sábado, 27 de abril de 2019

LA IGLESIA EN LA RIOJA BEATIFICO AL OBISPO ENRIQUE ANGELELLI Y A OTROS TRES MARTIRES


La Iglesia beatificó este sábado en La Rioja,
 en un hecho histórico, a cuatro víctimas de
 la dictadura militar; entre ellos el obispo Enrique
 Angelelli, en una ceremonia al aire libre que 
encabezó un enviado especial del papa Francisco, 
quien los declaró “mártires” por haber sido 
asesinados.
“Fueron asesinados en 1976, durante la dictadura
 militar, marcado por un clima político y social 
incandescente, que también tenía claros rasgos
 de persecución religiosa. Fueron asesinados
 debido a su diligente actividad de promoción de
 la justicia cristiana”, dijo el cardenal italiano Angelo
 Becciu, en la homilía de la misa de beatificación
 frente a una multitud de peregrinos en el Parque 
de la Ciudad, en una mañana soleada.
El prefecto de la Congregación de las Causas de
 los Santos expresó que Angelelli, los sacerdotes
 Carlos Murias y Gabriel Longueville y el laico
 catequista Wenceslao Pedernera desarrollaban
 su acción pastoral “atenta a la promoción de los
 estratos más débiles, a la defensa de su dignidad
 y a la formación de las conciencias, en el marco 
de la Doctrina Social de la Iglesia, para intentar 
ofrecer soluciones a los múltiples problemas sociales”.
Después de la lectura de la biografía de los 4 mártires,
 se dio paso al rito en latín de la beatificación aprobada
 por el Vaticano en 2018, al probarse que el asesinato
 de los cuatro “por odio a la fe” constituyó un martirio.
“Viva los mártires riojanos”, se celebró desde el
 escenario que ofició de altar en el predio rodeado
 de cerros, bajo una lluvia de aplausos de los 
asistentes, cuando se descubrió una gigantografía
 con la foto de los cuatro, tras la lectura de la carta 
apostólica del Papa que los declaró beatos.
“Uno cuando se consagra a la vida religiosa o 
sacerdotal es como dar la vida. A veces te la quitan
 como a estos mártires pero ellos, sobre todo Angelelli,
 nos dejan la enseñanza y el ejemplo de servir al
 pobre y al que más necesita”, dijo a Télam Cecilia
 Lamas, monja de una parroquia del partido
 bonaerense de La Matanza, que llegó a la
 celebración con un grupo de 120 personas.
Al final de la ceremonia, que se extendió por poco
 más de dos horas e incluyó una parte de la misa
 leída en francés por el país de origen de Longueville,
 habló Arturo Pinto, el ex sacerdote que acompañaba
 a Angelelli, conocido como “el pelado”, en el auto
 cuando se provocó el accidente que terminó con
 su muerte el 4 de agosto de 1976.
“Era tozudo, difícil, bravo. No se bajó, lo bajaron 
de mala manera. Pero estamos nosotros para seguir
 la huella y luchar por la justicia que es lo que nos
 pediría hoy”, dijo Pinto que ahora vive en Formosa
 junto a su esposa, y aquella jornada quedó dentro 
del vehículo inconsciente.
El obispo de La Rioja, Dante Braida, aseguró
 a la prensa local que “muchas delegaciones se
 tuvieron que bajar a último momento porque no 
podía pagar el transporte”, y Defensa Civil precisó
 a Télam que 9.000 personas asistieron sentadas a
 la beatificación, aunque muchas otras circulaban
 por los alrededores y las calles adyacentes.
Una gigantesca cruz con reliquias de los cuatro 
mártires destacaba junto al escenario, separado
 por una valla de las autoridades ubicadas en la
 primera fila, entre ellas la vicepresidenta
 Gabriela Michetti; el secretario de Culto, Alfredo
 Abriani; y los gobernadores de La Rioja, Sergio
 Casas; de Catamarca, Lucia Corpacci; de Córdoba, 
Juan José Schiaretti; de Salta,Juan Manuel Urtubey;
 y el presidente del Partido Justicialista nacional
 José Luis Gioja.
La misa fue presidida por Becciu y concelebrada
 por el nuncio apostólico en Argentina, León Kalenga
 Badikebele, y unos 40 obispos de distintas diócesis
 del país; entre ellos el titular de la Conferencia
 Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea; el
 cardenal primado de la Argentina, arzobispo de
 Buenos Aires, Mario Poli; y el obispo emérito de 
Tucumán, cardenal Héctor Héctor Villalba.
Angelelli murió en medio de un accidente provocado
 por la encerrona que le hicieron en un tramo de la ruta,
 a pocos kilómetros de Chamical, de donde venía tras
 haber participado del velorio de Murias y Longeville, 
torturados y fusilados tras ser llevados por hombres
 uniformados a la base aérea de esa ciudad
 el 18 de julio de 1976.
El sanluiseño Pedernera, quien integró el
 movimiento rural de la Acción Católica, estaba
 casado y tenía tres hijas, fue acribillado en Chilecito
 el 24 de julio por un grupo de hombres delante de
 su familia.







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