domingo, 8 de agosto de 2010

LA INSEGURIDAD, UNA PERINOLA ACTUALIZADA

*Eduardo Cao
www.elretratodehoy.com.ar


¿Tendremos la sensación o estaremos, en realidad, comenzando a indignarnos? ¿Seguimos llorando toda nuestra vida o seremos capaces de modificar el permanente estado de tristeza que nos dicen hemos heredamos? ¿Por fin emplearemos la cabeza para cambiar la historia o las cosas? Usted, ¿a quien prefiere: Joan Manuel Serrat o Malcon X? ¿Que nada que ver? Agregando la que sigue, ¿muchas preguntas, no?, esta nota parecerá un “multiple choice”. Y bueno, así es esto de la inseguridad.
La gente va muy bien para vencer obstáculos,/ para darnos sorpresas,/ recobrar la memoria/ y emplear la cabeza/ para cambiar la historia…” (Del tema “La gente está muy bien (Nadie es perfecto), de Joan Manuel Serrat)O lo del trovador catalán o aquello de “Normalmente cuando las personas están tristes, no hacen nada. Se limitan a llorar. Pero cuando su tristeza se convierte en indignación, son capaces de hacer cambiar las cosas” que pregonaba Malcon Little, conocido como Malcon X (1925 - 1965), el controvertido orador, ministro y activista de los derechos humanos en los Estados Unidos, para sus seguidores, un valiente defensor de los derechos de los afroamericanos; para sus críticos, predicador del racismo y la violencia.Pensándolo bien, ¿por qué éste o aquel? si, en definitiva, por distintos caminos y con diferentes métodos el original de Cataluña y el nacido en Omaha, preso por sus conexiones mafiosas, convertido al Islamismo y asesinado en Nueva York, coincidieron en el protagonismo de la gente. Ni se me pasa por la cabeza comparar personajes más allá de aquellas frases convergentes: estoy tan cerca del poeta que pregona la paz como lejos de cualquier profeta que aliente el odio.Vienen a cuento las disgresiones sobre el rol de la gente, de la sociedad, porque hoy, en la Argentina parece que se sufriera de amnesia y se requiere, como nunca, “recobrar la memoria y emplear la cabeza para cambiar la historia”. Y también terminar de llorar, que lo hacemos aunque de manera infinitesimal en la cronología del derrame de lágrimas.Hoy estamos, los argentinos, tristes e indignados, esto es, a pocos pasos de modificar una realidad que nos golpea todos los días pero que sólo provoca reacción de tanto en tanto cuando determinados sucesos alcanzan magnitud desde lo mediático o en lo individual. Hablamos de la inseguridad. Hablamos de Carolina Píparo, la joven embarazada de 9 meses, baleada en una “salidera bancaria” en La Plata. El bebé, Isidro, murió a los 7 días de su traumático nacimiento forzado.Atendiendo a la gravedad del caso y a pedido del fiscal Manuel Romero, el juez platense César Melazo recaratuló la causa por la “Homicidio triplemente calificado por alevosía en concurso premeditado de dos o más personas y para asegurar los fines del delito", con una pena de reclusión perpetua para los cinco detenidos y el prófugo identificado como entregador, si la lógica jurídica se cumpliera, aún en este país. Hasta aquí lo que corresponde, lo que debería ser, lo que estaría bien hecho.¿QUÉ ESTÁ MAL?La pregunta, la duda, surge de las acciones de los hombres y las mujeres que conformamos esta sociedad tan contradictoria. Nuestras, del común de la gente, y de los que tienen la responsabilidad de cuidar el derecho más preciado del ser humano: la vida. Sí, la misma vida que a cada instante de nuestra cotidianeidad, ponemos en peligro.Las encuestas colocan a la inseguridad como la preocupación principal de los argentinos. Sin embargo, ese mismo desvelo crece con un desgarrante episodio criminal como el de Carolina Píparo y su bebé, y decrece en interés comunitario cuando se trata de hechos delictivos en apariencia menores, como las salideras bancarias que se han multiplicado a cifras inusuales desde 2006, y como tales de baja exposición mediática. Asaltos y golpizas a jubilados en las calles o en sus casas, asesinatos de hombres y mujeres al entrar en auto a sus viviendas y muertes, demasiadas muertes, duran lo que un suspiro en el interés noticioso. Mucho menos, seguro, que las peleas y reconciliaciones en el funambulesco mundo de nuestra TV.Tampoco es cuestión de cargar las tintas sobre los mensajeros. Nada más lejano en mi intención, aunque lo que se vea y palpe en las tardes-noche televisivas, muestre un mundo irreal en el que la ausencia del esfuerzo personal y la solidaridad en el conjunto, dicen a las claras de la carencia de una escala de valores imprescindible en el desarrollo de una sociedad. Mientras tanto, ¿qué hacen los funcionarios responsables del cuidado de nuestras vidas? Daniel Scioli, jaqueado como está por la sucesión de tragedias provocadas por la delincuencia en territorio bonaerense, habló como un ciudadano común y corriente que no lo es: "No nos podemos resignar a convivir con estas bestias. Tenemos que meterlos en las cárceles". Apelamos a algún piadoso funcionario cercano al gobernador para que le recite una premisa básica: no hay “otro lado del mostrador” para él, que por enésima vez agitó los fantasmas de “mano dura o garantismo”. Es el responsable de la seguridad de los habitantes de la Provincia de Buenos Aires y, por lo tanto, salvo lo de “meterlos en las cárceles” que comparte con la Justicia, está obligado a prevenir el delito, a reprimir el delito, a cohesionar a la policía y los organismos de seguridad para combatir el delito, incluso dentro de focos hoy vedados al ingreso de uniformados con la anuencia de vaya a saber quién.Incluso el “deber” que esgrimió Scioli como su función primordial no es tal. Darle repuestas a los familiares de las víctimas no es lo mismo que evitar, en la medida de lo posible en este mundo violento, que haya víctimas. Y queda dicho: la prevención es una de las tareas del poder político.Inhibidores de celulares, prohibir la circulación de motos con más de una persona a bordo en el sector y horarios bancarios, cámaras de filmación de abarquen más espacio en el sector de atención al público y que esas filmaciones, como las grabaciones de llamadas al 911 sean aceptadas (aquí nos desayunamos que no lo son) como pruebas judiciales en caso de un delito, son algunas de las medidas que anunció el mandatario y que ya tienen estado legislativo. Es cierto que a favor de Scioli y su estallido por el caso de Carolina, empleada de su propio ministerio de Seguridad y Justicia, cuenta su coincidencia con el clamor de la gente cuando señaló que hay que “terminar con esta historia de que la seguridad es un tema de derecha… acá no hay excusas: que la exclusión, que las políticas sociales… cuando se llega al extremo de delincuentes peligrosos, hay que dejarlos en la cárcel”.Aníbal Fernández eligió un camino diferente al del gobernador con el que no descarta disputar territorio en 2011. Primero calificó de “punch mediático” a la “supuesta y/o sensación de” inseguridad; después, se disculpó ante vecinos que recibió, diciendo que había “metido la pata” y que no vivía en un “tupperware”. Un visitante de la página del jefe de Gabinete en Twitter, ni lerdo ni perezoso, “coincidió” en el intermedio con el funcionario: “Tenés razón el tema de la inseguridad no debería llegar a los titulares. Entonces o lo solucionamos o leemos “el Argentino”…En la misma página en la que escribe mensajes casi sin parar, don Aníbal se refirió al caso Carolina: "No habíamos hablado de este tema porque era nuestra aspiración que, tanto el bebe como su mamá salvaran su vida y no tuviéramos que lamentar una pérdida, en contraposición a aquellos que pareciera esperaban la muerte de este pibe para hacer politiquería con el dolor ajeno”. Y agregó, luego de manifestarse convencido de que el aumento de la delincuencia tiene su origen “en las políticas neoliberales de los 90”, que “no será seguramente simpático que yo mencionara que nuestro país tiene la tasa de criminalidad más baja de Sudamérica, ni servirá de consuelo a la familia de las víctimas pero, no será por eso menos cierto".Los argentinos estamos tristes; estamos indignados. Quizá, en un año más, recuperemos la memoria. LO DICHO, DICHO ESTÁ"La desocupación estructural es lo que más se percibe. Acá lleguen muchos niños que desde que nacieron no conocen a nadie de su entorno que haya trabajado" (Gerardo Castellano, cura párroco de San Cayetano, en el barrio porteño de Liniers)“No reflejaba la verdad ni era adecuado, porque no había por qué perpetuar a los funcionarios circunstanciales en placas. Era una versión tan equívoca que parecía que era algo que había hecho el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. No era lo acordado el día anterior, por eso la sacamos” (Nilda Garré al explicar la orden de quitar la placa inaugural de un jardín materno cuyo edificio fue cedido por el ministerio de Defensa, que incluía su nombre junto al del jefe del Gobierno porteño, Mauricio Macri). “No me preocupan las placas, me preocupa que sigamos avanzando… hay que seguir trabajando; eso es lo importante. A mí las placas me tienen sin cuidado” (Mauricio Macri, ante la actitud de Garré)“El problema es con este bloque de porquería que tenemos, malos, que no escuchan, que son unos pelotudos, pequeños mentales, egoístas, que se creen que se yo qué, porque llegaron acá… Peronistas creo que había dos y ahora que me fuí yo, queda uno sólo” (Adriana Bortolozzi, senadora nacional, durante un reportaje radial en Formosa, explicando los motivos de su renuncia al bloque del Frente para la Victoria)“Objetivamente se han establecido algunos puntos de contacto entre la sociedad Hacienda Argentina, beneficiaria de compensaciones por parte de la ONCCA, con la Sra. (Silvana Karina) Oviedo, quien resulta ser cónyuge del Dr. Ricardo Echegaray, quien antes de ser Director General de la AFIP, estuvo a cargo del organismo” (Informe adjudicado a la Oficina Anticorrupción y publicado por medios nacionales)

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