Por Pedro Valci
En muy pocas ocasiones el cronista es atrapado por los garabatos que dibuja en la estéril hoja blanca, es atrapado cuando estos se revelan en la fusión de palabras que los llevan a la contradición de lo real y lo virtual. Suele suceder cuando pese a observar un fenómeno cotidianamente no puede o no se detiene a relatarlo, pese a las sensaciones recibidas, durante muchos años, como todos los argentinos he sido azotado por la visión monopólica de la información, si bien es cierto que he leído la entrelinea no menos cierto es que he sido vencido muchas veces.
Hace poco apareció un espacio que ponía a la VERDAD REVELADA ante sus propias contradicciones, un grupo de colegas “llaneros solitarios” que se la pasaban sacando vendas entre la verdad y la mentira, entre la operación y el descaro, desnudando una casta de intocables “los periodistas”. Fueron y son tan pioneros que aun ante un camino arduo recorrido aun son LA DUDA.
Su impronta dio que 6 “miraran” 7 “escucharan” y 8 “disintieran”, incluso ante sus mismas propuestas, sin saberlo ó a sabiendas paren y seguirán pariendo DEBATE, de tal forma que han sido virales y ya algunos espacios estan siendo contagiados de una enfermedad de al cual no se vuelve….EL DEBATE.
Su balanza no invidente entre la VERDAD y la MENTIRA, atraveso todos los estamentos no solo de los seguidores sino de sus detractores, estos ultimos en las visperas reconociendo su accionar y en algunos casos pidiendo pista.
Y la verdad que a los cronistas nos han puestos estos colegas en la posición de la contradicción de nuestro oficio, a tal punto que no solo nos han invitado a repensarlo sino que ademas nos han infrigido el virus de la DUDA y nos han devuelto a la primavera de nuestros textos juveniles.
Para algunos tal vez sea una muestra para comparar, para otros una propaganda oficial si es cierto que para los detractores es su FINAL ANUNCIADO. Para el Pueblo su MARAT personificado en la imagen de la TV publica.
Para mi es sin duda PENSAR, ya que no me basta mirar, ni escuchar, y como seguire disintiendo, me alegro pese a mis deformaciones, seguir pensando en que soy un artesano del oficio de la palabra.
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