Análisis político // por Gerardo Gómez Muñoz
para el Diario La Capital de Mar del Plata
Está fresco el nuevo informe de la Dirección de Economía
del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Pesca..., que revela
cifras realmente positivas para la actividad pesquera de
nuestro país contrariamente a los números de muchos
otros de la actividad económica. Es ineludible, por tanto,
la pregunta ¿por qué, entonces, los trabajadores y algunos
empresarios pesqueros -no todos- están atravesando desde
hace varios años una crisis devastadora que compromete la
estabilidad económica marplatense y el Gobierno nacional
parece no entenderlo? No es que no escuche. Hubo
delegaciones de trabajadores con la CGT incluida, de
empresarios, de autoridades, del gobierno municipal
que expusieron varias veces ante el ministro de Trabajo,
el de Pesca y hasta el titular de la AFIP. Los capitalistas
del negocio embistieron tozudamente con el sonsonete
cansador del tipo de cambio que atentaría contra una
barrera inamovible por decisión que de hecho es una
política de estado asumida por el actual gobierno. Se
habló también -y hubo respuestas prometedoras y no
soluciones- de subsidios como el del combustible,
principal insumo de los barcos, pero el remedio efectivo
no se concretó o al menos ha sido insuficiente. A todas
luces la crisis sigue avanzando y deja a su paso tendales
de trabajadores de la industria, de la estiba, de los barcos
y de los insumos indispensables. Hasta los empresarios
están siendo arrasados, salvo los poderosos que siempre
se han salvado como ahora también. Cuando se conocen
las impresionantes cifras que se dan a conocer oficialmente
no se entiende nada, pero cuando se indaga, se conoce y
se analiza el escenario -como se verá líneas adelante-, se
entenderá tan claramente y lo que no se comprenderá va
a ser la ceguera del Gobierno y de sus funcionarios que
no entienden que las únicas víctimas indefensas son
una vez más los trabajadores.
Los datos emanados de la insoslayable fuente oficia
l son contundentes: hay pesca y abundante, pero para
unos pocos. Por segundo año consecutivo hay
exportación record en la pesca. Relevado el primer
semestre del año en curso se ha exportado por
778.841.000 de dólares, un 4 por ciento más que
el año pasado. En cuanto a tonelajes, en 2013 se
exportaron 277.389 toneladas y en el reciente semestre
el volumen fue de 285.608 toneladas. Es decir que el
aumento no fue debido a mejores precios sino al
incremento de las ventas. También es preciso
subrayar para los quejosos que en 2007 la exportación
sumó 1.114.622.000 dólares y en 2013 se vendió por
1.501.892.000 dólares, casi un 35 por ciento más.
¿Cómo se entiende esto?
El desprevenido cuando compara estos números brindados
con lo que se observa en el puerto marplatense y en los
establecimientos pesqueros no sabe para dónde tomar.
Lo peligroso es que algunos casi siempre bien intencionados
porque son parte del drama de la desocupación, que
se prolonga en el tiempo y otros no tan bien intencionados
porque subyace en ellos la intención del crecimiento
político propio y de sus conmilitones, empiezan a
vislumbrar la violencia como solución a esta verdadera
violencia iniciadora de todos los desastres.
Los barcos que no salen al mar, los estibadores que
se amontonan taciturnos en los conciliábulos diarios
del puerto y de sus alrededores, las fábricas inactivas,
los proveedores desolados por que aliviaban sus cuentas
con la carga de alimentos y de otros insumos para la diaria
de los embarcados, los talleres silenciados, nada tienen
que ver con esos números optimistas que provienen de
las estadísticas ciertas e inapelables. Pero no hay
mayor misterio, simplemente, existe gente que tiene
mucho poder económico y de éste surgen alternativas
como son "los fresqueros". Estos pescan en alta mar y
en el propio barco faenan y el pescado es preparado
para la exportación. De tal modo la actividad en tierra,
en el puerto marplatense, es gambeteada, así se explica
simple pero cruelmente a la vez, la desocupación que aumenta día
a día y acumula angustia que se va inexorablement
e trocando en bronca inflamable, como temen muchos conocedores del
puerto y de su gente.
¿El Gobierno nacional no atiende?
Esa sensación, la de que el Gobierno nacional no atiende, surge
primariamente en la comunidad portuense pero se extiende ya
a los más diversos sectores de la actividad de toda Mar del Plata.
Es evidente que la presidenta Cristina centra sus esfuerzos en
preservar las fuentes de trabajo y es ingente la asistencia a sectores
empresarios e industriales para que no decaiga la actividad y no
haya despidos y suspensiones. Ante tanta solícita sensibilidad,
que está en los genes de su formación peronista, es imposible
pensar que las políticas oficiales se conformen con el aumento
de las exportaciones en la pesca al mismo tiempo que caen de
a miles los puestos de trabajo. Para colmo la bonanza de las
exportaciones pesqueras ni siquiera llega al grueso de los
empresarios, sólo algunos de los grandes representantes de
"los congeladores" y con actividad muy reducida se salvan,
pero dejan legiones sin embarcar, la gran mayoría de los
estibadores no llegan a trabajar una semana, las fábricas
en su mayoría paradas, etc. Una dirigencia sindical que
representa en los distintos gremios ya no tiene cómo
convencer a su gente que aguante en una espera contra
toda esperanza. Muchos temen ser desbordados en
cualquier momento y ojo que hay atizadores prestos a
iniciar cualquier aventura que si aquí escasean van a ser
traídos de afuera, por eso hay quienes conociendo los atajos
que tientan a los desesperados y los desatinos con los que
especulan algunos, están dispuerstos a convocar como en otras
ocasiones a salir en defensa de la pesca uno de los soportes sociales
y económicos por antonomasia, de Mar del Plata...
Y todavía se está a tiempo...
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