martes, 3 de diciembre de 2013

LIBERTAD DE PRENSA, DE INFORMACION Y DE EMPRESA.CASO EL ATLANTICO.-

Por Eduardo  Romanín
para 0223.com.ar
Cuando la humanidad descubrió la imprenta, muchas voces y, con razón, vislumbraron
un nuevo horizonte de libertad casi infinita gracias a la capacidad de reproducción y
amplificación que tenía el nuevo invento. De hecho, la libertad se amplió si bien no hasta
 el infinito, hasta límites impensables en dicha época.
Cuando los medios audiovisuales, primero con la radio y años después con la televisión,
 ingresaron al mundo de la vida diaria naturalmente se observó también una amplitud y
una extensión del ámbito de lalibertad de expresión que el conjunto de la humanidad
 aplaudía. Sin embargo, estos derechos de prensa y de expresión con raigambre
 constitucional concurrieron con el devenir de los años, paralelamente y a veces
 contradictoriamente, con otro derecho –muy propio del capitalismo- como
lo es el derecho de la libertad de empresa. O sea, que el dueño de los diarios,
de los canales, de las radios en virtud del sistema económico social vigente tuvo
en sus manos un poder de información que a todas luces lo hizo aparecer como
 el gran protagonista de la Historia Moderna.
Esta lucha entre la libertad de Prensa o Expresión y la libertad de Empresa ha
 sido un constante histórico y desde entonces hasta nuestros días, ambos derechos
 mantienen un tensa puja, en un equilibrio débil y no siempre en una situación que
 deviene, hacia la ampliación de los límites de la libertad. Por el contrario, la historia
 reciente y actual de la Argentina esta llena de estas situaciones que han
derivado en censuras, autocensuras, despidos, prohibiciones, etc, etc. Es en nombre
 de la libertad de Empresa que se impone un determinado criterio periodístico a un
 medio impreso o audiovisual y a los que trabajan en él.
La reciente ley de Medios aprobada por amplia mayoría de ambas cámaras tuvo
como fundamento romper con esas hegemonías corporativistas y horizontalizar
el derecho a todos los ciudadanos a que cuenten con una información y medios
pluralistas y objetivos.
Va de suyo que la reciente situación surgida en el ámbito de nuestra ciudad con la
compra del Diario “El Atlántico” por parte del grupo hegemónico en la ciudad
 –léase Editorial La Capital y sus adláteres-  involucra varios derechos constitucionales.
En primer lugar, el derecho que tienen los trabajadores del medio a seguir percibiendo
 sus salarios y sus modalidades laborales conforme lo han venido haciendo hasta
 estos días. Ese derecho de los trabajadores es innegociable y debe ser respetado
 en toda su amplitud. 
En segundo lugar, está el derecho de los nuevos titulares a la búsqueda de formas
 de explotación que permitan hacer del medio “El Atlantico” un bien rentable y lucrativo.
Por eso realizan una inversión que legitima su titularidad del bien de la cual buscan
resarcirse.
Pero en tercer lugar, y otorgándole el mismo o mayor rango constitucional que los anteriores
 derechos, esta el derecho de toda la sociedad marplatense a pedir que la ciudad
no termine siendo dominada por un relato hegemónico, uniforme, unilateral que
impide a los ciudadanos de nuestra ciudad tener una cabal perspectiva de la
 situación por la que atravesamos. Este derecho a la información que tenemos los
 marplatenses hace que, ante el nuevo eslabón conquistado por el multimedios
 Editorial “La Capital”, abramos cuando menos un interrogante sobre el destino
del mismo, y un estado de alerta que impida la violación al Derecho de estar
informados de manera imparcial y ecuánime de todos los ciudadanos, manteniendo
un irrestricto respeto por los derechos laborales actuales.
De ser así, Será Justicia

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