lunes, 23 de septiembre de 2013

HACE CUARENTA AÑOS ERA ELECTO POR TERCERA VEZ PRESIDENTE EL TTE.GRAL. JUAN DOMINGO PERON

María Estela Martínez de Perón - Juan Domingo Perón
Los argentinos de comienzos de los años Setenta vivían en un país donde la inestabilidad política y económica asediaban a la sociedad que veía cómo la violencia iba pasando de las palabras a los hechos. Cada día se cerraba con un balance de atentados o de secuestros, cuando no algún asesinato.

Para principios de los Setenta, el proceso de la Revolución Argentina venía decayendo.  Ese tramo que había comenzado con la destitución de Arturo Illia tuvo como característica la represión de una juventud que tenía un caudal intelectual como pocas generaciones. La llamada “Noche de los Bastones Largos” es un ícono acabado que perfila de qué manera molestaba a los militares la libertad de pensamiento.

Años de efervescencia social que tendrán en el Mayo Francés, la Primavera de Praga o la toma de la Universidad de México las representaciones más claras de un pensamiento de izquierda realmente progresista y de marcado tono social. En todas partes estos movimientos fueron aplastados por la fuerza de las armas.

La Argentina no fue la excepción en ninguna de estas dos realidades. El “Cordobazo” fue quizás una repercusión criolla de eso que estaba pasando en el mundo.

Puertas adentro, entre los militares se sucederían golpes de palacio y el General Marcelo Levinston reemplazaría a Onganía, para ser luego removido por otro camarada, el General Alejandro Agustín Lanusse.

La breve gestión de Lanusse preanunció el tiempo nuevo que se abría; se permitió nuevamente la actividad política y se generó una “Entente” para alimentar el continuismo a través del Gran Acuerdo Nacional que postulaba a Francisco Manrique como candidato.

Pero la juventud estaba pensando en otra cosa, especialmente los cuadros de la JP que pintaban en las calles “Luche y vuelve” en referencia al ansiado retorno de Juan Domingo Perón desde el exilio. Otros grupos más radicalizados comenzaron a pintar “La Patria Socialista” y consignas que tenían que ver con la “liberación nacional”. También había quienes ya pintaban “Liberación o Muerte”; “Patria Socialista o Muerte”, sin que muchos advirtieran cuán proféticas resultarían aquellas palabras.

Ante la presión de la juventud por la vuelta de Perón, el General Lanusse pronunció aquella célebre frase: “…no voy a admitir que corran más a ningún argentino diciendo que Perón no viene porque no puede. Permitiré que digan: porque no quiere; pero en mi fuero íntimo diré: porque no le da el cuero para venir”. Y a Perón le dio el cuero y el 17 de noviembre a las 11.20 horas, el DC-8 de Alitalia aterrizó en suelo argentino.

Hacia las elecciones

Instalado Perón en la casa de Gaspar Campos, se sucedieron las visitas de políticos; la más recordada la del dirigente radical Ricardo Balbín, el 19 de noviembre de ese año, dos días después del regreso de Perón que concluyó con "el abrazo de la unión nacional", como se llamó al saludo entre ambos. Una viruta de aquel suceso es el otro nombre que se dio al encuentro como "el salto de la tapia", porque debido a la cantidad de personas frente a la residencia de Perón, Balbín ingresó por los fondos, trepándose por una pared.

Héctor J. Cámpora Presidente

La presidencia de Cámpora fue nada más que un interregno para preparar el terreno al regreso a la presidencia de Perón. El día de la asunción de Cámpora, aquel 25 de Mayo de 1973, la presencia de Salvador Allende y Octavio Dorticós, Presidente de Chile y de Cuba respectivamente, marcaban el rumbo ideológico del flamante gobierno.

Afuera, la Casa Rosada exhibía pintadas que decían “Casa Montonera” mientras jóvenes encapuchados cantaban consignas como: “Qué lindo, qué lindo/Qué lindo que va a ser/El hospital de niños/En el Sheraton Hotel....”

La jornada terminaría con la firma de un decreto que abrió las puertas a los llamados presos políticos, algunos convictos por secuestro y asesinato. atentados con explosivos, toma de comisarías y pueblos, etc.. Ese gobierno duró sólo 49 días.

La fórmula Perón – Perón

Será quizás uno de los interrogantes que la historia pueda algún día resolver, pero desde la lógica resulta todavía incomprensible dar razón de porqué Perón eligió como compañera de fórmula a María Estela Martínez, su mujer; el ser más incapaz que dio la naturaleza.

El 23 de Setiembre de 1973, la fórmula matrimonial obtuvo un rotundo triunfo con  siete millones y medio de votos, derrotando por amplio margen a los candidatos radicales Ricardo Balbín- Fernando de la Rúa. La magnitud de aquel triunfo se notó en los lejanos porcentajes que obtuvieron los demás contendientes: El FREJULI obtuvo 7.359.252 votos (61.85%); la U.C.R., 2.905.719 (24,42%); y la Alianza Popular Federalista, con Manrique-Martínez Raynomda, 1.450.998 (12,19%).

Apenas calmados los vítores, un crimen político advertía sobre los tiempos que se avecinaban: José Ignacio Rucci, el hombre que sostenía el paraguas de Perón el día del histórico retorno caía asesinado bajo las balas de Montoneros.

Para Perón, ese asesinato le mostraba que no podría ser la prenda de paz que muchos esperaban. Se dice que llamó ese día a Arturo Frondizi y con  profunda preocupación le dijo: “¿Qué puedo hacer respecto de la violencia?” Para advertirse a sí mismo: “Podría acabar con ella si me convirtiera en un dictador, pero estoy demasiado viejo para ser un dictador”. Aquellos muchachos que habían luchado para que volviera le pasaban la primera factura.

Lo que siguió es historia más o menos conocida, pero si una evaluación se puede hacer de ese complejo momento es que el retorno de Perón fue más que nada una ilusión para la mayoría de los argentinos. Para esa juventud era la oportunidad de tocar el mito.

Un espejismo histórico que terminó abruptamente ese emblemático 1 de Mayo de 1974 cuando mientras Perón vociferaba  “imberbes y estúpidos” las columnas de Montoneros y la Juventud Peronista se retiraban al canto de: “Aserrín, aserrán, es el pueblo el que se va!.

Perón fallecería apenas dos meses más tarde dejando abiertas heridas que todavía hoy no se pueden cerrar.-

Por: Ernesto Bisceglia
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