martes, 3 de agosto de 2010

TODO ES SILENCIO Y EVASIVAS ANTE UN DELITO GRAVE QUE SE REITERA

* José Mauro
http://www.lacapitalmdp.com/

Desde hace un tiempo en forma esporádica pero últimamente de manera más frecuente, en Mar del Plata se suceden incendios de colectivos de línea. El de este lunes a la noche mereció la siguiente reflexión de parte del secretario general de la UTA marplatense Daniel Domínguez: "El coche estaba en la terminal y alguien lo sacó y en esa intersección (con referencia al cruce de Soler y ruta 88) lo prendieron fuego". Agregó Domínguez que en los últimos días cuatro unidades fueron incendiadas, previo asalto o amedrentamiento al chofer. ¿Qué está pasando? Cuando se busca indagar a fondo en este tema, los protagonistas (choferes, dueños de los micros, incluso policías e investigadores), bajan la voz y se alejan o responden con generalidades. Nadie parece saber nada fuera de las obviedades que se dicen ante micrófonos y cámaras. Después, el olvido.Raro método éste de los incendios, porque los trabajadores no suelen atentar contra el medio de producción. El obrero puede hacer mil paros y medidas contra el patrón, pero jamás destruye su herramienta de trabajo. El obrero ama lo que hace, porque sabe que con sus manos está produciendo un bien. Quizás suceda que en los gremios de servicios (el transporte en este caso) esta conciencia de clase no esté tan arraigada. Quizás. ¿Ajuste de viejas cuentas entre gremialistas? ¿Conflictos mal resueltos entre choferes y patrones? ¿Advertencias, amedrentamientos? Lo que sea, todo parece indicar que en el ambiente del transporte público marplatense hay gente pesada, acostumbrada a saldar entuertos de esta manera, más cercana a la metodología mafiosa que a ninguna otra. Los dichos de Domínguez dejan entrever que los autores del último incendio obraron con conocimiento del terreno y con cierto esmero organizativo: fueron a buscar el colectivo a la terminal y se lo llevaron para cometer el ilícito. Al comentar un hecho similar anterior, una alta fuente policial interpretó que "esto no tiene características de robo". -Y entonces ¿qué es? -se le repreguntó. Nada más se encogió de hombros y guardó silencio.Lo concreto es que nunca hubo un detenido, ni siquiera personas identificadas o buscadas. Tampoco nunca se supo si estas investigaciones concluyeron con algún resultado. Al declarar, denunciantes y testigos parece que nada saben, nada vieron, nada escucharon. O los datos que aportan son lo suficientemente confusos como para que resulte imposible progresar demasiado en el esclarecimiento. ¿Alguna vez se hizo peritaje de las unidades incendiadas? Y si se hizo, ¿puede ser que jamás haya surgido la más mínima pista?Son demasiadas evidencias de que algo funciona mal allí adentro aunque lo peor parece ser que a nadie le importa. Algo así como "mejor no saber nada, mejor no decir nada, mejor no informar nada". Así, todo queda entre quienes se manejan con esos códigos. No importa que ellos sean una minoría y que del otro lado esté la inmensa mayoría de los marplatenses -cientos de miles-, obligados a seguir conviviendo todos los días con un puñado de delincuentes y rezando para que no les toque ser víctimas de alguno de los delitos que cometen.

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