La Cámara Argentina de la Construcción (CAC) está preparando dos programas nacionales de vivienda para la clase media que se van a financiar con el apoyo del Estado y con el apalancamiento del Banco Nación, el Banco Provincia y el Banco Macro. Uno de los proyectos se fondeará con dinero del Programa del Bicentenario. El segundo, en cambio, prevé un financiamiento tripartito, que incluye la participación del mercado de capitales, dinero de la ANSES y del impuesto a los combustibles, más un sistema de ahorro previo familiar (con subsidios en algunos casos). El objetivo es construir más de 100 mil soluciones habitacionales por año, con el propósito de combatir un déficit histórico que, de acuerdo a los cálculos de la CAC, supera las 2,5 millones de viviendas en todo el país. Además, se espera que los proyectos tengan un fuerte impacto en la economía y en la creación de empleo.
PROYECTO BICENTENARIO. Esta propuesta nació el 1 de diciembre pasado, tras una reunión de la ministra de Producción Débora Giorgi con el prosecretario de la CAC, Ricardo Griot (h), el secretario del Interior de la entidad, César Borrego, y Hugo Molina. Durante la charla, Giorgi y los directivos de la Cámara acordaron avanzar en un plan nacional de viviendas que se sostendrá con créditos del Programa Bicentenario. Este plan apunta a la construcción de viviendas de dos y tres ambientes con un tamaño que oscila entre los 50 y los 90 metros cuadrados. El ingreso familiar mensual para acceder a estos créditos rondaría entre los $ 7500 y los $ 10 mil, y el plazo de devolución sería de un máximo de 15 años. Sin embargo, el principal escollo que tiene esta iniciativa es que el Programa del Bicentenario establece un límite máximo de cinco años (con uno de gracia incluido) para reintegrar el dinero.
Los directivos de la CAC tienen previsto reunirse esta semana con ejecutivos del Banco Nación, el Banco Provincia y el Banco Macro. Quieren conseguir el apoyo de estas entidades para obtener un “apalancamiento” que les permita estirar los tiempos de devolución de los créditos hasta los mencionados 15 años.
En el Ejecutivo aseguran que ya se presentaron propuestas de proyectos productivos por unos $ 5500 millones del Programa Bicentenario, pero que aún restan $ 2500 millones que se podrían utilizar para financiar este programa.
“Nuestros delegados en todo el país nos están presentando propuestas que se ajustan a las características de cada provincia”, explicó Griot.
Sin embargo, una fuente del Ministerio de Producción aclaró que cada propuesta se evaluará individualmente, y deberá superar como el resto de los proyectos el examen de factibilidad económica.
“Desde el gobierno observamos voluntad política para avanzar en un proyecto nacional de vivienda. La ministra Giorgi nos dijo que era una prioridad de la presidenta y que si era necesario se iba a ampliar el cupo del programa Bicentenario”, aseguró, por su parte, Borrego.
PROGRAMA II. Por otra parte, la CAC también está trabajando en un proyecto más amplio que prevé desarrollar un total de 100 mil viviendas anuales inspirado en sistemas similares que se han desarrollado en otros países de la región como Chile, Brasil, Colombia y Perú.
El programa, cuyo nombre propuesto es Sistema Integrado de Viviendas (SAVI), funciona con un plan de ahorro previo que comprende entre el 20 y el 30% del valor total de la vivienda, según el poder adquisitivo del interesado. Pero también intervienen en el financiamiento la ANSES, el mercado de capitales, y se utiliza dinero del impuesto a los combustibles. El SAVI está orientado a los sectores medios comprendido en el segmento C1, C2 y C3, con ingresos familiares promedios que oscilan entre los $ 4500 y $ 10.016. El sistema funciona con un subsidio a la demanda para los segmentos incluidos en el C2 y C3, mientras que los niveles más altos de la pirámide tienen que costearse el ahorro previo con dinero propio. El trabajo destaca en negritas que el subsidio para los sectores C2 y C3 se obtendrá con un porcentaje de los impuestos que generarán las nuevas viviendas construidas, por lo cual no tendrá un impacto fiscal importante. De acuerdo al nivel de ingresos, los créditos permitirían adquirir viviendas cuyos valores oscilen entre los U$S 70 mil y U$S 120 mil en el caso del segmento C1, y de entre U$S 36 mil y U$S 70 mil en el caso de las familias correspondientes a los segmentos C2 y C3. La cuota hipotecaria mensual promedio oscilaría entre los U$S 243 y U$S 488, pero sería fija y en moneda nacional. El plazo de devolución del préstamo sería de hasta 30 años y se adoptaría el sistema francés de amortización. En el primer año se podrían construir 43.925 soluciones habitacionales con financiamiento proveniente un 3,5% de los fondos jubilatorios que controla la ANSES por 4864 millones, más $ 1500 millones del impuesto a los combustibles. En modelo no está prevista la participación del mercado de capitales, pero otra proyección establece que la participación de la capitalización privada va aumentando a medida que madura el sistema, y paralelamente se reduce la presencia en el fondeo de la ANSES y del impuesto a los combustibles. De acuerdo a las proyecciones macroeconómicas, el programa de viviendas permitiría crear unos 340 mil empleos anuales en el sector de la construcción y fijar un piso de crecimiento del PBI del 3,5%, por el efecto arrastre. En los considerandos del trabajo, los constructores estiman que con la puesta en marcha de unos de los proyecto en los próximos 15 años “podría resolverse el déficit de vivienda de los sectores medios”. La semana próxima, los directivos de la CAC le darán las últimas puntadas al proyecto para tratar de presentárselo al ministro de Planificación, Julio De Vido, quien tendrá un papel decisivo en la aprobación de los dos programas de vivienda.
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