viernes, 13 de diciembre de 2013

UN DELITO GRAVISIMO QUE NO PUEDE QUEDAR EN EL OLVIDO. EL SECTOR DE LA POLICIA QUE DEJO ABANDONADOS A LOS MARPLATENSES



Sedición y asociación ilícita. Delitos
graves cometió un sector de la policía
bonaerense en Mar del Plata mientras
la ciudad quedaba a merced de los
 delincuentes.
Por Marcelo Pasetti
para el Diario La Capital de Mar del Plata
Culmina una semana más que agitada en la ciudad. Y ahora que se van calmando las aguas, nada mejor que hacer un balance de lo sucedido entre la tarde del domingo y la noche del lunes, cuando los saqueos fueron moneda corriente en distintos barrios, generando el temor y el pánico de miles de marplatenses. Quedan frescas las últimas imágenes, las de los delincuentes arrasando con lo que encontraban en los negocios. Delincuentes, no gente con hambre. Quien se robó un par de lentes Ray Ban del local de Optica Luro o zapatillas importadas del local de la Peatonal no tiene hambre. Es un ladrón. Sin eufemismos.
Insisto, todos nos quedamos con las últimas imágenes, pero nos estamos olvidando, o nos están
 haciendo olvidar del arranque, del inicio. Los ladrones arrasaron con lo que pudieron por una
 sencilla razón: no había policías, no estaban trabajando los agentes que portan armas para
defender a la sociedad.
Un sector de la policía se autoacuarteló, inició una medida de fuerza, llámelo como quiera, y
 dejó la ciudad liberada para los delincuentes. Fue una actitud demencial. Un delito gravísimo.
 Lo que sucedió el domingo con un sector (y cabe resaltarlo, fue un sector) de la policía
 bonaerense constituye el hecho más grave registrado en la reciente historia democrática
 de Mar del Plata.
Ese personal policial dejó a los marplatenses indefensos, a merced de los salvajes que
 recibieron un guiño para salir a producir desmanes.
Siempre tuvieron conciencia, los policías díscolos, de lo que podía acarrear ese abandono
 de tareas. Sus propios compañeros, los que pese a todo siguieron en la calle enfrentando
en inferioridad de condiciones a los atacantes, se lo advertían por la radio policial
-que casualmente fue subida a internet para amedrentar- en contactos, en muchos
casos desesperados.
"Paren. Esto va a terminar mal. Nos van a quemar las casas. Van a incendiar la ciudad",
advertían algunos y desde los patrulleros que se iban concentrando frente a la seccional
primera los tildaban de "buchones" y "cobardes".
Todo pasó muy rápido. Nos olvidamos los antecedentes de la crisis. Lo que sucedió en
Mar del Plata, los comercios saqueados, los daños, el terror, no hubiesen existido o en
 el peor de los casos, las consecuencias serían ínfimas, de no haber existido esa
colaboración de algunos policías que no dudaron en abandonar sus tareas.
Eso, para un fiscal federal general (doctor Daniel Adler) se llama sedición y asociación
 ilícita. Está contemplado en el Código Penal. Le corresponde ahora a la Justicia no
dejar que todo quede en el olvido. No hay tiempos como para hacerse los distraídos.
 La policía tiene responsabilidades, y son mayores aún que las del resto de los trabajadores por ser servidores públicos.
Párrafo aparte para el reclamo. No debe existir un solo marplatense que no coincida con la
validez del pedido de un aumento salarial. Los salarios de los policías eran muy bajos. Y
tienen miles de motivos más para expresar su malestar. Los policías no cuentan con la
indumentaria correspondiente, muchas veces se tienen que comprar sus propios
 chalecos antibalas. En las comisarías los baños del personal dan vergüenza, muchos
 definitivamente están clasurados. Las computadoras faltan, y las que están no funcionan.
Encontrar una impresora y papel es milagroso. Las deficiencias se multiplican.
Cualquiera lo sabe. Quien debió ingresar a alguna comisaría en los últimos años lo puede
 constatar al instante.
No obstante, nada puede justificar lo que hicieron el domingo y el lunes.
Coherencia y valentía
Si en la tarde del lunes el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, no
respondía con celeridad y firmeza como lo hizo, otorgando un aumento salarial y exigiendo
 el inmediato retorno de los agentes a las calles, la historia hubiese sido distinta.
Mar del Plata, que nadie lo dude, el lunes estuvo a horas de vivir una tragedia. Si los
patrulleros no volvían a las calles a la noche, como lo hicieron, hoy estaríamos lamentando
 muertes y daños de consecuencias insospechadas. Las bandas de delincuentes estaban
 listas para salir a atacar. Los comerciantes, tras 24 horas de extrema tensión y cansancio,
se encontraban armados dispuestos a defenderse "cueste lo que cueste", como lo admitieron
 ante los periodistas de este diario que recorrieron los barrios periféricos en esas horas de
 extrema peligrosidad. La radio policial recibía llamados de falsos saqueos. Centenares en
 pocas horas, mientras algunos operaban en las redes sociales generando aún más caos
 difundiendo informes inexactos.
Afortunadamente hubo coherencia y valentía por parte de quienes debían esgrimir esas
 características. El gobernador estuvo constantemente informándose de lo que sucedía
 en la ciudad, al tiempo que ordenaba al jefe de policía viajar a Mar del Plata para resolver
el conflicto. El intendente se puso al frente del trabajo para intentar ofrecer un programa
alternativo ante la crisis, y allí también estuvieron los representantes de las distintas
 fuerzas políticas, colaborando codo a codo para ofrecer su aporte. Fue un acto de
 madurez cívica. De lado quedaron las chicanas y enfrentamientos políticos.
Monolíticamente todos pensaron en proteger al marplatense. Precisamente, lo que
se habían olvidado de hacer los agentes rebeldes. Y hubo valentía, cabe reiterarlo,
en aquellos uniformados que siguieron cumpliendo su tarea en las calles, siempre en minoría
 ante los vándalos, rogando por la llegada de refuerzos, los que, lamentablemente, no
arribaban nunca.
Ya todo pasó. Un tema tapa al otro en estos agitados días, pero sería grave, irresponsable, olvida
r lo sucedido. Asociación ilícita y sedición. Que no se olvide. Le corresponde ahora a la Justicia
y al poder político actuar con firmeza. Mientras tanto, la sociedad marplatense sigue esperando
 un pedido de disculpas de un sector de nuestra policía que jugó con fuego y casi provoca
un incendio

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