Escribe Adrian Freijo
Jorge Salvador era uno de esos hombres a los que se los quiere por lo que representan; ninguna importancia podía tener el como fuese en su vida, lo que pensase como persona o las ideas que defendiesen.
Había logrado algo que no es fácil de conseguir ni siquiera para los que viven buscándolo: JORGITO ERA UNA MARCA REGISTRADA.
Imposible imaginarlo fuera de su esquina de 11 de setiembre, de su Parrilla JORGITO.
Difícil recordarlo diciendo alguna otra frase que aquél "pata o pechuga" que su voz quebradiza repetía una y mil veces aunque siempre pareciese la primera.
¿ Cómo pensarlo de otra manera que no fuese corriendo por el salón, de mesa en mesa, entregándose como si cada comensal fuese el primero y el último?.
Muchas generaciones de marplatenses pasamos por el lugar. Algunos como yo con la insistencia del que termina haciendo del "vamos a Jorgito" algo tan natural como el "vamos a casa".
Me senté en su mesa por primera vez a los 16 años en el contexto de una salida adolescente de un grupo de alumnos del Colegio Don Bosco. Y adaptamos el lugar; un lugar en el que el bullicio adolescente no molestaba y en el que nos sentíamos cómodos para bromear, discutir...jugar a que eramos grandes.
Y ya no me levanté, y ya no dejé de ir.
Pisando los sesenta sigo acercándome al menos dos veces por seman, siento que si no me acomodo en una de esas mesas con historia (que es MI historia) me falta algo casi tan importante como mi cédula de identidad.
Sé que ahora me va a costar...Jorgito se fué.
Y aunque en los últimos años ya había dejado de atender el lugar siempre existía la posibilidad de encontrarlo o preguntar a su hijo o a su nieto -tan herederos del derecho "jorgelitano" como él lo había sido de su padre- como andaba aquél amigo que tan exageradamente bien hablaba de mi.
Aunque siempre me picara con aquello de "a pesar de ser peronista Freijo es un gran tipo"....
Se fué un cacho de Mar del Plata, un cacho grande.
Pero al escribir estas líneas me estoy dando cuenta que también se fué un pedazo importante de mi propia vida.
Y un amigo...un querido amigo al que voy a extrañar cuando mañana mismo vuelva a sentarme en la parrilla, ver como los que le siguen continúan la tradición y percibir -seguramente con mucha nitidez- su presencia en el lugar.
"Pata o pechuga"....LO QUE USTED QUIERA MAESTRO, la próxima la comemos juntos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario