MAR DEL PLATA?

* Ramiro Rech

Por las razones que me permito desarrollar aquí.

Históricamente, el oficialismo del Colegio ha hecho un culto a la “lista única”.

Cuando un colega o grupo de colegas tenía disensos más o menos relevantes con la conducción, y siempre que pudiera demostrar un mínimo de organización, era inmediatamente invitado a formar parte de la lista, la que se presentaba como “lista de unidad”.

(hay que decir, nobleza obliga, que es una práctica muy común en muchas organizaciones sectoriales –colegios profesionales, sindicatos, etc.-).

Esta actitud histórica ha sido acompañada por un profundo recelo hacia cualquier movimiento que se sustrajera a ésta lógica y pretendiera presentarse a elecciones.


Innumerables charlas que he tenido con colegas y no colegas me han demostrado que los efectos indudablemente perniciosos de una lista única no son siempre cabalmente comprendidos.

Por eso creo conveniente exponer algunos, aún corriendo el riesgo de que parezcan obvios:

1.- En una lista única el poder real lo detentan sólo unos pocos –quienes la digitan-, siendo los demás meros adherentes a las decisiones tomadas en el poder (esto explica la ausencia de disensos en todas las resoluciones del Consejo…están todos de acuerdo siempre!)

2.- En una lista única no existe discusión preelectoral ante la certeza del triunfo (lo que revela la trascendencia que reviste la mera existencia de una lista opositora, trascendencia que se incrementa cuando existen chances electorales reales como en nuestro caso)

3.- En una lista única no existe discusión postelectoral (es decir, discusión de gestión), ya que para ello se hubo asegurado previamente que los integrantes de la lista no “desafíen” a quienes ostentan el poder real y deciden

4.- En una lista única no existe interés real de gestión ante la seguridad de que en las próximas elecciones los cargos no corren peligro (el triunfo no deriva del éxito de la gestión sino de la ausencia de alternativas)

5.- En una lista única no existe control de gestión

6.- En una lista única no existe publicidad de gestión, excepto la relativa a temas convenientes y realizada en forma también conveniente

7.- En una lista única no existe necesidad de fundamentar las decisiones: se toman y punto

8.- En una lista única no hay posibilidad de que sus miembros sean influenciados por los intereses de los representados

Para justificar el fenómeno antidemocrático de la lista única he escuchado argumentos entre ingeniosos y “prácticos”, el más famoso de los cuales es “las cosas se cambian desde adentro”.

Me sorprende el error conceptual que existe acerca del “adentro”.

¿No es “estar adentro” participar de una elección?

Dicho de otro modo, ¿la única forma de “estar adentro” es ser miembro del Consejo”?

Los que piensan así se equivocan.

Me explico: Cuando se juntan los dos o tres que arman la lista oficialista, ¿quién influye más en sus decisiones?

¿Sus propios candidatos -a los que ellos mismos deciden poner o no con total libertad- o los candidatos opositores -cuyas propuestas, campañas y nombres les resultan ajenos e inmanejables-?

La respuesta es clara y obvia.

Una variante de éste argumento es: “los que están en el Consejo tiene más poder que los que no están”

Esta consigna es cierta sólo cuando los consejeros no le deben su cargo a otro, en cuyo caso su poder es nulo.

Los únicos que tienen poder dentro de una institución son los dos o tres que decidieron la lista o….los que entraron por elecciones, que no le deben nada a ninguno de los demás, y sólo a los votantes.

También he escuchado que la lista única no impide la “renovación”.

De hecho, el candidato a presidente oficialista sostiene esta postura diciendo que todos los candidatos son “nuevos”.

He aquí una nueva muestra, muy inmanifiesta, de los males desapercibidos de la lista única.

La renovación de representantes no debe ser una concesión graciosa de algunas personas, sino producto de la elección de los representados mediante sus votos.

No debemos esperar que una o dos personas decidan autocráticamente renovar o no renovar los candidatos, lo que debe ser potestad exclusiva de los votantes.

Lo cierto aquí es que la única forma de revertir los males de la lista única es creando y fortaleciendo alternativas electorales.

Me ha pasado que al exponer estos argumentos me tilden de “idealista” (no deja de sorprenderme que esa palabra se use para descalificar), acusación frente a la cual me declaro culpable.

Tampoco deja de sorprenderme que tilden de idealista a quien tiene un objetivo tan “menor” como participar de una elección…

Por todo lo que decimos acá ésta elección trasciende los nombres de los candidatos, para convertirse en una posibilidad concreta y tangible de terminar con las defecciones institucionales expuestas.

La oportunidad es histórica en la abogacía marplatense y ustedes pueden ser parte confiando su voto a la alternativa.

Contamos con ustedes….

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