* José Luis Jacobo
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La desfachatez con la que la clase dirigente se presenta ante la sociedad merecería un estudio sociológico profundo. Quienes nos representan, ¿son una proyección fiel de la sociedad? ¿O son una muestra esperpéntica del conjunto, que, merced a su falta de escrúpulos, puede actuar como lo que no es, la sociedad misma? Difícil pregunta, de compleja respuesta. Porque no es dable creer que Horacio Tettamanti, dueño de Servicios Portuarios Integrales (SPI), o Eduardo Tomás Pezzati, presidente del consorcio portuario y de todo consorcio o ente que haga falta para dar trasiego al dinero público, representen a la sociedad marplatense. Menos aún su jefe político Gustavo Arnaldo Pulti.
No obstante, ellos manejan presupuestos públicos, se autodistribuyen esos recursos, retuercen la realidad, arman respuestas mediáticas cómplices y, si es necesario, la van de víctimas. Ese papel, el de víctima, es el que actúa con singular convencimiento, propio de una personalidad sociópata, el ingeniero/empresario/funcionario/político Tettamanti. A la reunión del consorcio portuario de la pasada semana, Tettamanti llegó con pocos modales alegando que quería ser recibido por las autoridades, al tiempo que argüía que pretendían extorsionarlo. Más allá de sus alegaciones por lo publicado por la Revista Puerto, el acta del consorcio con fecha 27/08/10 deja en claro que Tettamanti no cumplió en nada con las condiciones que se le imponían para explotar el espigón 7 del puerto de Mar del Plata, y que está buscando un nuevo acuerdo que le permita mantener la explotación, eludiendo sus obligaciones contractuales. El acta de referencia dice expresamente: “La obligación de extraer y efectuar la disposición final de los buques Latar II y Kronomether figuró, en su momento, como condición esencial del Permiso de Uso que por Res. CPRMDP 51-07/01 del 04 de diciembre de 2001 el CPRMDP le otorgó a la firma TERRENA S.A., sobre una superficie de 2.634 m2 aprox. en el Espigón Nº 7 por el término de 10 años y con destino a Terminal de Prestaciones de Servicios para el Mantenimiento, Reparación y Alistamiento de Buques, compensándosele los cánones mensuales en contraprestación de la obra a realizar y de la disposición final de los mencionados buques”. ¿Dónde estaría la intención de extorsión de la revista hacia el funcionario? Según Tettamanti, en dar a conocer un incumplimiento de tal magnitud. Es decir, el haber publicado que Tettamanti usa bienes públicos y no cumple con lo pactado.Tettamanti se ha quejado por años de no tener acceso a los medios “grandes” de la ciudad. Tengo varias grabaciones en mi archivo de entrevistas en la 99.9 que documentan esta queja por lo bajo. Pero eso era antes de integrar el staff de Pulti, antes de que formara parte del cortejo que ríe alrededor del pequeño brigantino malicioso. No clamaba, al parecer, por democracia mediática, sino por su propio lugar bajo el paraguas del poder ilegítimo en la ciudad.Para completar la descripción de lo ocurrido, debo citar que Tettamanti presentó, el 6 de febrero de 2007, ante el CPRMDP, modificaciones para el Proyecto del Espigón N°7, resaltando que habiendo pasado cinco años, todas las relaciones económicas, financieras y técnicas, habían sufrido variantes profundas, por lo que a esa altura, y dada la condición física de esos buques, así como su posición de hundimiento, era imposible para su empresa asumir el compromiso de extraerlos. Vale destacar que los buques Latar II y Kronomether fueron liberados a favor del Estado entre 2005 y 2006. Su pataleo y su bronca con un medio que no es “de los grandes” no consiguen ocultar su pésimo comportamiento funcional, de claro abuso en beneficio económico personal. Aunque La Capital no diga ni pío.
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