domingo, 28 de noviembre de 2010

NINGUNA VERDAD

*José Luis Jacobo
www.noticiasyprotagonistas.com

La situación de Mirta Susana Masid podría adquirir nuevos rumbos procesales. Mirta Susana Masid es la testigo de identidad reservada que, se ha sostenido, uniría las partes de la tremenda historia de los pistoleros de la Concentración Nacionalista Universitaria (CNU).
Su testimonio es revelador en muchos aspectos. En el inicio hay que decir que Mirta Susana Masid brindó testimonio en el capítulo marplatense del Juicio por la Verdad –que bien podría ser caracterizado como la versión folclórica de los juicios de Moscú- en febrero de 2008. De allí, guiada por el todavía juez Roberto Atilio Falcone, Mirta Susana elaboró una serie de dichos que se sumaron como prueba cargosa a la causa 13.793, cuya carátula es Averiguación de delitos de acción pública, o la causa de los CNU.
Esta causa ha sido incoada ferozmente por un grupo de actores locales, a saber: César Sivo, Susana Salerno, Roberto Atilio Falcone, Mario Alberto Portela, Florencio Aldrey Iglesias y Daniel Adler, cada uno por sus propios y tenebrosos motivos.
El cénit llegó la semana pasada, al inicio de los interrogatorios llevados a cabo en el despacho del juez subrogante Rodolfo Pradas. Nunca en la historia democrática argentina se ha visto una actitud tan miserable como la protagonizada por el diario La Capital, que publicó cinco días seguidos el mismo texto con distinta foto, buscando un escrache del común enemigo de estos siete ya citados: Gustavo Adolfo Demarchi ha sido el objeto de esta persecución mediática orquestada, basada en la insistencia de que Demarchi era el jefe de la CNU.
La respuesta de la testigo encubierta, Mirta Susana Masid, breve, concisa, demolió esta historia mendaz cuyo objeto es crear un jefe criminal donde no lo hubo. El fiscal federal Claudio Kishimoto preguntó: “¿Sabe usted quién sucedió a Eduardo Piantoni al frente de la CNU?”, a lo que Masid respondió: “El perfil del sucesor, para mí, era Demarchi; pero no fue así”.
Lo realmente notable es que Mirta Susana Masid -pareja de Carlos González (a) “Flipper”, militante de Tacuara-, y a los años de su relación en pareja con el integrante de la CNU, relata una serie de hechos que transcurrían en su hogar, en los cuales, libaciones de whisky mediante, se planificaban asesinatos; entre ellos, el de Daniel Gasparri, militante peronista y contador. Asimismo reconoció que el identi-kit publicado en la época se correspondía con su pareja, y que éste se burlaba del mismo expresando que no salía en el dibujo “ni parecido”.
Masid es, entonces, quien asegura que Gustavo Adolfo Demarchi no fue jefe de la CNU, que su pareja integraba la CNU en un pelotón de criminales, y que ella estaba presente cuando planificaban sus actos criminales.
Es para mí un interrogante si Masid es testigo, encubridora o partícipe secundaria. ¿Cuál es el auténtico rol de esta mujer que ahora se dice historiadora interesada en la violencia política de la década del ‘70 en Mar del Plata? Su aparición, tanto en el denominado Juicio por la Verdad como su testimonio en esta causa, podría abrir muchas puertas de estos avernos del pasado reciente y buscar la verdad, verdad que no puede eludir los hechos nunca esclarecidos del asesinato de Eduardo Piantoni, a quien Masid recuerda con rencor social evidente en sus declaraciones.
Pero esa parte de sus dichos y revelaciones serán motivo de próximas columnas de mi parte, en esta franca búsqueda por seguir rompiendo el cerco informativo

No hay comentarios: