Una multitud saludó al flamante obispo de la Diócesis de Mar del Plata, agolpándose tanto en las calles linderas a la Catedral como en el interior del templo, donde se desarrollo la ceremonia.
La celebración comenzó poco después de las 14, cuando monseñor Antonio Marino fue recibido en el kilómetro 395,5 de la autovía 2, dónde rezó en la capilla San Martín de Porres para después continuar su marcha seguido por una caravana de vehículos que habían llegado hasta allí para comenzar a darle la bienvenida.
Precedido por varias motocicletas de la policía bonaerense y de personal de Tránsito de la municipalidad local, el vehículo oficial que trasladaba al prelado siguió por la avenida Champagnat para doblar por Luro hasta La Rioja, donde giró por San Martín hasta llegar a Hipólito Yrigoyen.
Allí, con el tránsito vehicular cortado e importantes medidas de seguridad que incluyeron la presencia de policías uniformados y de civil, monseñor Marino descendió el auto y tuvo su contacto con los medios de prensa.
Así dijo sentirse "muy agradecido por esta recepción" y aseguró que trabajará con "mucho amor para esta Diócesis, para la cual ahora soy el pastor". En cuanto a las expectativas por su nuevo destino, explicó que se encargará de "fomentar la unidad interior de la Iglesia y lanzarnos a la misión para la cual existimos", la cual será -en primera instancia- "escuchar, conocer mejor, pero hay temas que son casi obligados como el trabajo con la juventud, fomentar la institución matrimonial, abrirnos a todas aquellas categorías a las cuales el Evangelio no llega", enumeró.
Asimismo, consideró que "aquí en Mar del Plata se está formando un cinturón importante de pobreza, prestar atención a esos fenómenos nuevos, y todo lo que tenga que ver con comunicar la fe cristiana".
En cuanto al trabajo a desarrollar con los jóvenes, explicó que su idea es "encontrarme más detenidamente con ellos. El mensaje es fortalecer la unidad interior y abrirnos a la misión. Los jóvenes deben hacer la opción por ideales fuertes y no caer en los dictados de la moda. El cristiano tiene unas convicciones que no cambia por ninguna presión ambiental. No se mimetiza nunca con todo aquello que se oponga a nuestra identidad cristiana que se tiene que mantener".
Popular
El obispo transitó a pie la última cuadra que lo separaba de la Catedral. En ese tramo fue saludado por infinidad de adultos y jóvenes, muchos de los cuales pertenecen a colegios católicos. La banda del GADA participó de la recepción mientras numerosos fieles saludaban al purpurado con grandes ramas de olivo, formando una suerte de corredor.
Una vez en las escalinatas de la Catedral, fue recibido por el administrador de la Diócesis local, monseñor Armando Ledesma, y saludado por los sacerdotes, especialmente por el cardenal emérito de Paraná, Estanislao Karlic. Mientras tanto, sonaban las campanas una y otra vez, y los presentes entonaban la canción "bendito el que viene en nombre del Señor".
Acto seguido, saludó a la multitud que se agolpó en el sitio y, después de besar la santa cruz, procedió a bendecir a todos los presentes, oportunidad en que se mezcló entre el público seguido muy de cerca por personal de seguridad.
Mientras que la calle Mitre se cerró al tránsito vehicular, tanto en las entradas a la iglesia por esa calle como por Rivadavia, se había apostado numeroso personal policial, con escudos incluidos, mientras que personal de civil se internó en el templo.
Tanta precaución se debió a que se temían protestas por los dichos del religioso en referencia al matrimonio igualitario. Pero nada sucedió y la ceremonia se desarrolló en paz.
Ya en el interior de la Catedral, los aguardaban numerosos fieles y distintos representantes de las fuerzas vivas de la ciudad, como el secretario de Culto de la provincia de Buenos Aires, Enrique Moltoni; el director del diario LA CAPITAL Florencio Aldrey, los concejales Héctor Rosso y Vilma Baragiola; los funcionarios municipales Alejandro Ferro y Adrián Alveolite; el intendente de Miramar, Blas Altieri; el cónsul honorario de España, Fernando García Navarro; el cónsul italiano, Favio Pannevianco; el juez Pedro Federico Hofft; Willy Aráoz Peralta Ramos; distintos representantes de las fuerzas armadas; y empresarios como Quique Cabrales, Federico Contessi y María del Carmen Alvarez Argüelles.
Sobre el inicio de la misa arribó el intendente Gustavo Pulti, junto al secretario de Gobierno Ariel Ciano y al titular del Consorcio Portuario, Eduardo Tomás Pezzati.
También dijeron presente numerosos grupos de boy scouts y alumnos de los colegios católicos de la ciudad, al igual que fieles de las distintas capillas, muchas de las cuales estaban identificadas con estandartes con su nombre.
Ceremonia
Una vez ingresados en procesión por el pasillo central todos los sacerdotes y obispos presentes para la ocasión -los más aplaudidos fueron monseñor Estanislao Karlic y el ex obispo local, ahora en Paraná, Juan Alberto Puiggari-, dio inicio la ceremonia a cargo del arzobispo metropolitano de La Plata, monseñor Héctor Aguer.
Mientras que desde las pantallas instaladas en el interior y en el exterior de la Catedral se le daba la bienvenida al flamante obispo, monseñor Ledesma fue el encargado de verbalizarla desde el micrófono.
Así, el párroco aseguró que "al recibirlo reconocemos una respuesta de Dios, después de la gran vigilia vivida en espera del pastor. La confianza en el amor de Dios está corporizada colmada por la alegría y la acción de gracias" y le reiteró la bienvenida "a su hogar".
Acto seguido, monseñor Aguer leyó la bula papal de Benedicto XVI a través de la cual se nombró al nuevo obispo y lo instó a "continuar y asegurar la realidad espiritual de Mar del Plata. Así, le entregó el báculo pastoral y lo invitó a sentarse. El flamante obispo así lo hizo, visiblemente emocionado, mientras los aplausos invadían nuevamente el templo.
Uno a uno fueron pasando los sacerdotes, presentando su obediencia a la flamante autoridad con una genuflexión y colocando sus manos entre las del purpurado.
Previo al comienzo de la misa propiamente dicha, los laicos de la comunidad -representados por personas de Stella Maris- también le dieron su bienvenida.
Homilía
Una vez superada la lectura de "Los Hechos de los Apóstoles" y cantado el salmo respectivo, llegó la hora del Evangelio y la correspondiente homilía, a cargo del flamante obispo.
En el inicio al "ministerio pastoral" recordó las palabras de Jesús a sus apóstoles antes de ascender al cielo y aseguró que "aquí tenemos el modelo de la Iglesia para todos los tiempos: abierta a la fuerza que descendería sobre los apóstoles por la acción fecunda y misteriosa del Espíritu Santo, la misma fuerza que antes había descendido sobre María para engendrar a Cristo en su seno virginal. Así también queremos sentirnos nosotros hoy: abiertos y disponibles a la gracia del Espíritu de Dios, como los apóstoles unidos con María, madre de Jesús y de la Iglesia".
Asimismo, aseguró que "en este día trascendente en que soy llamado a presidir esta querida diócesis como su sexto obispo, quedo comprometido a revivir en mi vida el amor de Cristo esposo con la Iglesia esposa, e imploro la asistencia del Espíritu del Señor sobre todos ustedes y sobre mí. El socorro que viene de lo alto no suprime la fatiga del apóstol, antes bien la fecunda y la consagra".
Y recordó a sus predecesores, "sé muy bien que me precede una honrosa sucesión de pastores fieles y ejemplares", señaló y contó que "menos a monseñor Rau, el primer obispo y notable teólogo y pastor, he conocido y tratado al resto de mis predecesores".
"El Siervo de Dios, cardenal Pironio -relató-, fue mi primer e inolvidable rector en el Seminario Metropolitano de Buenos Aires, y desde aquellos días pude mantener un trato periódico con él, hasta mi último encuentro en Roma, dos semanas antes de su muerte".
Al mencionar a monseñor Rómulo García, dijo: "Lo recuerdo como hombre de gran bondad, siempre atento a las necesidades de los demás y lleno de entusiasmo pastoral. Con monseñor José María Arancedo, reconocido por su prudencia de pastor, comparto, además del orden episcopal, un origen común en la vocación sacerdotal, vinculados ambos con la gran figura de monseñor Carreras, padre espiritual de numerosos jóvenes llamados al sacerdocio".
Finalmente, al nombrar a monseñor Juan Alberto Puiggari nuevamente los aplausos se hicieron escuchar y detalló que "mi inmediato antecesor es para mí desde el tiempo en que era rector del Seminario de Paraná, un gran amigo y un hermano sincero, de notables virtudes evangélicas y apostólicas. Me toca ahora, con la gracia de Dios, ocupar su lugar".
Así, aseguró que "no vengo a un campo sin cultivar. Vengo a recoger lo que otros han sembrado y a continuar infatigablemente la siembra. Como dice Jesús en el Evangelio de San Juan: Uno siembra y otro cosecha?".
También le expresó su "gratitud y plena adhesión a las orientaciones de su magisterio" al papa Benedicto XVI y agradeció "la presencia y gratitud a cuantos han querido acompañarme en esta Eucaristía".
Después de saludar especialmente a los jóvenes, se dirigió a "los que no creen o están distanciados de la Iglesia, por cualquier motivo" y citó un pasaje de su primer mensaje pascual a la diócesis: "Los respeto a todos y a todos los invito; nadie que esté animado de buena voluntad me resulta indiferente. A todos incluyo en mi sincera oración. En este obispo sólo encontrarán convicciones, pero nunca menosprecio ni palabras de arrogancia".
Finalmente, puso bajo la protección de la Virgen a la Iglesia de Mar del Plata y aseguró que tomó como lema inspirador del obispo San Agustín -"Sea oficio de amor apacentar el rebaño del Señor"- para su servicio episcopal.
Una vez finalizada la misa, recibió de manos del secretario de Culto bonaerense, Enrique Moltoni, la escritura de la Catedral (ver recuadro) y saludó a todos los fieles que se acercaron hasta el altar.
Flamante escritura
En el marco del acto de asunción del flamante obispo Antonio Marino, el director de Culto de la provincia de Buenos Aires, Enrique Moltoni, entregó la escritura de la Catedral local.
La entrega se realizó en el altar mayor de la Catedral local, "en nombre del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli", especificó el funcionario bonaerense, que en la ocasión estuvo acompañado por el intendente Gustavo Pulti y el empresario Florencio Aldrey.
"Estamos haciendo un ordenamiento general de todas las iglesias y propiedades pertenecientes a la Iglesia -explicó Moltoni-, en distintas Diócesis, ya que muchos de estos edificios no tenían escrituras".
Hasta el momento, se llevan entregadas "150 escrituras" y a fin de año se planea "llegar a las 200. Es un éxito -calificó el funcionario- porque la Iglesia tenía varios edificios sin escriturar, como había pasado con la Basílica de Luján, que estuvo durante 400 años sin escritura hasta el pasado 8 de diciembre".
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