* José Luis Jacobo
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Es indiscutible que la muerte nos acecha desde el mismo instante en que llegamos al mundo. También que el fin de la vida está culturalmente asociado a la vejez, a la edad adulta, luego de “haber vivido”. Quizá por ello es que las muertes de los jóvenes son tan impactantes. No obstante, hay episodios que turban de un modo particular, y son los que tienen que ver con los crímenes que comete a diario un universo delictual que aterroriza a la población. Mar del Plata se ha visto sacudida por distintas acciones criminales en este sentido, la última de ellas, extendidamente descripta, es la que se llevó la vida de Franco López Castro, de 16 años. De la que nadie dio cuenta salvo este medio y la emisora 99.9 es de la muerte de Brian Haik, asesinado por un integrante de una de las bandas que se disputan el poder territorial en el barrio Libertad.
No hubo titulares de tapa para Brian; su asesinato está rodeado por el silencio mediático penoso. Brian Haik, de 18 años, transitaba por su barrio, Libertad, junto a su novia, cuando quedó en medio del tiroteo que generaban dos grupos rivales. No les bastó con dispararle: ante la mirada desesperada de la chica, lo remataron a quemarropa. El relato de su madre, Silvana Lescano, da escalofríos: el barrio sabe, sostiene, quién cometió el crimen. Todas las miradas convergen en los Ordóñez, una de las bandas criminales que disputan poder allí. Una vecina del barrio, Roxana Gallardo, se encargó de las precisiones: “el que lo ejecutó a Brian es el “Conejo” Ordóñez”; su tío, conocido como “El Chavo” Ordóñez, maneja la droga y se desplaza por todo el barrio en una Ford Ecosport negra en la que transporta la droga que también suele guardar a pocas cuadras, en casa de un pariente político”. El grado de criminalidad y su vinculación con la droga es un toque de atención. Había droga y está vinculado a la droga el asesino de Franco Castro López, Maximiliano Corredera Leggato, quien trafica y hasta cumplía con el precepto del ministro de la Corte Eugenio Zaffaroni de tener una plantita de marihuana en su hogar.Esta semana se produjo la detención de Oscar “El Chavo” Ordóñez, y de Jonathan Pellizotti, quienes se desplazaban en la Ecosport citada por la vecina con más de dos kilos de cocaína, y dinero -producto de la venta de droga y celulares- a bordo. Si bien no se sustrajeron armas, los datos de los vecinos indican que esta banda posee automáticas y chalecos anti balas de generación más moderna que los de la propia policía. En este contexto, la falta de sensibilidad de los funcionarios, en cabeza del propio Intendente, es un trago amargo. Ya es un hecho que los $13.800.000 que la Nación envió para el plan de seguridad han desparecido en el medio de una administración que ha desquiciado las cuentas públicas, como es dable observar en los estados de cuenta publicados esta semana. Entes que cierran con deuda, presupuestos no ejecutados, fondos disponibles sin aplicar –lo que incluye 11.000 luminarias fuera de servicio-, aportes a las asociaciones barriales impagos, es decir, cuestiones básicas de seguridad con las que la comuna no cumple, contribuyendo así a la impunidad criminal. La falta de convicción política para enfrentar esta cuestión de delicada factura se cobra más vidas de las que la sociedad toma nota, dado que mucho de lo que ocurre se da en universos desconocidos
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