El titular de la CGT de Mar del Plata se disponía a salir de su casa cuando fue acribillado a balazos. Su cuerpo presentaba veintiún impactos de ametralladora y pistolas calibre 9 y 45, y quedaron otras 17 cápsulas servidas en las inmediaciones. Todas las heridas las recibió del lado izquierdo, lo que hizo suponer que el ataque fue cometido desde la vereda, contra el auto en el que Mansilla se encontraba.
Los agresores, que conocían sus movimientos, huyeron. El dirigente sindical fue auxiliado por su esposa y vecinos, quienes lo trasladaron a una clínica a la que llegó en estado de coma y murió a los pocos minutos.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) se adjudicaron el hecho a través de llamados telefónicos a los diarios en las horas posteriores. La reacción de la central obrera fue inmediata: suspensión de actividades, al tiempo que se organizó una nutrida manifestación para acompañar el cortejo fúnebre. En tanto la mesa directiva de la CGT regional condena “el brutal asesinato y responsabiliza al Gobernador de la Provincia de Bs. As. por la falta de garantías” y “hace una seria advertencia a todos estos inadaptados y cipayos del imperialismo que se han infiltrado descaradamente en el partido justicialista, y que desde este momento se declara el estado de alerta”.
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