lunes, 1 de agosto de 2011

EL PACTO CRISTINA-MACRI DESPOTENCIA A LA OPOSICION

Por Carlos Tórtora para el Informador Público


Con una velocidad sorprendente, la victoria de ayer de Mauricio Macri se transformó casi simultáneamente en un pacto de coexistencia entre él y CFK. El jefe del PRO recibió un llamado de la presidente y no se trató de un hecho aislado. Sobre todo, porque él no hizo mención alguna a si se había comunicado con Eduardo Duhalde u otros candidatos opositores.
Simultáneamente, anoche María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta y otros conspicuos macristas declararon -en forma obviamente coordinada- acerca de tres cuestiones. La primera, que se está iniciando una etapa de cooperación entre Balcarce 50 y Bolívar 1. En segundo lugar, que el PRO se mantendrá prescindente para las primarias del agosto. Por último, que el macrismo sólo rompería para el 23 de octubre esta neutralidad “si algún candidato lo convence”. En este momento, el de mayor debilidad del gobierno desde su enfrentamiento con el campo en el 2008, la prescindencia de Macri es para Cristina un tanque de oxígeno invalorable. Basta con imaginar qué hubiera pasado si ayer Macri hubiera convocado a la oposición a expulsar al kirchnerismo de la Casa Rosada el 23 de octubre. En el giro que está dando también se cuentan otros cálculos. Por ejemplo, que una apuesta por Duhalde condenaría al PRO a sufrir severas represalias si CFK igual consigue su reelección.

Negociaciones secretas

Un interrogante central es cuál será la proyección del pacto en plena gestación. Es obvio que el plan Macri 2015 que gerencia Jaime Durán Barba es plenamente compatible con Cristina 2011. Un turno más del kirchnerismo en el poder lo dejaría agotado -si es que ya no lo está-, abriéndole las puertas del poder al único opositor que controlaría un distrito importante con excepción del socialismo en Santa Fe, es decir, Macri. En cambio, un triunfo en octubre de Eduardo Duhalde revitalizaría un peronismo renovado y relegaría al PRO a una condición de socio menor. Por su parte, una victoria de Ricardo Alfonsín le dificultaría bastante a Macri avanzar hacia la Casa Rosada. De esto habrían estado hablando en las últimas semanas el operador empresario de Macri, Nicolás Caputo, con Julio de Vido, y Horacio Rodríguez Larreta con Aníbal Fernández. Todo esto, mientras Daniel Filmus y el jefe del PRO cumplían con el ritual electoral de acusarse por espionaje, campañas sucias, etc. La trama secreta de estas negociaciones se aceleró en la primera noche de festejos, el 10 de julio, cuando Durán Barba le prodigó elogios a Amado Boudou y La Cámpora, comentando, junto con Vidal, que votar a CFK era una opción para ser estudiada.
El modelo de pacto de coexistencia Cristina-Macri también sería aplicado en Córdoba. José Manuel de la Sota -si gana la gobernación el 7 de agosto- pasaría a funcionar como un disidente tolerado por la Casa Rosada. Mientras tanto, para captar votantes críticos del kirchnerismo, al cordobés se le tolera que haga ciertos desplantes. Por ejemplo, De la Sota le agradeció su respaldo a Daniel Scioli, aunque aclaró que lo vio en el partido inaugural de la Copa América y sólo lo saludó. Por otra parte, negó haber retomado el diálogo con la Casa Rosada o sellado un acuerdo electoral con el kirchnerismo para conseguir respaldo a su postulación. Los casos de Macri y De La Sota indican que, para ganar en octubre, el cristinismo está dispuesto a tirar por la borda uno de los dogmas de Néstor Kirchner: el que dice que el universo político se divide entre amigos y enemigos. Ahora aparece una tercera categoría, que son los críticos del gobierno que no se suman a la oposición.

Qué hará la oposición

Otra cuestión importante es cómo impactará el pacto Cristina-Macri en las próximas semanas. Para empezar, en su nueva maniobra, Macri no pagaría grandes facturas políticas, porque acaba de ganar con el 64 por ciento de los votos. Si su arrime a Olivos lo deja demasiado en evidencia, tal vez esto le signifique que su lista de diputados nacionales porteños, encabezada por Federico Pinedo, empiece a sufrir la emigración de los votantes que querían una postura antikirchnerista y que tal vez anoche mismo habrán empezado a arrepentirse por haberlo votado dos veces en un mes. En el arco opositor, los efectos del pacto se pueden hacer sentir rápidamente. A Duhalde, Alberto Rodríguez Saá y, en menor medida, a Alfonsín se les abriría un espacio para captar a los seguidores del PRO defraudados por su jefe, un capital electoral que puede ser significativo. La puja por captar los votos del PRO pasa a ser un capítulo aparte del proceso electoral. En el kirchnerismo hay optimismo acerca de que el perfil ucedeísta de Amado Boudou, sumado a los patrullajes de la Gendarmería por las calles porteñas y al mantenimiento de altos niveles de consumo, serían argumentos suficientes como para que muchos votantes de centro derecha ensobren la boleta de Cristina. Sea esto realidad o fantasía, la actual neutralidad positiva de Macri conversando con la presidente pone en crisis el espacio Pro-Peronista. El discurso de Duhalde pidiendo hacer tabla rasa con el kirchnerismo no coincide con el nuevo relato macrista.
El nuevo escenario también genera no pocas cuestiones para las primarias del 14 de agosto. Por ejemplo, si se advierte en Capital y Santa Fe que el electorado del PRO se vuelca masivamente hacia las listas opositoras, el gobierno no cosecharía lo que espera.
De cualquier modo, lo ocurrido ayer tiene valor en sí mismo. El temido efecto Macri, que desde el 10 de julio amenazaba con golpear duramente al kirchnerismo, quedó anoche neutralizado. El PRO, aparte de seguir gobernando la Ciudad, encontró otra misión para cumplir: salvar al kirchnerismo en su hora más crítica.

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