sábado, 7 de julio de 2012

SCIOLI: DE LA AMBIGUEDAD A LA MENTIRA

Por Victor Ego Ducrot para
Agencia Periodistica de Buenos Aires

El gobernador intentó evadir responsabilidades y trató de instalar la idea de que el gobierno nacional lo avala ante el no pago en regla de los aguinaldos. Crece la sensación que detrás del problema financiero, el titular del Ejecutivo provincial esconde una maniobra para sembrar en su territorio las condiciones sociopolíticas para la contraofensiva neoliberal.
“Ayer conversé con la señora presidente de la Nación y he encontrado en ella la predisposición para seguir trabajando juntos (…)”. Otra vez lo mismo, el ni del gobernador Daniel Scioli, porque fuese el caso de Buenos Aires o de cualquiera otra provincia, es impensable que el gobierno nacional no vaya a tener “predisposición para seguir trabajando juntos”.
El titular del Ejecutivo bonaerense pretende transformar un hecho que surge de la propia Constitución Nacional, de las leyes y de las prácticas de la gestión de Cristina Fernández de Kirchner, la que mayores inversiones de Nación hizo en todos los territorios del país (provinciales y municipales) en las últimas décadas, en algo así como un espaldarazo a su desbarajuste administrativo, el que lo llevó a dividir en cuatro partes el medio aguinaldo de los trabajadores estatales.
De las palabras de Scioli, como siempre, no surgen más que vaguedades, pero esta vez, las mismas ocultan la verdad. Debió haber reconocido ante los bonaerenses y el resto del país que su proyecto original de ley de emergencia económica fue rechazado por la mayoría de los diputados y senadores oficialistas, de todos los matices; y no por diferencias técnicas o de detalles, sino porque que el mismo fue redactado con todos los contenidos y previsiones formales de aquellas leyes y disposiciones oficiales que, emanadas del Consenso de Washington, propiciaron el más feroz programa de privatizaciones y desmantelamiento del aparato productivo nacional, el programa de la continuidad menemismo – Alianza, que estalló con los muertos en Plaza de Mayo.
El estado crítico de las finanzas provinciales obedece a una sumatoria de decisiones administrativas erróneas, o mal intencionadas. Y, aunque de apariencias suicidas, a menos que como los conspiradores siempre lo afirman (y lo hacen, pues esa es la médula del manual de acciones encubiertas que ponen en juego en cada proyecto desestabilizador), “cuanto peor, mejor”, detrás del desbarajuste de la Provincia podría esconderse la estrategia de crear un escenario –no cualquiera, sino en el distrito más poderoso del país- de debacle económica, la misma que viene tratando de instalar en el humor social, a contramano de los datos de la realidad, el aparato mediático concentrado, con tantos amigos próximos al despecho del gobernador.
La fotos de “fulbitos” con Mauricio Macri primero y con el jefe camionero Hugo Moyano después, deben ser interpretadas en ese contexto. Las que lo muestra a Scioli con el alcalde de la Capital Federal no requieren de mayores análisis; respecto de los efluvios de simpatías con Moyano tal vez sea necesario aclarar lo siguiente: cuando éste decidió que el programa encabezado por la presidenta no era viable desde su mirada corporativa y de fuertes lazos con un sector de la patronal, entonces se lanzó al ataque; y, rápidamente, concitó los más diversos apoyos de quienes encabezan las maniobras de todo tipo contra el gobierno nacional y contra todo lo que sea afín con esa mirada en el resto de la región.
Ello explica las reuniones que semanas atrás mantuvieron – como una columna del diario Tiempo Argentino reveló – emisarios de Moyano y empresarios camioneros, sojeros y de medios concentrados argentinos y paraguayos con el “consultor” Jaime Durán Barba, asesor ahora de los golpistas de Asunción y siempre protegido de la “diplomacia secreta” de Estados Unidos.
Para el sistema de poderes de la economía concentrada y corporativa, como así también para los arquitectos de la “salida de la crisis internacional”, entre ellos Washington, las máximas direcciones políticas de la UE y la trama banquera global, es inaceptable la existencia de gobiernos como el argentino, que controlan sus reservas y los movimientos de divisas, que tienden a recuperar la gestión soberna de sus recursos naturales y que, encima de todo, avanzan en la trasformación del aparato de sentidos y de consensos sociales.
Para esa búsqueda de los poderes se hace imprescindible la creación de escenarios de crisis y de disensos sociales, y ni que hablar si los mismos, en Argentina, se registran en un territorio como el de la Provincia, y desde “dentro mismo del espacio de gobierno”. Para ello apelarán a todo, todo en el que no está ausente la exacerbación de los ánimos como respuesta a los hechos de “inseguridad”. ¿Por qué Ricardo Casal sigue en su puesto? ¿Quiénes los sustentan, toda vez que los señalamientos sobre sus responsabilidades en el tramado de complicidades entre el crimen, la política y las instituciones fueran tantas y desde tantos sectores?
El gobernador debería aclarar los tantos. ¿Dónde está realmente? ¿Quiere encabezar o ser figura central de las maniobras contra el gobierno nacional? ¿O está confundido? Debería aclararlo.

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