Desde Rio de Janeiro, Brasil escribe
Marcelo Pasetti para el Diario La Capital de Mar del Plata
No hay más camisetas con la 10 en la espalda, ni se escuchan petardos y menos
bocinazos. El silencio se adueñó de las calles. Hasta el sol se dio cuenta de que
era invierno, que la fiesta había terminado, y que lo mejor que podía hacer era
escaparse. Llegó entonces la lluvia, que hizo correr a los vendedores de caipirinha,
quienes observan, extrañados, cómo todos toman ese líquido negro, con espuma.
A 5 reales el fernet, grita un gigante, con camiseta de Nueva Chicago, frente al
posto 3 de Copacabana, mientras, mojados, los que caminan vienen con otras
camisetas. La alegría no es sólo brasileña, escribió alguna vez el maestro
García, quien justamente gestó en Buzios, a pocos kilómetros de aquí, a Serú
Girán, una de las bandas legendarias de la historia del rock nacional. Río de
Janeiro se convirtió en una especie de Berlín, con sus inviernos grises. Quizás
entonces allí esté la explicación del gran enigma. "Alemanes desde chiquitos",
nos dicen ahora desde las tapa de los diarios.
Marcelo Pasetti para el Diario La Capital de Mar del Plata
No hay más camisetas con la 10 en la espalda, ni se escuchan petardos y menos
bocinazos. El silencio se adueñó de las calles. Hasta el sol se dio cuenta de que
era invierno, que la fiesta había terminado, y que lo mejor que podía hacer era
escaparse. Llegó entonces la lluvia, que hizo correr a los vendedores de caipirinha,
quienes observan, extrañados, cómo todos toman ese líquido negro, con espuma.
A 5 reales el fernet, grita un gigante, con camiseta de Nueva Chicago, frente al
posto 3 de Copacabana, mientras, mojados, los que caminan vienen con otras
camisetas. La alegría no es sólo brasileña, escribió alguna vez el maestro
García, quien justamente gestó en Buzios, a pocos kilómetros de aquí, a Serú
Girán, una de las bandas legendarias de la historia del rock nacional. Río de
Janeiro se convirtió en una especie de Berlín, con sus inviernos grises. Quizás
entonces allí esté la explicación del gran enigma. "Alemanes desde chiquitos",
nos dicen ahora desde las tapa de los diarios.
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Después de haber perdido 7 a 1, en casa, en una derrota tan humillante que
muchos se animan a señalar que supera el papelón del Maracanazo del '50
-vaya si nos habrán hablado de aquella "tragedia" y finalmente somos
contemporáneos de ésta-, ver cómo se terminaba la fiesta y el sueño frustrado
por segunda vez de ganar una Copa en casa, cuesta creer que los brasileños
hoy se vuelquen definitivamente por Alemania para el partido final del domingo
en el Maracaná. Porque (hasta hay que leerlo dos veces después de escribirlo
para constatar que es una información "confirmadísima") Argentina jugará en
este templo su tercera final con Alemania. Un hecho histórico, trascendental,
que con el paso del tiempo se agigantará. Jugar la final de un Mundial en el
Maracaná no es cosa de todos los días. Y menos si entre quienes lo van a ver
por televisión habrá millones de brasileños.
muchos se animan a señalar que supera el papelón del Maracanazo del '50
-vaya si nos habrán hablado de aquella "tragedia" y finalmente somos
contemporáneos de ésta-, ver cómo se terminaba la fiesta y el sueño frustrado
por segunda vez de ganar una Copa en casa, cuesta creer que los brasileños
hoy se vuelquen definitivamente por Alemania para el partido final del domingo
en el Maracaná. Porque (hasta hay que leerlo dos veces después de escribirlo
para constatar que es una información "confirmadísima") Argentina jugará en
este templo su tercera final con Alemania. Un hecho histórico, trascendental,
que con el paso del tiempo se agigantará. Jugar la final de un Mundial en el
Maracaná no es cosa de todos los días. Y menos si entre quienes lo van a ver
por televisión habrá millones de brasileños.
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El "Eu sou brasileiro, con muito orgulho, con muito amor" que escuchamos
hasta el hartazgo durante casi un mes, dio paso al hit del Mundial, el "Brasil
decime qué se siente, tener en casa a tu papá..." que en un primer momento
los anfitriones tomaban hasta con cierta simpatía. Pero todo cambió. El clima
no es el mismo. Hay bronca, malestar, desazón. Nadie en Brasil imaginaba
no estar en la final. Menos que los argentinos fuesen los protagonistas, 24 años
después de la última final frente a Alemania precisamente. "Si algo faltaba era
que Argentina jugara la final en el Maracaná", se resaltaba desde la tapa en el
diario popular "Expresso", mientras que el prestigioso deportivo "Lance" fue
contundente. "Alemania acabó con el sueño del hexa brasileño pero ante
el tri de los argentinos somos Alemanes desde chiquitos", con una foto de
Podolski y un niño indígena en Bahía.
hasta el hartazgo durante casi un mes, dio paso al hit del Mundial, el "Brasil
decime qué se siente, tener en casa a tu papá..." que en un primer momento
los anfitriones tomaban hasta con cierta simpatía. Pero todo cambió. El clima
no es el mismo. Hay bronca, malestar, desazón. Nadie en Brasil imaginaba
no estar en la final. Menos que los argentinos fuesen los protagonistas, 24 años
después de la última final frente a Alemania precisamente. "Si algo faltaba era
que Argentina jugara la final en el Maracaná", se resaltaba desde la tapa en el
diario popular "Expresso", mientras que el prestigioso deportivo "Lance" fue
contundente. "Alemania acabó con el sueño del hexa brasileño pero ante
el tri de los argentinos somos Alemanes desde chiquitos", con una foto de
Podolski y un niño indígena en Bahía.
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Brasil jugará el sábado, por el tercer puesto ante Holanda, en Brasilia. Un partido
que ya pocos quieren jugar. En cuanto a la final del domingo, oportunamente se
informó que los brasileños habían adquirido el 51 por ciento de los tickets puesto
s en venta por la FIFA. Luego aparecían los argentinos con un 8 por ciento y
varios países más. Se estima que muchos locales, entre ir a ver a la Alemania
que les propinó la histórica paliza, o a Argentina en el Maracaná, optarán por
hacerse mala sangre y sacar la entrada a la reventa. De hecho, ya se conocen
casos en los cuales se han pedido hasta 90 mil pesos por un ticket. Teniendo en
cuenta que para Argentina-Holanda se pagaron entre 1.500 y 2.500 dólares en
la reventa, no sería de extrañar que haya que multiplicar por tres o por cuatro
para la final. No obstante, miles y miles de argentinos comenzaron a arribar
a Río de Janeiro en las últimas horas. Desde San Pablo y Belo Horizonte, donde
había muchísimos argentinos, viajaron a Río para vivir la previa del histórico
partido. A ello debe sumársele la cantidad de compatriotas que llegarán en
estas horas en micros, autos, motorhomes, aviones, servicios aéreos privados
y todo aquello que sirva para estar cerca.
que ya pocos quieren jugar. En cuanto a la final del domingo, oportunamente se
informó que los brasileños habían adquirido el 51 por ciento de los tickets puesto
s en venta por la FIFA. Luego aparecían los argentinos con un 8 por ciento y
varios países más. Se estima que muchos locales, entre ir a ver a la Alemania
que les propinó la histórica paliza, o a Argentina en el Maracaná, optarán por
hacerse mala sangre y sacar la entrada a la reventa. De hecho, ya se conocen
casos en los cuales se han pedido hasta 90 mil pesos por un ticket. Teniendo en
cuenta que para Argentina-Holanda se pagaron entre 1.500 y 2.500 dólares en
la reventa, no sería de extrañar que haya que multiplicar por tres o por cuatro
para la final. No obstante, miles y miles de argentinos comenzaron a arribar
a Río de Janeiro en las últimas horas. Desde San Pablo y Belo Horizonte, donde
había muchísimos argentinos, viajaron a Río para vivir la previa del histórico
partido. A ello debe sumársele la cantidad de compatriotas que llegarán en
estas horas en micros, autos, motorhomes, aviones, servicios aéreos privados
y todo aquello que sirva para estar cerca.
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En el Sambódromo se habilitarán espacios para que acampen aquellos que así
lo deseen, o para estacionar allí camionetas o micros. Se indicó que no se va
a permitir que esos rodados se instalen en la costa de Copacabana o Leblón,
como sucedió en la primera parte del Mundial, cuando Argentina debutó ante
Bosnia en el Maracaná, y se registró una invasión de argentinos. "Este fin de
semana habrá más argentinos en Río de Janeiro que nunca antes en la historia",
admiten desde el Consulado argentino. Es de esperar que todo se desarrolle en
un clima de tranquilidad y no se produzcan incidentes en las calles. La mayor parte
de los argentinos arribará por vía terrestre el viernes. En cuanto a los aviones, se
indicó que habrá vuelos adicionales, aunque muchos precios son prohibitivos.
Habitualmente, un pasaje a Río cuesta 300 dólares y hoy 2.100. Un taxi aéreo
vale 8.000 dólares para seis personas. Habrá opciones para todos los bolsillos
y gustos.
lo deseen, o para estacionar allí camionetas o micros. Se indicó que no se va
a permitir que esos rodados se instalen en la costa de Copacabana o Leblón,
como sucedió en la primera parte del Mundial, cuando Argentina debutó ante
Bosnia en el Maracaná, y se registró una invasión de argentinos. "Este fin de
semana habrá más argentinos en Río de Janeiro que nunca antes en la historia",
admiten desde el Consulado argentino. Es de esperar que todo se desarrolle en
un clima de tranquilidad y no se produzcan incidentes en las calles. La mayor parte
de los argentinos arribará por vía terrestre el viernes. En cuanto a los aviones, se
indicó que habrá vuelos adicionales, aunque muchos precios son prohibitivos.
Habitualmente, un pasaje a Río cuesta 300 dólares y hoy 2.100. Un taxi aéreo
vale 8.000 dólares para seis personas. Habrá opciones para todos los bolsillos
y gustos.
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El Arena Corinthians, en San Pablo, fue una fiesta. También los holandeses le
pusieron color a la fiesta, asistiendo con pelucas, sombreros, capas, pintados,
disfrazados y "producidos". Siempre de buen humor, consumiendo cerveza
como si fuese agua, se sacaron infinidad de fotos con los argentinos. En
cambio, el panorama no era igual con los brasileños. Los nuestros enseguida
les recordaban los 7 de Alemania -con las manos, con carteles, con cánticos- y
ellos insistían con el pentacampeonato mundial. "Vamos a salir campeones, la
vuelta vamos a dar, todos de la cabeza, en el Maracaná" cantaban enloquecidos
los hinchas finalizado el partido, en las plateas, mientras la policía y la seguridad
le ponían mucho "esmero" a la orden de desalojar rápidamente el lugar. "Ahí están,
ahí están, los que perdieron 7 a 1 de local", les gritaban a los policías. Fueron 63.267
las personas presentes en el Estadio. Dos grandes arqueros estuvieron en el lugar y
pasaron por la sala de prensa: el paraguayo José Luis Chilavert y el mexicano Jorge
Campos. Sin embargo quien más revuelo causó fue el ex defensor multicampeón,
Roberto Carlos, quien se mostró dolorido por la derrota de su selección.
pusieron color a la fiesta, asistiendo con pelucas, sombreros, capas, pintados,
disfrazados y "producidos". Siempre de buen humor, consumiendo cerveza
como si fuese agua, se sacaron infinidad de fotos con los argentinos. En
cambio, el panorama no era igual con los brasileños. Los nuestros enseguida
les recordaban los 7 de Alemania -con las manos, con carteles, con cánticos- y
ellos insistían con el pentacampeonato mundial. "Vamos a salir campeones, la
vuelta vamos a dar, todos de la cabeza, en el Maracaná" cantaban enloquecidos
los hinchas finalizado el partido, en las plateas, mientras la policía y la seguridad
le ponían mucho "esmero" a la orden de desalojar rápidamente el lugar. "Ahí están,
ahí están, los que perdieron 7 a 1 de local", les gritaban a los policías. Fueron 63.267
las personas presentes en el Estadio. Dos grandes arqueros estuvieron en el lugar y
pasaron por la sala de prensa: el paraguayo José Luis Chilavert y el mexicano Jorge
Campos. Sin embargo quien más revuelo causó fue el ex defensor multicampeón,
Roberto Carlos, quien se mostró dolorido por la derrota de su selección.
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Un partido con varios papas. Vimos a varios "Francisco" asistiendo al partido
entre Argentina y Holanda. Obviamente fueron atracción a la hora de la foto
para el recuerdo. También en distintas banderas se leían frases alusivas a
l "Papa argentino". El suplemento deportivo Ataque, del diario O Dia publicó
un fotomontaje en su portada con las fotos del papa Francisco, y su antecesor,
el alemán Benedicto XVI frente a la Copa del Mundo, preguntándose "¿Para
quién va a ser?". Mientras tanto, se confirmó que será Dilma Rousseff, presidenta
de Brasil y Joseph Blatter, los encargados de entregar la Copa el domingo. Habrá
un show previo espectacular con las actuaciones de Shakira -tercer Mundial
consecutivo para ella- y Santana entre otros. Además, asistirán más de 20
presidentes, entre ellos el ruso Vladimir Putin, por lo cual se instrumentará
un espectacular operativo de seguridad que incluirá el cierre del espacio
aéreo en Río de Janeiro entre las 14 y las 19
entre Argentina y Holanda. Obviamente fueron atracción a la hora de la foto
para el recuerdo. También en distintas banderas se leían frases alusivas a
l "Papa argentino". El suplemento deportivo Ataque, del diario O Dia publicó
un fotomontaje en su portada con las fotos del papa Francisco, y su antecesor,
el alemán Benedicto XVI frente a la Copa del Mundo, preguntándose "¿Para
quién va a ser?". Mientras tanto, se confirmó que será Dilma Rousseff, presidenta
de Brasil y Joseph Blatter, los encargados de entregar la Copa el domingo. Habrá
un show previo espectacular con las actuaciones de Shakira -tercer Mundial
consecutivo para ella- y Santana entre otros. Además, asistirán más de 20
presidentes, entre ellos el ruso Vladimir Putin, por lo cual se instrumentará
un espectacular operativo de seguridad que incluirá el cierre del espacio
aéreo en Río de Janeiro entre las 14 y las 19
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