domingo, 12 de diciembre de 2010

LA DISCRIMINACION, SEGUN ZAFFARONI

Por Franco Mizrahi para
el Diario Tiempo Argentino

El juez de la Corte Suprema consideró lamentables las declaraciones del ingeniero Macri sobre la inmigración. Afirmó que comparar la situación de los barrios precarios con las favelas es directamente falaz y aclaró que no se pueden copiar los peores ejemplos del resurgimiento racista europeo.
Luego de los hechos sucedidos en el Parque Indoamericano de Villa Soldati y las declaraciones xenófobas que suscitaron, Tiempo Argentino se contactó con Raúl Eugenio Zaffaroni, ministro de la Corte Suprema de Justicia, docente universitario y autor de varios libros (entre ellos El enemigo en el derecho penal), para conversar sobre la discriminación desde el poder punitivo del Estado y su vinculación con la realidad social del país.
–¿La discriminación en el ejercicio del poder punitivo es una constante?
–El poder punitivo siempre es selectivo, por eso ninguna cárcel del mundo está llena de poderosos, salvo los raros casos en que alguno choca con otro poderoso, pierde y se le retira la cobertura de impunidad. La discriminación es el prejuicio que puede servir de base para la construcción de cualquier “enemigo”. Si la cosa avanza, se lo convierte en chivo expiatorio, se lo sindica como autor o responsable de todos los males, y ese es el inicio del camino hacia el genocidio. El poder punitivo mismo es el que lo ejecuta. Así ha sido en todos los genocidios del siglo pasado. Se trata de una progresión que, por fortuna, en la inmensa mayoría de los casos se interrumpe. Pero eso no debe ser consuelo, porque en algunas funciona hasta el final y en el siglo XX ha costado la vida a, por lo menos, uno de cada 50 habitantes de este planeta: los muertos por masacres estatales son entre unos 100 y unos 150 millones. Las guerras alcanzaron menos de la mitad de esa cifra.
–A partir de los sucesos de Soldati, el jefe de gobierno Mauricio Macri brindó una conferencia de prensa en que afirmó que esos hechos fueron consecuencia de una “inmigración descontrolada y un avance de la delincuencia y el narcotráfico”. ¿Qué opina de esta frase?
–No abro juicio sobre lo acontecido en Soldati ni sobre las responsabilidades penales y políticas al respecto. No conozco directamente la situación y sería un irresponsable si hiciese cualquier comentario. Lo que puedo afirmar es que las declaraciones del ingeniero Macri me parecen, por lo menos, lamentables.
–¿En las cárceles argentinas, hay mayoría de extranjeros?
–Es mentira que haya sobrerrepresentación de extranjeros en nuestras cárceles y en el número de condenados y, menos aún, de bolivianos. Los delincuentes son nuestros, bien nuestros, no lo dude nadie. El porcentaje de extranjeros que tenemos en el país no aumenta, sino que decrece, viene bajando.
–¿Una villa de la argentina es comparable a una favela?
–La pretensión de comparar nuestros barrios precarios con el problema de las favelas cariocas es directamente falaz, o responde a la ignorancia de la realidad de Río de Janeiro, o es descarada y dolosa. Basta mirar el plano de la ciudad de Río de Janeiro para darse cuenta de que la cuestión es diferente: las favelas están en los morros y, por tanto, en toda la ciudad. Bajando de los morros están los barrios residenciales. ¿Tenemos una favela cruzando la Avenida Quintana? Por favor, miren el mapa solamente. Sin contar con otros datos, y sin contar con el problema de la propia policía de Río, bien diferente de nuestra Policía Federal, ¿de qué estamos hablando? Además, Lula no militarizó la seguridad, ni mucho menos. Se trata de una intervención puntual detrás de la cual hay un plan de urbanización de barrios precarios extensísimos, de una magnitud que no se compara con la nuestra. Lo que el ingeniero Macri propone es violar la ley que tanto nos costó y que devuelve dignidad a nuestras Fuerzas Armadas. Los soldados sirven para la defensa nacional y tienen una misión salvadora en este siglo amenazado por catástrofes ecológicas, y no para los intereses políticos coyunturales de nadie.
–Más de uno desearía copiar la política inmigratoria xenófoba que rige en algunos países de Europa…
–No podemos copiar los peores ejemplos de resurgimiento racista europeo. “Vote a Fulano para no tener un extracomunitario debajo de su ventana”: este es el peor ejemplo de propaganda política racista europea de los últimos años. ¿Eso queremos en nuestro país? ¿Eso esperamos de nuestra política? ¿Semejantes bajezas? Eso es la vuelta a lo Völkisch (el nacionalismo racial que dio origen al nazismo), a lo peor de la degradación política, a la pérdida total de ética: ensañarse con el más débil, con el más vulnerable, con el que no tiene cómo defenderse y propugnar su estigmatización e incitar la violencia contra él.

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