Desde el sitio del Zoologico El Paraiso en Facebook
escribe Luis Martinez Tecco
En uno de los históricos festivales de Cine de Mar del Plata, allá por la década del ‘60, el famoso y recio actor de cientos de films del Oeste Americano, Yul Brinner, uno de los invitados de honor del festival, una noche decidió ir, por las suyas y sin acompañantes, a jugarse unas fichitas en el Casino Central.
El famoso pelado vestía jeans, camisa vaquera, botas borceguíes y la clásica campera de gamuza con flecos en las mangas,”apache style”.
En la puerta el celoso recepcionista, sin conocerlo y al verle sin corbata, le impidió la entrada. En ese entonces el uso de la corbata era obligatoria, tanto que en comercios de “compra-venta de oro y prestamistas” en las inmediaciones, se alquilaban corbatas por una noche.
Cuando Yul, por señas, entendió la situación -ya que el portero no hablaba una papa de ingles y el, de español, ni minga- poniendo una rodilla en el suelo, se sacó los cordones de cuero de uno de sus zapatones, se lo puso bajo el cuello de su camisa y se hizo un moño precioso.
Levantando los pulgares de ambas manos, al mejor estilo yanki, entró matándose de risa ante el acuerdo del portero que le tiró un “ahora si, señor…así está bien” que seguro, el actor ni entendió.
Ahora, hoy en día, el que entra de corbata al Casino, o es un marciano o un inspector de la AFIP
Quelevachaché.
Lucho
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