miércoles, 11 de agosto de 2010

JORGE MANCINELLI:"LA COMPRA DE PAPEL PRENSA FUE UNA MANIOBRA DE APROPIACION"

*Andrea Perez
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Lo aseguró el co-autor del libro “Silencio por Sangre”, que relata la turbia operatoria de adquisición de esta empresa por parte de Clarín, La Nación y La Razón. El periodista dijo que su adquisición, “consentida por la Junta Militar”, se logró mediante torturas, secuestros y muerte
La impunidad goza de agentes servidores. No tiene otra forma de sustentarse. Existe porque se la sostiene, porque se la coloca por sobre las verdades, porque se la cree, equivocadamente, indestructible. Sin embargo, hay quienes se atreven a corromperla. Jorge Mancinelli, junto a Daniel Cecchini, lo hicieron. Su libro “Silencio por Sangre” relata y especifica la maniobra política y económica mediante la cual Clarín, La Nación y La Razón, se hicieron dueños y señores -a principios de la última dictadura cívico militar- del mercado del Papel Prensa.
En diálogo con El Atlántico, Mancinelli confió que fue “complicidad y decisión de la Junta Militar la que permitió la apropiación de Papel Prensa”. Aseguró que, mediante el secuestro, la tortura y hasta la muerte de integrantes del Grupo Graiver, estos tres medios monopolizaron su distribución y dominaron, hasta estos días, a la democracia.
-En su libro “Silencio por Sangre” sostiene que la toma de posesión de Clarín, La Razón y La Nación sobre Papel Prensa fue, sin más, una maniobra de apropiación. ¿Qué lo llevó a esa definición y conclusión?
-Si estuviésemos en el inicio del trabajo diríamos que esa pregunta que usted hace es la formulación de la hipótesis de nuestro trabajo. Nos propusimos el tema y nos comenzamos a hacer preguntas: fueron tres diarios que le compraron las acciones a un grupo económico o fue un grupo económico el que decidió vender las acciones y entonces buscó a los compradores.
Fuimos desmalezando y limpiando el camino de nuestra hipótesis de trabajo. Y finalmente llegamos a descartar esos cuestionamientos. No fue un grupo económico el que decidió vender, ni un grupo económico que decidió comprar, ni un acuerdo entre dos grupos económicos, sino que fue una operación de apropiación del Papel. De esa manera, se permitía el control del papel prensa por parte de tres diarios, siempre en perjuicio de los titulares de esas acciones que eran cuatro grupos económicos de características familiares: el Grupo Graiver.
-¿Estamos hablando, entonces, de una apropiación fundada en la complicidad del poder político, económico y militar de los años setenta?
-Exacto. Es que formulada la hipótesis, nos preguntamos sobre el cómo fue posible esta apropiación por parte de los tres diarios. Esto no se hizo sólo con la complicidad, sino con la decisión explícita del poder político máximo, que en ese momento era la Junta Militar. Ellos decidieron hacer esto, acordando que se hiciera con los socios políticos de la propia Junta. Así fue que se apropiaron de las acciones. Entonces, siendo así, tenemos que afirmar que fue una decisión del Estado y de hecho lo manifiestan los tres diarios en un aviso que publican en mayo de 1977. “Previa consulta y posterior conformidad de la Junta de Comandantes”, dice en su primer párrafo.
Es cierto desde un punto de vista moral, que hay complicidad. Pero acá hay una decisión explícita que involucra a tres actores privados que son elegidos por la Junta Militar como socios y destinatarios de esta apropiación. No nos olvidemos que estos señores y sus socios que hoy hablan de estabilidad y seguridad jurídica aceptaron, en esa dictadura militar, que los estatutos militares estuviesen por encima de la Constitución Nacional.
-¿Este tipo de maniobras son las que dan significado al carácter cívico militar de la última dictadura?
Sí, porque estos grupos integraron la dictadura militar. No sólo fueron beneficiarios, sino que fueron actores. A costa de que estos grupos se convirtieran en los espectadores de la democracia, porque desde la apropiación del papel prensa, controlaron a otros medios y gobiernos. No nos olvidemos que con tres o cuatro tapas estos medios voltearon gobiernos.
-¿Por qué cree que la discusión sobre Papel Prensa se suscita recién treinta y seis años después de su apropiación?
-Lo relato, primero, en términos personales. Cuando tomé periodísticamente esta cuestión, en noviembre del año pasado, lo hice porque me llamó la atención la resistencia que había por parte de los accionistas de papel prensa a que se incorporara un miembro del consejo de vigilancia. Esto fue lo que me llamó la atención. Porque hasta ese momento, yo tenía el sentido común de que era, simplemente, una empresa que hacia papel prensa y que había sido comprada por tres diarios a un grupo económico que se retiraba de la actividad. Esta era la idea que tenía. Y acá viene el verdadero problema y el condicionamiento que generaron estos medios, y sobre todo Clarín, sobre la democracia, instalando y creando sentido común sobre hechos que no eran de ninguna manera comunes. Entonces, qué fue lo que ocurrió: fui incorporando conocimientos y haciéndome preguntas y me encontré con una puerta. La abrí y me encontré con una historia tremenda, que me permitió ver una operación mafiosa. Comencé a conocer hechos tremendos: torturas, secuestros, muerte, y el armado de la operación en los propios papeles. Claramente, que todo esto se pudo hacer en el marco de la dictadura.
-¿Y en el destape de esta olla, por decirlo de alguna manera, en qué medida está influenciada por el contexto político actual?
-La presidenta de la Nación había instruido a sus directores del Estado para que el papel prensa se proveyera al mismo precio y a las mismas condiciones en todos los medios gráficos de la Argentina. No pasó nada más que eso. Y esto me lo dijeron varias personas. Cuando se apersonaron en la empresa y dijeron la instrucción de la presidenta, se generó un conflicto tremendo.
Esto fue lo que produjo una sucesión de hechos, de reacciones que terminaron abriendo esa puerta. Es tan tremendo lo que ha ocultado esta gente, con poder, con impunidad por más de 30 años, que cualquier cosa que se rasgara daba cuenta de que se trataba de un escenario de cartón
-¿De ahí las denuncias y posteriores sumarios de la Comisión de Valores?
-Claro. Se iniciaron sumarios por la primera irregularidad que se dio en noviembre cuando cambiaron actas y suplantaron firmas y las cambiaron por otras, además de que dieron aprobados balances que no fueron presentados a la Asamblea. Un enchastre que hizo que se declarara la nulidad de lo actuado y la intervención de la empresa. Fue el mismo grupo que impulsó el acto de apropiación de Papel Prensa quien, por paranoia defensiva, se expuso y expuso la propia naturaleza de su presencia en la empresa.
-Cuál es el futuro, a su consideración, de toda esta situación?
Voy a leer un párrafo de la resolución del juez Rafecas del 7 de julio de 2010, que resume claramente la respuesta a su pregunta: “No puede desconocerse la existencia de una íntima conexión que vincula los delitos de privación ilegal de la libertad que tuvieron por víctimas a las personas mencionadas (se refiere a Lidia Papaleo Graiver y sus familiares) y el interés por las empresas Graiver en cuyo marco caben maniobras de transmisión compulsiva de las acciones de papel prensa, por lo que corresponde reiterar que dicha vinculación resulta de tal entidad que lleva a considerar la existencia de una unidad fáctica trama clase de hecho de ningún modo razonablemente y que es hendible un objeto procesal y divergente lo que determina que los hechos corresponden al conocimiento del titular del Juzgado Federal Nº 3 de La Plata.
LA HISTORIA
David Graiver era banquero y se distinguía por sus actividades económicas en distintos puntos del país y el mundo. A principios de los años ´70, accede al negocio del Papel Prensa y se permeabiliza, además, su vinculación estrecha, en términos administrativos, con la organización Montoneros.
Con el apoyo político necesario, Clarín, La Nación y La Razón compraron las acciones de Papel Prensa. Pero el mecanismo de acceso al mercado no fue la negociación. En su lugar, la amenaza, la tortura, el secuestro y la muerte de los integrantes del Grupo Graiver.
Lidia Papaleo, esposa del hasta entonces propietario de la firma, decidió romper el silencio. Contó lo vivido. Apuntó, con detalles y al medio que se interpusiera, todo lo ocurrido por entonces. “Un plafón político”, según su hermano, es lo que le permitió a la viuda de Graiver “contar la verdad, relatar la historia negra de esta industria”.

aperez@diarioelatlantico.com

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